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Desplome automotor en Brasil: miles de despidos y alarma en Argentina

De las 29 fábricas que operan, 15 de ellas están totalmente paralizadas. Fueron cesanteados 20.000 empleados y el stock de autos ya equivale a dos meses
22/06/2015 - 14:10hs
Desplome automotor en Brasil: miles de despidos y alarma en Argentina

El año pasado, en plena campaña electoral en territorio brasileño, los analistas advertían que sea quien fuere elegido Presidente de ese país, se iban a tener que introducir cambios drásticos en la política económica. Y que la Argentina podía llegar a tener problemas.

No se equivocaban. La ganadora terminó siendo Dilma Rousseff quien, en este segundo mandato, debió avanzar con medidas “anti consumo” para achicar el creciente déficit fiscal, intentar ponerle un techo a la inflación y dotar de mayor competitividad a la industria de su país. 

El resultado no tardó en llegar: se encareció el crédito, se quitaron algunos estímulos para la comercialización de productos industriales y se convalidó una fuerte devaluación del real con respecto al dólar.

Esto provocó un desplome en el nivel de demanda que se sintió especialmente en el mercado automotor. 

Pero las consecuencias no quedaron encapsuladas en ese territorio. El efecto dominó se trasladó hacia la Argentina y hoy lo están sufriendo en carne propia las terminales locales que, en los últimos dos años destinaron, en promedio, casi el 50% de toda la producción. 

Es decir, uno de cada dos autos que se fabrican en el país, es vendido en territorio brasileño. 

Es así que la crisis verdeamarela encuentra en la peor posición a esta rama de actividad, dado que al desplome de las ventas en el propio mercado doméstico se le suman otros factores como trabas para importar por falta de dólares, la continua pérdida de competitividad y el “efecto impuestazo”. 

Para dimensionar el golpe que están recibiendo por estos días las automotrices argentinas a raíz del desplome del gigante regional, los datos de ADEFA revelan que, entre enero y mayo se enviaron a ese país apenas 83.000 unidades, casi la mitad de lo que se llegó a colocar en 2013

Más aun, el actual nivel de exportaciones posiciona a este 2015 como el año más flojo desde el 2009, cuando se sentían los coletazos del estallido de la crisis subprime (ver infografía). 

El efecto combinado del desplome de ambos mercados (el local y el brasileño) y la falta de dólares, está llevando hacia abajo los niveles de producción: entre enero y mayo se fabricaron en el país 216.000 unidades, un 16% menos que en igual período del año anterior. 

Luego de las últimas inversiones que expandieron plantas y permitieron agregar nuevos turnos de producción, el bajón dejó al negocio automotor local con una estructura sobredimensionada.

Actualmente, trabajando a pleno y en varios turnos, esta industria en la Argentina tiene capacidad para producir 1,2 millones de vehículos por año.

Sin embargo, la recesión que afecta a la actividad está llevando a que la capacidad ociosa hoy alcance el 53%, una cifra que no se observaba desde 2008, cuando Cristina Kirchner debió salir al rescate de General Motors con un préstamo millonario. 

De la “fiesta” a la crisisBrasil, que destina el 85% de su producción a la plaza doméstica, pasó de anunciar faraónicos planes de inversión en los últimos años a asistir a un peligroso “efecto achique”. 

Los patentamientos en ese mercado se desplomaron casi 30% en mayo y acumulan una caída cercana al 20% en lo que va del año. 

Esto llevó a que, de las 29 fábricas que existen en ese país, 15 de ellas estén totalmente paralizadas, lo que obligó al sector a decretar “vacaciones colectivas”.

El nivel de tensión es extremo, ya que una gran parte de los más de 20.000 empleados suspendidos recién podrán regresar a sus trabajos hacia fines de julio. 

Esto no es todo: en lo que va del año, el complejo automotor de ese país ya destruyó unos 6.300 puestos de trabajo. Contabilizando desde noviembre de 2013, cuando comenzó la tendencia bajista para esta rama de actividad, se llevan perdidos más de 21.000 empleos. 

Paralelamente, entre enero y mayo cerraron sus puertas más de 250 concesionarios y se espera que aumente la cifra hacia fines de año. 

Pese a esta fuerte recesión y a la paralización de más de la mitad de las fábricas, el stock de autos que no se está pudiendo vender en ese país ya equivale a 51 días de comercialización, un nivel crítico dado que las autoridades fijan el “valor de equilibrio” en no más de un mes.

La industria brasileña tiene capacidad para producir 5 millones de autos. Especialmente tras la inauguración de varias fábricas desde 2014 a esta parte, como las de Chrysler, Nissan, Chery y BMW.  

Sin embargo, con un ritmo de producción que cayó al peor registro en ocho años, la capacidad ociosa de esa industria ya es del 50%, el peor nivel desde 1999. 

En diálogo desde San Pablo, el analista y consultor Gustavo Segré, CEO de Center Group, advirtió que “las automotrices argentinas no están pudiendo salir inmunes de esta colosal caída del mercado brasileño”. 

“Lo más preocupante es que esta crisis todavía no encontró un piso. Las caídas van a seguir al menos hasta los últimos dos o tres meses del año y esto va a continuar complicando las exportaciones de vehículos argentinos”, sostuvo Segré, para quien “cualquier atisbo de mejora recién podrá esperarse hacia el segundo trimestre de 2016”. 

A la hora de explicar los orígenes de este derrumbe, el experto detalló que “la raíz de todo el problema está en la inflación, que se disparó a un valor cercano al 9% anual, el mayor nivel desde fines de los años noventa y por encima del techo que había fijado Dilma en su programa de gobierno, que era del 6,5%”. 

Frente a esto, “la medida tomada fue subir fuertemente las tasas de interés, lo que encareció los créditos al sector privado e incentivó a particulares y empresas a volcar su dinero hacia las colocaciones bancarias, que ahora rinden tres o cuatro puntos más que la inflación. Esto generó un desplome estrepitoso del consumo y los 0Km figuran entre los más perjudicados". 

Los números que generan alarma en la Argentina

En diálogo con iProfesional, Gonzalo Dalmasso, economista de Abeceb, advirtió que “las terminales esperaban que este año fuera de transición y que Brasil acompañara con un ritmo de demanda similar al de 2014. Pero luego vino el shock externo y esta transición se tornó mucho más caótica”. 

Las perspectivas que está manejando la consultora, marcan un preocupante desplome para las exportaciones hacia el país vecino cercana al 20% para todo 2015. 

Paralelamente, otros mercados como Chile, México, el resto de América latina, la Unión Europea o África están respondiendo un poco mejor. 

Sin embargo, esto por sí sólo está muy lejos de ser suficiente: este grupo de más de 60 países apenas ayudó a incrementar la demanda en unas 5.500 unidades en lo que va del año, lo que equivale a lo que las terminales argentinas producen en menos de tres días hábiles. 

Además, este volumen extra no llegó a compensar los casi 40.000 autos que se dejaron de colocar en Brasil en el mismo período. 

De esta manera, el objetivo trazado por el Ministerio de Industria, allá por 2012, de reducir la “brasildependencia” y potenciar otros mercados, lejos está de haber arrojado grandes frutos.

Básicamente por la creciente pérdida de competitividad que hace difícil a las terminales poder incrementar las exportaciones y ganar más share. 

A partir de esta difícil coyuntura, desde Abeceb estiman que, a lo largo de 2015, las exportaciones marcarán el peor registro en diez años, tal como se observa en el siguiente gráfico: 

En el plano doméstico, las perspectivas están completamente influenciadas por los problemas para importar y por la escasez de dólares, que están llevando a que el sector enfrente dificultades como la falta de stock, las largas demoras en la entrega de determinadas unidades y los sobreprecios que aplican las concesionarias para "defender" su inventario. 

De hecho, desde ACARA, entidad que nuclea a las agencias, aseguraron a iProfesional que en el mercado doméstico la crisis responde más a un problema de oferta que de demanda.  

“Si hubiese más unidades diponibles, las ventas serían mucho mejores”, repiten una y otra vez desde la cámara local. 

A la hora de trazar perspectivas, desde Abeceb prevén que 2015 cerrará con un registro bastante más bajo que el del año pasado, unas 610.000 unidades. De concretarse, sería la menor cifra desde 2009. 

Para Dalmasso, en el mercado doméstico todo se resume a una cuestión de dólares: “Si el Gobierno les habilita un mayor cupo de divisas durante el segundo semestre, entonces el sector podrá aspirar a vender 630.000 autos. Pero si la escasez se prolonga, entonces es probable que esta cifra caiga hasta las 590.000 unidades”. 

Las malas noticias en el frente interno y externo, se traducirían también en una importante baja de la producción, que ya se había desplomado en 2014. La estimación que manejan en Abeceb es que durante este año se fabricarán cerca de 560.000 vehículos. De confirmarse, esta cifra implicará unos 270.000 menos que el récord alcanzado en 2011 (ver infografía). 

Más divisas, claves para la recuperación

En el marco del Salón del Automóvil de Buenos Aires, Isela Costantini, presidenta de ADEFA y CEO de General Motors, alertó que "no sabemos cuánto tiempo vamos a poder sostenernos”.  

Las palabras de la directiva fueron dirigidas al Gobierno argentino, con quien la entidad está negociando una ampliación del cupo de dólares para “bancar” importaciones. 

Actualmente, las terminales están recibiendo u$s150 millones por mes para cubrir el déficit generado entre las compras y ventas al mundo. Es una cifra exigua considerando que el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, ya viene advirtiendo que esta industria, si apunta a recuperar ventas, necesita un plus de u$s250 millones, es decir, u$s100 millones más que los que recibe actualmente. 

El problema es que Brasil, al demandar menos autos, está achicando la facturación de las terminales argentinas en concepto de exportaciones. Esto les reduce el saldo a favor y les incrementa el déficit comercial, por lo cual, los dólares que están obteniendo del Gobierno rinden cada vez menos. 

"Espero que nos den más divisas para poder abastecer el mercado. Pero cuando las papas queman, los dólares desaparecen de un momento a otro", advirtió el empresario, demostrando la desconfianza hacia el Ministerio de Economía. 

¿Qué sucede con los empleos? Uno de los aspectos que más preocupa a la administración kirchnerista de esta doble crisis (local y externa) que está viviendo el sector es el impacto que pueda tener en los puestos de trabajo. 

Ahora bien, ¿cómo es posible que, pese a la baja generalizada de todos los indicadores (exportaciones, ventas y producción), los niveles de empleo de esta industria por el momento luzcan estables, cuando el principal socio destruyó 21.000 puestos y está comprando menos a la Argentina

Desde Abeceb remarcan un aspecto clave: este sector ya había avanzado el año pasado con un achicamiento, principalmente bajo la figura de retiros voluntarios, lo que evitó que proliferaran las protestas sindicales. 

En total, se estima que entre terminales y autopartistas se perdió casi un 6% de los puestos de trabajo. 

Paralelamente, el propio Ministerio de Industria reconoció que las negociaciones por el nuevo cupo mensual de billetes verdes están completamente atadas al compromiso de las empresas de no tocar un solo empleo.

La ministra informó que las compañías tuvieron que presentar balances, terminal por terminal, para determinar las necesidades de dólares de cara al segundo semestre del año. 

“Las empresas se comprometen a mantener los proyectos de inversión y los niveles de empleo y el Estado -como contrapartida- garantiza el acceso a las divisas necesarias para sostener el ritmo de producción”, aseguraron desde la cartera de Giorgi a través de un comunicado. 

En buen romance: la firma que ahora suprima empleos, no tendrá dólares para importar. 

Además, este no es el único "toma y daca" que debieron suscribir las terminales: a fines del año pasado, para que el Gobierno les elevara el piso a partir del cual comienza a regir el impuesto a los 0Km, los directivos aceptaron no reducir la plantilla laboral. 

Claro que estos compromisos eran más fáciles de sostener con un Brasil mucho más dinámico y no ahora, que sufre semejantes desplomes en ventas. 

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