Samsung, el conglomerado empresario más grande de Corea del Sur, es muy eficaz en todas las industrias que toca, que van desde los astilleros y las plantas de energía, a los equipos de vigilancia, parques de atracciones, los coches, y, por supuesto, la electrónica.

Cuando Samsung entra en un mercado, la competencia tiembla. La industria de la televisión es un ejemplo de ello: la empresa surcoreana desplazó a Sony como fabricante número uno del mundo de la televisión, aunque la compañía japonesa se mantuvo a flote gracias a los cambios que introdujo su CEO, Kazuo Hirai.

Los “smartphones” ofrecen el ejemplo más claro de la determinación de Samsung. Cuando Android aumentó rápidamente su prominencia, Samsung vio una oportunidad. 

La compañía combinó Android con su poderosa fabricación y su gigantesco arsenal de guerra, compuesto en 2013 por un presupuesto de marketing de 14 mil millones de dólares, el mayor en la historia, casi lo mismo que varios países pequeños desarrollados.

Así, la empresa se convirtió rápidamente en el fabricante de teléfonos inteligentes más importantes del mundo, vendiendo 300 millones unidades sólo en 2013, el doble que Apple.

Pero el negocio de teléfonos móviles de Samsung se contrajo pronto. Para el tercer trimestre de 2014, las ganancias de la empresa habían caído en un 60% y en volumen unitario, bajó un 9%, mientras que todos los otros proveedores principales subieron. 

En el último trimestre del año, el volumen de unidades despachadas de Samsung cayó detrás de Apple (73 millones vs 75 millones) y la marca de la manzana mordida cosechó una gran parte de todas las ganancias de teléfonos inteligentes.

En el extremo superior del mercado de teléfonos inteligentes, Apple sostiene lo que posee. Su sistema operativo iOS recoge 89% de los beneficios de teléfonos inteligentes en todo el mundo y está ganando cuota si se observan las unidades despachadas.

Samsung es atacado por grandes nombres de jugadores de Android como Huawei, Lenovo (dueño de Motorola), y, en rápido ascenso, Xiaomi. 

Hay fabricantes de teléfonos chinos que utilizan chipsets proporcionados por Mediatek que ejecutan una versión de Android sin control de Google

Una manera de salir de la contracción es la diferenciación, algo en lo que Google no tiene interés. Por ejemplo, si el fabricante desea el Google Mobile Services (GMS) de la suite completa, necesita la versión oficial de Android.

GMS no es parte del proyecto de código abierto Android y está disponible sólo a través de una licencia con Google. 

Incluso alejarse demasiado del “look-and-feel” puede ser un problema: hace un año, Google fue acusado de “estrangular la innovación” cuando se vio obligado por Samsung para “bajar el tono” a su TouchWiz, una capa de interfaz de usuario.

“Irónicamente, una vía de diferenciación es la manera de Apple: Samsung podría tomar su futuro en sus propias manos y escribir su propio sistema operativo móvil”, apuntó el empresario francés Jean-Louis Gassée.

Este ex ejecutivo de Apple entre 1981 y 1990 y fundador de la compañía Be, apuntó que “a pesar de su reciente caída de beneficios, Samsung es una empresa rica, poderosa y decidida, que sabe la importancia de los teléfonos inteligentes”. 

La empresa coreana jugó con la idea de un sistema operativo móvil cuando contribuyó a la plataforma de software Tizen, pero ese proyecto, según Gassée, “adolece de dos defectos de nacimiento: es un consorcio y se ejecuta en todo, desde teléfonos inteligentes y tabletas hasta reproductores de Blue-ray, unidades de aire acondicionado, dispositivos portátiles, televisores inteligentes”.

iOS y Android son sistemas que funcionan en el sentido de "núcleo" de la vieja escuela: gestionan los semiconductores, la memoria, los flujos de entrada y de salida, tareas de usuario, y similares. 

“Pero hoy”, apuntó Gassée en su blog “Monday Note”, un sistema operativo “es mucho más que un núcleo, que incluye marcos ricos que apoyan una amplia gama de aplicaciones, juegos, mapas, redes sociales, la productividad, dibujo ... La construcción de estos marcos es una tarea mucho más difícil que la adaptación de un kernel de Linux”.

El sistema operativo es sólo el comienzo. Si Samsung realmente quiere crear su propio ecosistema, debe generar un conjunto de servicios que garantice su autonomía y su crecimiento  duradero, con su propia tienda de aplicaciones, mapas, música, video y almacenamiento en la nube. ¿Cuánto tiempo le haría falta a Samsung para construir todo esto? ¿Tres o cuatro años? 

Hasta el momento, la compañía coreana no demostró un profundo conocimiento de software, según se observa con su trabajo con Tizen.

Por lo tanto, el desarrollo de una plataforma propia de sistema operativo y de los ecosistemas es una enorme tarea técnica, sujeto a los desafíos culturales y políticos del conglomerado asiático y, al final, es muy probable que sea torpedeado por una atractiva contraoferta de Google.

¿Existe otra alternativa ante el problema de la reducción de la cuota de mercado? El gigante coreano podría usar su hardware para recuperar su dominio en el mercado móvil. 

Samsung hace procesadores (incluyendo los que usa Apple), pantallas y baterías, la mayoría de los componentes de hardware de un “Smartphone” y una tableta. 

“Poco a poco se podría desarrollar servicios en la nube que agregan valor a su hardware, comprar una solución de mapas, hacer un trato con DuckDuckGo o Bing de Microsoft para la búsqueda, y así sucesivamente. Como se vuelve menos dependiente de Google, Samsung se pone en una mejor posición en las negociaciones y todo sin el dolor de tener que desarrollar un sistema operativo”, apuntó Gassée. ¿Qué camino elegirá la marca coreana?