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¿A qué paí­s creerle?: la economí­a real cae mientras se ganan fortunas con acciones y bonos

Si el contexto es recesivo, debería reflejarse en el mercado bursátil. Lejos de esto, la "timba financiera" muestra rendimientos espectaculares. ¿Por qué? 
12/03/2015 - 10:16hs
¿A qué paí­s creerle?: la economí­a real cae mientras se ganan fortunas con acciones y bonos

Entre las muchas rarezas que depara la Argentina de estos días, una de las más llamativas es escuchar cómo una Presidenta -que siempre ha denostado la "economía casino"- ahora se jacta del clima de euforia que se vive en el mercado de capitales.

Sobre todo, lo raro es que el motivo de euforia de "los mercados" no es consecuencia de una mejora en la actividad económica.

Por el contrario, las subas en los precios de los bonos soberanos, acciones de empresas privadas, cupón del PBI y tasas de interés ocurren en marcado contraste con una porfiada recesión.La economía no da signos vitales

El consenso de los analistas, según datos de la encuesta Latin Focus, es que este año la economía tendrá otra caída -del orden del 1,6%-, con lo cual se acumularían dos años de retroceso.

La industria sigue sin reacción y acumula un descenso anual del 5,4%, según la medición de FIEL. En tanto, los comercios encuentran dificultades para recuperarse de un duro 2014, en el que los patentamientos de autos se desplomaron un 31%, las ventas minoristas un 6,5% según CAME y los shoppings sufrieron bajas del 5,4%.

La actividad inmobiliaria, sumida en un frío polar, cayó por debajo de las 2.000 escrituras mensuales, un nivel comparable al del fatídico año 2002.

El desempleo podría agravarse y alcanzar una índice nacional del 8,5%, uno de los más altos desde que Cristina Kirchner está al frente del Gobierno.

Lo "normal" en países que pasan por estas situaciones es que el mercado de capitales exprese la fría situación de la economía real. A fin de cuentas, las acciones de las empresas deberían reflejar, en teoría, las expectativas de ventas.

De la misma manera, el precio de los bonos soberanos -o, dicho de otra forma, el índice de "riesgo país"- debería empeorar al ritmo del deterioro económico.

Una nación con recesión tiene perspectivas de una menor recaudación impositiva y, por ende, más bajas posibilidades de disminuir el déficit fiscal que, según FIEL, se encamina a un preocupante 7%.

Si, además, hay una escasez estructural de divisas y el Gobierno avisa que no hará esfuerzos por terminar sus litigios con los "buitres", todo apuntaría a un incremento del "riesgo país".

Un territorio condenado a recibir menos dólares y a no acceder al crédito externo tiene, por lógica, mayor peligro de incumplir sus obligaciones.

Sin embargo... siempre en la Argentina hay un "sin embargo".

En estos días, todos los manuales parecen estar patas para arriba.

Incluso, hasta la estrella del mercado es el cupón PBI, que únicamente paga un premio cuando la economía se expande por encima del 3%.

Cuesta creer pero este título, a contramano de todos los pronósticos que anticipan que la Argentina no va a crecer, está teniendo una fuerte demanda de los inversores.Euforia a contramano

Lo cierto es que, lejos de reflejar preocupación por una economía que tiene serios problemas y limitaciones, los mercados están de fiesta.

Los bonos llegaron a tener el mes pasado alzas del 8,5%, en un contexto de fuerte demanda por los papeles argentinos. Tal fue el caso del Par en dólares y del Discount (7,3%).

Estos rendimientos son altísimos en comparación con otros comparables de la región. Hay papeles que ofrecen el 9%, en un contexto en el que los inversores confían en que la Argentina pagará.

En otras palabras, una combinación perfecta para que se constituyan en un gran negocio.

En cuanto al Merval, después de un difícil 2014, tuvo el mes pasado un repunte nada menos que del 17% en dólares.

Como recuerda el Banco Central en su flamante cuenta de Twitter, quien apostó a la inversión bursátil obtuvo una ganancia del 66%, bien por encima de la que habría logrado al ahorrar en plazo fijo o al comprar divisas.

En un mundo de tasas en niveles inéditamente bajos -y hasta negativas en varios países-, un rendimiento como el de la bolsa porteña resulta impensado.

El índice que mide el "riesgo país" -es decir, la sobretasa que deben pagar los bonos argentinos respecto a la de los emitidos por el tesoro de EE.UU.- bajó abruptamente unos 180 puntos.

Ahora se ubica en el entorno de 560 (a modo de referencia, por cada 100 puntos básicos, un título debe ofrecer un 1% adicional a la tasa que brinda uno norteamericano, considerado libre de riesgo).

Por cierto, esos 560 puntos marcan un nivel similar al que tenía Brasil hace dos años, una nación que ha sido tomada como ejemplo en cuanto al acceso al crédito externo barato ya la alta confiabilidad.

Nadie fundamentó esta situación con mayor énfasis que la propia Cristina Kirchner, quien se jactó en el Congreso de cómo el mercado global de capitales muestra ahora una renovada confianza hacia el país.

Ya pasó a formar parte del anecdotario de la década K el contrapunto con el periodista inglés Joe Cotterill, del Financial Times, quien escribió en Twiter una frase que Cristina interpretó como una prueba de que el mercado avala el rumbo de la economía nacional.

"Lo hicieron. Finalmente lo hicieron. Los bonos reestructurados de Argentina 2033 están cotizando encima de la par", fue el mensaje popularizado por Cristina.

Inmediatamente, el periodista del FT -ahora seguido por cientos de argentinos- le contestó con ironía a CFK: "Gracias por la mención en su discurso. Pero temo que el precio de los bonos sube a medida que a usted le queda menos tiempo en el Gobierno".La lógica del divorcio

En este contexto, el gran tema de debate en el ámbito de las empresas y de las finanzas es cómo se explica este raro "divorcio" entre la economía real y el mercado de capitales.

O, para ponerlo en términos que popularizó Cristina Kirchner: ¿a qué Argentina creerle?

¿A la de las fábricas y comercios, que no salen de su fría recesión, o a la de la bolsa y los bancos, que viven un clima de euforia por los millones que ganan inversores en tiempos récord?1. Dólar calmo "garpa" más que recesión

La primera explicación que dan los analistas es que, en este momento, los mercados celebran la estabilidad financiera por encima de cualquier otra consideración.

En otras palabras, que el hecho de que el dólar esté contenido, las reservas del Banco Central luzcan estables y que la inflación se haya desacelerado, constituyen un argumento de mayor relevancia en la city porteña que el del enfriamiento de la actividad.

Más aun, para muchos analistas, la paz cambiaria sólo es sostenible en la medida en que la economía siga fría."El Gobierno tiene una política económica subordinada a su objetivo político, que es llegar al 10 de diciembre en un contexto en el que no le importa la recesión, pero sí que no haya una corrida cambiaria", argumenta el influyente Javier González Fraga.2. Cercanía del recambio presidencial Sumado a que paz financiera "vale más" que fría actividad, hay una segunda explicación que encuentra gran cantidad de adeptos.

Es la de la cercanía del 10D -es decir, el 10 de diciembre- fecha en la cual asumirá un nuevo presidente.

El argumento es que cualquiera sea el signo político del próximo mandatario, resultará inexorable que haga reformas que apunten a una apertura económica.

Por otra parte, se da por descontado que el próximo Gobierno resolverá con relativa celeridad el litigio con los "buitres", lo cual abrirá finalmente la posibilidad de que el país se haga de crédito externo.

Es, en definitiva, lo que expuso el periodista del Financial Times como argumento sobre por qué suben las cotizaciones de los bonos soberanos.

Varios analistas locales apuntan en la misma dirección. Como el economista Dardo Gasparré, quien ironizó en Twitter: "Señora Cris, los bonos siguen subiendo. Si anuncia que se va mañana, el riesgo país va a ser más bajo que el de Alemania".

Por más que el titular del Banco Central haya intentado desestimar ese argumento, lo cierto es que se ha difundido ampliamente, incluso entre los economistas más benevolentes hacia la política económica oficial.

Es el caso de Miguel Bein, quien apunta: "Paradójicamente, un estabilizador significativo de la economía en el corto plazo está dado por la expectativa de correcciones a fines de 2015, en un contexto donde las restricciones cambiarias y normativas limitan el ajuste vía cantidades". ¿Cuando peor, mejor?

Esta línea de razonamiento ha llevado a algunos a pensar que cuanto más frío sea el escenario actual, mayores serán las posibilidades de "rebote" en la economía.

Y que, en definitiva, la euforia que se vive en los mercados se explica como un adelanto de esa "puesta al día" en la producción.

Es un argumento que, desde ya, requiere de una alta dosis de optimismo porque presupone que tras el cambio de Gobierno habrá un fuerte flujo de capitales externos que compensará la floja tasa de inversión que se vio en los últimos años.

Pero no son pocos quienes creen que, con un entorno político "market friendly", la economía debería despegar.

En un comentado reportaje, el ex presidente uruguayo Jorge Batlle afirmó que "sólo con tener un gobierno normal, la Argentina se recuperará".

Economistas locales creen que esa es una visión que predomina entre los inversores externos. Como señala Rodrigo Alvarez, de Analytica, todos quieren poner sus fichas en el paísla duda pasa solamente por saber cuál es el momento adecuado para entrar."Sobran razones y sectores atractivos. No sólo los activos argentinos cotizan a una fracción de sus comparables de la región sino también existe una oferta muy acotada en relación con el flujo de capital disponible dispuesto a invertir cuando soplen otros vientos", afirma Álvarez.

Acaso esto sea lo que están viendo gran cantidad de inversores que compran acciones de empresas virtualmente quebradas, como las de energía eléctrica.

No sería la primera vez, por cierto, porque en varias oportunidades a lo largo de la década K hubo grandes subas de cotizaciones impulsadas por quienes creían que era inminente una corrección tarifaria.Redistribuyendo la renta

Claro que, como siempre ocurre, no todos creen que la situación actual sea justificable ni sostenible en el tiempo.

Para Jorge Vasconcelos, economista jefe de la Fundación Mediterránea, "los dirigentes de la oposición no deberían engañarse con la suba de las acciones y caída del riesgo país observadas en este último período".

Agrega que, tras el cambio político, será inexorable la toma de medidas "con sabor a ajuste" y una corrección cambiaria.

También Hernán Lacunza, ex gerente general del Banco Central, observa otra particularidad de los mercados de estos días: el "divorcio" entre la devaluación esperada para el corto y el mediano plazo.

Este alejamiento es interpretado por el analista como un síntoma de que el mercado tiene asumido un escenario de estabilidad hasta el cambio de Gobierno y un ajuste posterior.

"Si miramos sus efectos sobre la economía y el país, esta política económica parece suicida", pero debe entenderse como la de una administración que se va y le está dejando el problema a la próxima", sostiene.

Lo que muestra esta extraña realidad dual que vive el país es cómo funcionan las expectativas en la economía.

La euforia del mercado, en definitiva, tiene la lógica de una apuesta de alto riesgo. Y, como corresponde a todo riesgo elevado, debe corresponderse con un premio más redituable.

Toda una contradicción para el "proyecto nacional y popular" que está redistribuyendo la renta desde el sector productivo hacia la "timba financiera" en su estado más puro.