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Especialistas realizaron un análisis sobre el gravamen que podría aplicarse para mejorar el sistema tributario argentino. Ventajas y desventajas
09/10/2015 - 10:07hs

No caben dudas que la presión impositiva en la Argentina está en aumento y que marca, período a período, un nuevo récord alcista. Incluso, según las últimas estimaciones realizadas, se encuentra cercanas al 37% del PBI.

En los últimos años, no sólo los impuestos nacionales son los culpables. Por el contrario, también los tributos que imponen las provincias van ganando un lugar cada vez más preponderante en las mediciones. 

Por caso, un reciente informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) destacó que el peso del Impuesto sobre los Ingresos Brutos representó 2 puntos porcentuales de los 6 que creció la presión entre el 2004 y el 2014 (es decir, más del 30%).

Lo preocupante es que el gravamen en cuestión es uno de los más distorsivos que existe en el sistema tributario. Es por ello es que son varios los interesados en buscar alternativas  para reemplazarlo. 

Una de las que surgió en estos días pre-electorales fue la implementación de un IVA provincial. Esta variable no sólo fue estudiada por los asesores presidenciales, sino también por gobernadores de diversas provincias. 

Incluso fue el tema central de la primera jornada del XV Congreso Tributario organizado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicos porteño (Cpcecaba) donde uno de los expositores fue el director de investigaciones del IARAF, Nadin Argañaraz.

Impuestos y gastos provincialesEl especialista hizo un repaso sobre la situación del gasto público provincial y sobre la carga que tiene el Impuesto sobre los Ingresos Brutos para explicar los motivos por los que es necesario y, al mismo tiempo, es difícil llevar a cabo una modificación -al menos en el corto plazo-. 

En primer lugar, explicó que el aumento de la presión impositiva provincial fue en respuesta del incremento que se realizó en el gasto público entre 2004 y el 2014, que fue cercano al 60 por ciento.   

Acá se presenta el primer problema. Debido a que los gastos son en su mayor parte inflexibles a la baja (ya que se trata, en un 60% de los sueldos de empleados públicos), los gobernadores no estarían en condiciones de resignar un solo peso. 

Dicho de otra manera, el impuesto que se quiera implementar deberá, por lo menos, aportar a las cajas provinciales los fondos suficientes para no tener que tomar decisiones impopulares como despedir trabajadores.

Por el lado de los ingresos que representa el gravamen, las cosas no cambian demasiado. Por el contrario, un estudio realizado por el IARAF demostró que hoy en día al menos 8 de cada 10 pesos recaudados son por Ingresos Brutos. 

Por ende, para que el nuevo impuesto sea viable -al menos desde la visión de Argañaraz- deberá aportar a las arcas provinciales un importe al menos similar al que reciben en la actualidad por el tributo local.

Por último, el economista remarcó otro punto negativo: que se estaría haciendo visible algo que hasta el momento estaba oculto. Ocurre que en la actualidad, ningún consumidor final sabe a ciencia cierta cuánto está pagando por el gravamen. 

Sin embargo, si se implementa un IVA provincial que implique la aplicación de una alícuota adicional, la misma quedaría establecida en la factura de compra y, por lo tanto, pasaría a ser de conocimiento de todos. 

Los problemas de Ingresos BrutosOtro de los expositores fue Miguel Di Mascio -que preside el grupo que analiza el IVA provincial en el Consejo Profesional porteño- quién resaltó los principales defectos de Ingresos Brutos, al que calificó como uno de los más distorsivos del sistema tributario.

En primer lugar sostuvo que “tiene un sesgo antiexportador”. Esto es así, según el experto, ya que no permite solicitar un reembolso cuando se están exportando bienes y servicios. “Es decir, estamos exportando impuestos”, aclaró.

También tiene un “sesgo pro importador”, ya que no alcanza los productos que se compran en el exterior. Esto pone en situación desventajosa a las mercaderías producidas en el país, ya que deben pagar un impuesto que no abonarían si las hubiesen importado. 

Otro de los aspectos negativos que resaltó Di Mascio sobre Ingresos Brutos, fue que “no es neutro”, ya que “favorece la integración vertical”. Por ejemplo, si existiera una compañía por cada etapa de producción, terminarían abonando más en su conjunto que si se tratara de un grupo económico. 

Por estos motivos es que el especialista consideró que “se hace imprescindible” realizar un cambio en el sistema tributario. No obstante, aclaró que el camino no es sencillo, ya que existen varios inconvenientes. 

La primera restricción que mencionó fue la necesidad de modificar la Ley de Coparticipación Federal, debido a que la norma prohíbe a las provincias la aplicación de impuestos análogos a los nacionales. Algo que lleva más de 25 años sin ser modificada.

Por otro lado, aclaró que sería necesario garantizarle a los gobernadores la posibilidad de que con el nuevo gravamen se recaude tanto como lo que consiguen en la actualidad, ya que nadie sería capaz de resignar fondos.

Pese a todo, Di Mascio afirmó que es necesario que se analice el IVA provincial como una de las alternativas para reemplazar a Ingresos Brutos. “Creo que nos debemos el esfuerzo de estudiarlo”, concluyó.

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