Atrás quedó la época en que las "celebrities" invertían sus recursos en abrir sus propios restaurantes. 

Famoso fue el caso de la cadena Planet Hollywood, inaugurada por una sociedad en la que participaron Sylvester Stallone, Bruce Willis, Demi Moore y Arnold Schwarzenegger. Robert Redford y Danny DeVito son otras de las estrellas que se aventuraron a ser "restauranteurs". 

Sin embargo, ahora las celebridades desembolsan sus ingresos en otro tipo de firmas: las empresas de Internet.

Según publicó días atrás el diario español El Mundo, la última de estas famosas inversiones fue Tidal, la red social con la que varios famosos de Hollywood pretenden hacer frente a Spotify en el terreno de la música en streaming. Fue una apuesta con la que artistas como Jay-Z, Beyoncé, Madonna y Rihanna aspiran a recuperar el empoderamiento en una industria cada vez más complicada.

Otro ejemplo fue Ashton Kutcher. El actor americano tiene el mérito de poder ser uno de los primeros que empezó a invertir en startups tecnológicas. Y la apuesta no le salió mal. Su dinero se está multiplicando en firmas como Spotify, Foursquare, airbnb, Flipboard o Skype. 

Cristiano Ronaldo, el futbolista del Real Madrid y la Selección portuguesa, también decidió apostar por Internet, aunque, por el momento, sus inversiones están siendo tímidas, modestas y con un éxito aún por demostrar, indicó El Mundo. El futbolista invirtió en 2013 en Mobitto, una startup de fidelización en la que también estaba presente el propio Ashton Kutcher. Sin embargo, Mobitto fue un tiro por la culata ya que la compañía cerró sus puertas.

Lady Gaga también probó suerte en la Red y entre sus inversiones cuenta con compañías como Turntable o Backplane. La primera, en la que también invirtió el rapero Kanye West, era una plataforma en la que los usuarios podían "pinchar" su propia música, pero cerró en marzo de 2014. En la segunda llegó a compartir inversión con Eric Schmidt, cofundador de Google, pero tampoco le salió bien: la startup no consiguió los resultados y acabó cambiando su modelo de negocio e incluso su nombre, pasando a ser Place.xyz.

Bono, el cantante de U2, mantuvo un perfil bajo como inversor pero es uno de los que más éxito tuvo con sus decisiones. Fue de los primeros en apostar sus fichas en Facebook cuando recién nacía la red social más grande del mundo. Y se rumorea que también invirtió en Dropbox.

Por su parte, Justin Timberlake, quien se destaca como actor y como cantante, prefirió para sus inversiones tecnológicas continuar vinculado a la música, y respaldó a la plataforma MySpace. Hace unos años pagó a Rupert Murdoch 35 millones de dólares por ella, recordó El Mundo. Murdoch la había adquirido por 580 millones.

Ronaldo no es el único de los jugadores del fútbol español que se destaca en este campo. Su compañero en el Real Madrid, Álvaro Arbeloa comparte proyectos con su hermano, Yago Arbeloa, uno de los inversores más activos de ese  país a la hora de inyectar financiación en startups digitales. Entre sus inversiones se encuentran plataformas como Ducksboard (adquirida por New Relic el año pasado), Reclamador y Lánzanos.

Asimismo, Ándrés Iniesta sólo cuenta con una inversión en Internet. Se unió a otros deportistas como Serge Ibaka e invirtió en FirstV1sion, una compañía tecnológica española que implanta cámaras subjetivas en las camisetas de los deportistas. La operación se llevó a cabo a través de una operación de "crowdfunding" que fue un éxito absoluto, llegando a recaudar más de 9 millones de euros.

Su compañero en el FC Barcelona, Gerard Piqué, es fanático de los videojuegos online, y es ahí donde decidió meter su dinero. Actualmente Piqué es uno de los inversores de Kerad Games , una empresa de Barcelona que cuenta con una serie de desarrollos en dicho campo. En este sentido, su proyecto más reciente es Golden Manager.

Juan Mata, el jugador español del Chelsea, no tuvo buenos resultas tras haber desembolsado dinero en perso.na, una plataforma al estilo de Flipboard que ejercía de agregador de otras muchas redes sociales. Sin embargo, la compañía acabó cerrando.