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Diputados convirtió en ley el cambio de sede para pagarle a los bonistas que entraron al canje

Tras una maratónica sesión, donde no faltaron cruces, chicanas e insultos, el oficialismo y aliados consiguieron sancionar la norma con 134 votos a favor
11/09/2014 - 10:00hs
Diputados convirtió en ley el cambio de sede para pagarle a los bonistas que entraron al canje

Pasadas las 5.30 de este jueves, tras más de 15 horas de una áspera discusión, el Gobierno consiguió aprobar en Diputados la ley que reabre el canje de la deuda y cambia el lugar de pago, con la intención de eludir el fallo en contra de la Argentina del juez de Nueva York, Thomas Griesa.

Como se esperaba, el kirchnerismo consiguió el apoyo de aliados para sancionar la norma. Se impuso con 134 votos a favor sobre 99 en contra y 5 abstenciones.

Esos números cerraron una jornada de duros cruces entre legisladores oficialistas y de la oposición.

La sesión especial comenzó pasado el mediodía del miércoles cuando el kirchnerismo obtuvo quórum sin inconvenientes, al reunir 138 diputados (siete más de los necesarios), sumando a su tropa y a sus aliados habituales el inesperado aporte de Facundo Moyano, una de las más recientes incorporaciones del massismo.

Otros opositores que dieron apoyo desde el arranque fueron el radical Eduardo Santín, delfín del radical Leopoldo Moreau, los tres neuquinos del MPN (dos de los cuales juegan en contra del gobernador Jorge Sapag), la piquetera Ramona Pucheta, ex aliada de Raúl Castells y la fueguina Graciela Boyadjian (MOPOF).

En tanto, se opusieron la UCR, el Frente Renovador, el PRO, el socialismo, Suma + UNEN y el GEN, mientras que las abstenciones fueron de Proyecto Sur, Libres del Sur y Unidad Popular.

La Coalición Cívica de Elisa Carrió estuvo ausente durante la votación.

En la votación artículo por artículo, el Frente Renovador, el PRO y Unidad Popular acompañaron el punto que propone la creación de una comisión bicameral investigadora de la deuda pública desde la dictadura en adelante.La oposición criticó la dicotomía "patria o buitres" a la que recurría el discurso oficialista.

Todos los bloques cuestionaron el fallo de Griesa y a los fondos buitre, pero coincidieron en que el proyecto oficial podría generar nuevos litigios y agravará el problema.

"En el contrato con los bonistas se establece que el agente fiduciario esté radicado en Manhattan o Columbia, lo que no sucede con Nación Fideicomisos, que tampoco reúne el capital mínimo de 50 millones de dólares que se le exige", advirtió el radical, Enrique Vaquié. "A diciembre pasado, el Nación sólo tenía un capital de 14 millones", apuntó.

En esta misma línea, el ex ministro de Economía ahora opositor desde Suma+, Martín Lousteau, alertó que la remoción del Banco de Nueva York como agente fiduciario "podría detonar un nuevo default por decisión de este Congreso", ya que los bonistas reestructurados no podrán cobrar sus acreencias. "El Nación Fideicomisos no cumple con las condiciones contractuales", explicó.

Las posturas más alejadas a la propuesta del Gobierno las encarnaron, por derecha, el macrismo, y por izquierda, Unidad Popular y el FIT.

El PRO fue el único que sostuvo que había que cumplir con el fallo de la justicia estadounidense. "Lo que el país tiene que hacer es acatar la sentencia y quedar liberado de Griesa", afirmó Pablo Tonelli, y argumentó que eso no significaba pagar ahora, sino a partir del 1º de enero, cuando no se aplicará la cláusula RUFO.

En tanto, el FIT y el bloque de Claudio Lozano denunciaron la ilegalidad de la deuda. Néstor Pitrola y el resto de los trotskistas pidieron suspender los pagos. Lozano planteó que era el momento de "forzar" el cambio de jurisdicción y declarar la inconstitucionalidad de la prórroga de la jurisdicción.

El debate fue abierto por el presidente de la Comisión de Presupuesto, Roberto Feletti , quien pidió que haya "un voto masivo" para este proyecto de pago soberano "para preservar el proceso de reestructuración de la deuda realizado en el 2005 y 2010" y señaló que el endeudamiento que sufrió el país "fue un condicionante de la democracia".

Feletti recordó que las reestructuraciones realizadas desde la restauración democrática generaron "un mayor endeudamiento" y terminaron siendo "un condicionante delas políticas públicas". Apuntó además que "no hay duda ninguna que este proceso de reestructuración de deuda soberana permitió que ingresen el 92% de los bonistas" y que "liberó al Estado de la cadena de la deuda".

Al cerrar la discusión, la presidenta del bloque kirchnerista, Juliana Di Tullio, dijo no "entender a la oposición" y arremetió: "Ustedes dicen que el fallo del juez (de Nueva York Thomas) Griesa es producto de errores nuestros, eso lo dicen ustedes solos, no lo dice nadie en el mundo".

"Nos acompañaron en la reestructuración de 2005 y en la 2010, no se entiende por qué no nos acompañan ahora", expresó Di Tullio.

"Estamos siendo extorsionados por un grupo minúsculo de fondos buitre y un fallo irracional de un juez municipal.

Lo que hemos vivido este tiempo fueron amenazas de estos fondos buitre, mentiras, descalificaciones hacia nuestro país, operaciones y desestabilización. Si eso no es un ataque foráneo, qué es", agregó la líder de la bancada del FpV.

Minutos antes, el jefe del radicalismo, Mario Negri, rechazó los discursos oficialistas que cuestionaron la postura de los opositores de votar en contra de la norma y resaltó: "La historia no empezó con ustedes, con nosotros tampoco.

Somos muy chicos para todo lo que pasó en la Argentina".

El diputado reconoció la votación en las Naciones Unidas a favor de la propuesta del país de crear un marco legal para reestructuraciones de deuda soberana, aunque se preguntó si la actitud del gobierno de "recorrer el mundo" sería igual si "el fallo se hubiera ganado".

Facundo Moyano, casi a las piñas con KunkelEl momento más tenso de la sesión se produjo minutos después de que Facundo Moyano ayudara a engrosar el quórum al oficialismo.

Lejos de recibir agradecimientos, los militantes de La Cámpora que coparon el recinto lo abuchearon cuando habló y terminó al borde de las piñas con el diputado ultrakirchnerista, Carlos Kunkel.

"Fracasó la gestión económica, fracasaron las negociaciones, pecaron del mismo voluntarismo que tienen hoy de negar la inflación, los despidos y la caída del empleo. Todos los problemas son producto de la mala praxis", gritaba Facundo desde su banca, ante los abucheos de jóvenes identificados con la agrupación de Máximo Kirchner.

Sacado, el hijo del camionero y aliado de Massa se fue hasta las bancas del Frente para la Victoria a pedir explicaciones. Increpó a los gritos a Kunkel quien suele desafiar a toda la oposición pero, nada tonto, prefirió no levantarse de su banca.

"Una cosa es que insultan de afuera pero entre nosotros es una bajeza", le recriminó el sindicalista a un Kunkel que seguía sentado. El neuquino José Ciampini también le dedicó un insulto pero luego lo tuvo que calmar.

Juliana Di Tullio y María Teresa García lograron calmarlo a palmaditas en el hombro, mientras la santiagueña Abdala de Matarazzo, que presidía la sesión, le exigía que volviera a su banca, como si fuera un chico. "El bloque entero te va a pedir disculpas", le prometió García.

De espaldas a MassaLos insultos a Moyano no fue el único momento tenso que protagonisaron los militantes K. La Cámpora, Kolina y Nuevo Encuentro, que mantuvieron sus banderas en alza durante todo el debate en la Cámara baja, decidieron darle la espalda a los diputados opositores que exponían. Una situación que se hizo más evidente cuando ingresó al recinto el ex jefe de Gabinete, Sergio Massa, hoy líder del peronimso opositor desde su fuerza Frente Renovador.

Esta actitud se tomó por la "presencia de Massa", explicó un vocero de una de las agrupaciones.

De ese gesto de los jóvenes -que solo se modificó cuando cerró el debate la jefa de la bancada oficialista, Juliana Di Tullio- se hizo cargo el radical cordobés Mario Negri, quien señaló: "Nos dan la espalda y estamos en el Congreso. Hago una reflexión a treinta años de democracia y no es culpa de los jóvenes militantes, sino la involución de la cultura de la política".

El ingreso de Massa, a las 4.35, fue registrado por los militantes juveniles kirchneristas que ocupaban las gradas, quienes se dieron vuelta y dejaron de mirar a los oradores a partir de ese momento.

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