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En este lapso se incrementó la cantidad de etiquetas tanto de bodegas que ya elaboraban esta bebida como de nuevas empresas que ingresaron en la categoría
18/02/2016 - 08:06hs

Las burbujas seguirán alegrando los corazones. El Gobierno prorrogó por tres meses más la exención de los impuestos internos a los espumantes, tal como viene ocurriendo desde el año 2005, y que permitió que se cuadruplicara la producción de esta bebida en el país. Es la primera vez que la extensión del beneficio se realiza sólo por tres meses, cuando hasta ahora se renovaba por un año. La intención del sector es que esta decisión termine plasmándose en una ley definitiva que quite la aplicación de este tributo a la producción de esta bebida en el país.

Hasta el momento en que se tomó la decisión de eximir del impuesto interno a esta bebida a cambio de volcar esa misma cantidad de dinero a producción, la participación de los espumantes en el total de la producción de vinos de la Argentina era de sólo 1 por ciento.

A partir de la puesta en marcha de ese beneficio, se fue incrementando la producción de la bebida, hecho que quedó evidenciado en la cantidad de etiquetas que componían ese rubro. Si hasta 2004, la mayoría de los espumantes que se encontraban en góndola eran Chandon, Mumm, y Federico de Alvear, entre otros pocos, con los años comenzamos a ver nuevas marcas. E, inclusive, proyectos orientados exclusivamente a la producción de "burbujas".

A las etiquetas tradicionales se sumaron las de bodegas reconocidas pero que no tenían esa bebida entre su portafolio. Empresas ya reconocidas en el mercado, como Luigi Bosca, Robino, Navarro Correas, Nieto Senetiner, Familia Zuccardi o bien inauguraron la categoría o ampliaron sus líneas de espumantes. Y a medida que cada año se prorrogaba el beneficio impositivo otros proyectos debutaban en el mercado.

Esto que se veía en la góndola del supermercado o de la vinoteca, también se percibía dentro de la macroeconomía vitivinícola. Hasta el año 2002 la producción de espumantes representaba el 1% del total del sector vitivinícola, cuando ya en 2012 esa cantidad había trepado al 4%, de acuerdo a datos de Bodegas de Argentina.

Cuando se mira lo que ocurrió en el sector en un período más largo de tiempo se advierte que, entre 2005 -cuando comenzó a regir la eximición- hasta 2013, "el volumen de vino espumante fraccionado y el número de bodegas fraccionadoras creció significativamente, pasando en el primer caso de 22 millones a 43 millones de litros (aumento del 93%) mientras que de las 61 bodegas fraccionadoras de espumantes en 2005, el sector registró en el año 2013, 127 establecimientos", indicó un informe preliminar del Observatorio Vitivinícola Argentina al que tuvo acceso iProfesional.com.

En paralelo a la aparición de nuevas etiquetas de espumantes, también se fueron imponiendo nuevos momentos para consumir este producto. Hoy se toma un champagne no sólo en las fiestas de fin de año -que es cuando se genera la mayor venta de vinos en el país- sino en cualquier otro momento que merezca celebración.

En 2015, la producción de vinos superó los 1.360 millones de litros. De ese total, casi 60 millones de litros correspondieron a espumantes. El crecimiento del sector no sólo se vio beneficiado por la exención impositiva sino que eso, impulsó, al mismo tiempo, que las bodegas buscaran desestacionalizar a la bebida.

 

Despachos de vino espumante al mercado interno

Fuente: elaboración propia en base a Observatorio Vitivinícola Argentino e Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Para ello, con la aparición de nuevas etiquetas también se dio otro fenómeno: el cada vez más extendido uso de la botella de 375 milímetros pensada, en un principio, para impulsar el consumo de esta bebida en boliches. Es decir, poniendo el acento en el público joven. Hoy esa presentación se ofrece en determinados canales como una manera de poder disfrutar de esta bebida de manera más cotidiana, sea para tomarlo solo o en compañía.

El mayor consumo de espumantes se da en la categoría de extra brut que acapara el 75%, aunque el crecimiento más importante se está dando en los brut nature y en los espumantes dulces. De hecho, la categoría de espumantes dulces es una de las más activas de los últimos cinco años. La mayoría de las bodegas ya tienen al menos una etiqueta bajo esta presentación y, junto con la producción de vinos rosados, es la que está atrayendo a nuevos consumidores al mundo del vino.

El crecimiento de la producción y del consumo de espumantes en la Argentina es lo que impulsa a la industria vitivinícola a que, a más de 10 años de la exención del impuesto interno y teniendo en cuenta el impacto positivo que esta medida tuvo en el sector, se trabaje en una ley que otorgue de manera definitiva este beneficio.

De acuerdo al decreto 355/2016 publicado ayer en el Boletín Oficial, esta eximición se extenderá hasta el 30 de abril, según lo decidido por los ministerios de Hacienda y Finanzas Públicas, y de Agroindustria. Y en los fundamentos señalaron que "la citada exclusión ha propiciado un importante desarrollo del sector, lo cual se ha visto reflejado en el crecimiento sostenido de la cantidad de litros despachados al mercado interno de vinos espumantes así como de las bodegas fraccionadoras participantes en dicho proceso".

También señaló el decreto que es objetivo del Gobierno "impulsar las economías regionales, contribuyendo al posicionamiento y competitividad de la actividad vitivinícola".

La industria vitivinícola representa la economía regional más importante del país, más allá de la pampa húmeda. Emplea a más de 300.000 personas en una franja que se extiende desde el norte del país hasta El Hoyo del Epuyén, en Chubut. A lo largo de esta área es posible encontrar distintas champañeras que elaboran ya sea sus propias marcas o las de terceros.

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