Con la cercanía de las elecciones nacionales, distribuidoras de electricidad esperan que se les de luz verde para poder aumentar sus ingresos con un ajuste de tarifas, congeladas desde 2001.

Por el momento, lo que queda en evidencia es lo endeble del sistema que colapsa ante un brusco cambio de temperatura motivando múltiples cortes de suministro en el área urbana. 

"A medida que vayan apareciendo los recursos se van a ir volcando a cada plan específico. Estamos poniendo en revisión todo el sistema técnico, operativo y de capacitación del personal", dijo a la agencia Reuters el gerente de relaciones externas de Edenor, Alberto Lippi. 

Los problemas en la distribución son un aspecto más del fuerte déficit energético que sufre el país, que, por otro lado, ocasionó la caída del superávit comercial por las fuertes importaciones de hidrocarburos, usados en gran parte para hacer funcionar las usinas. 

Si bien las dos principales distribuidoras de electricidad de la Ciudad de Buenos Aires, y sus alrededores –Edenor y Edesur– hicieron algunas inversiones en los últimos años, reconocen que deben incrementarse significativamente. 

"No hay plata y tenemos que hacer lo que podemos en materia de inversiones", dijo una fuente empresaria que pidió no ser identificada y agregó que "se necesita hacer muchas más (inversiones)" y que "es imposible vivir en esta situación ficticia".

A seis meses del fin del Gobierno de Cristina Fernández, las empresas ven con buenos ojos la llegada de cualquiera de los dos candidatos que lideran las encuestas, el oficialista Daniel Scioli y el opositor Mauricio Macri, que son considerados más amigables por los mercados.

"Hay expectativas de un cambio porque para poder invertir se necesita ganar plata. Una corrección del cuadro tarifario para las empresas sería un alivio", dijo una fuente del sector que pidió no ser identificada. 

De acuerdo con Edenor, alrededor del 70% de los usuarios en la Ciudad de Buenos Aires no han sufrido aumentos de tarifas desde el año 2001.

Es que la ley de emergencia que impuso el entonces presidente, Eduardo Duhalde, que congelaba las tarifas de los servicios públicos para evitar una escalada de precios, se mantuvo a pesar de que la inflación general de la economía estuvo muchas veces en el período por encima del 20% anual. 

La situación desalentó inversiones y generó un fuerte incremento del consumo de energía.

Según Juan Manuel Vázquez, analista de la firma Puente, "hay un consumo excesivo de energía porque la electricidad es casi gratis y se recalientan las líneas".

Alrededor de 1,2 millones de los 2,8 millones de clientes que tiene Edenor pagan por el servicio de luz hasta $80 por bimestre.