"Que no se corte": por qué el plan canje de celulares del Gobierno no alcanzará para mejorar el servicio
"Prácticamente todo va a ser digital". La frase, pronunciada por el ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, sintetiza el desafío que debe abordar su cartera.
El ministerio no sólo tiene que avanzar en la redacción de una nueva ley para el mercado de las telecomunicaciones, sino que también debe preparar las bases para resolver uno de los grandes problemas que hoy afecta a millones de argentinos: la mala calidad del servicio de telefonía celular.
El funcionario se encuentra en la ciudad española de Barcelona, donde se desarrolla el Congreso de Móviles. Allí, tiene como principal objetivo acelerar las inversiones en el país para que los usuarios puedan percibir, de manera concreta, una mejora en dichos servicios.
Según un reciente relevamiento realizado por la consultora Poliarquía entre 2.000 vecinos porteños, casi 6 de cada 10 clientes de celulares aseguraron tener problemas con el servicio.
Entre ellos, los más frecuentes son que las llamadas "se interrumpen" o que "se escuchan mal".
Estos inconvenientes técnicos claramente contrastan con las expectativas que había generado el desembarco de la tecnología 4G en el país, que prometía descongestionar las redes. Sin embargo, en la práctica, pocos cambios hubo en el servicio.
En este marco, Aguad anunció la puesta en marca de un plan canje para motorizar el recambio de 10 millones de teléfonos móviles con el fin de "que no se corten" las comunicaciones.
Sostuvo que la iniciativa permitirá a los usuarios entregar sus aparatos 2G o 3G para acceder a dispositivos equipados con la tecnología 4G.
El ministro aclaró que el recambio no será gratuito, sino que los interesados van a tener condiciones de pago flexibles para poder contar con un teléfono actualizado.
El titular de Comunicaciones puntualizó que el Estado dará un financiamiento especial a personas de escasos recursos.
No se tratará de un subsidio si no que se otorgarán planes a más largo plazo respecto del resto del público que participe del canje. Por esta vía, se esperan sustituir 2 millones de aparatos.
En estas horas, el Gobierno trabaja contrarreloj para lograr el compromiso de una empresa para que produzca celulares 4G a un precio equivalente a u$s60 o u$s70.
El funcionario sólo reveló que se reunió con una compañía de origen chino para avanzar con este proyecto.
Si la administración macrista logra que un fabricante produzca equipos en ese valor para acelerar la migración hacia 4G será un gran avance.
Cuando el ministro habla de una operación global cercana a los 10 millones de teléfonos móviles, no está diciendo ninguna novedad: se trata de una cantidad similar a la que anualmente se producen en las plantas emplazadas en Tierra del Fuego.
De hecho, en 2015 salieron de las líneas de montaje unos 11 millones de equipos.
El dato es que, a partir del segundo semestre del año pasado, todos los dispositivos producidos pasaron a ser compatibles con las redes 4G.
Luego aclaró que la estrategia no se basará sólo en el recambio de equipos, sino que también el Gobierno buscará impulsar inversiones en infraestructura –que es lo que impacta en la calidad de las comunicaciones- y de contar con una red de banda ancha federal que conecte a todas las provincias del país.
¿Es suficiente?
En la actualidad, sobre una base de 35 millones de líneas activas, cerca de 6 millones ya funcionan en redes 4G, de acuerdo con los datos proporcionados por las empresas Movistar, Personal y Claro.
Como una manera de acelerar la percepción de mejora del servicio, el Gobierno buscará incrementar la velocidad de renovación entre los otros millones de usuarios que adviertan la ventaja de cambiar de teléfono en cómodas cuotas.
Resulta difícil saber cuántos de los que están efectivamente en funcionamiento, son 2G y 3G.
Sin embargo, el punto clave es que para que las comunicaciones "no se corten" no alcanza simplemente con cambiar el teléfono.
Porque si el equipo es viejo pero las redes modernas, están actualizadas, tienen capacidad y suficiente mantenimiento, hasta el celular más modesto va a poder cursas comunicaciones sin mayores inconvenientes.
El problema que hoy gran parte de los usuarios está vinculado con el 3G: las llamadas se cortan porque la red no tiene suficiente capacidad.
Los inconvenientes en las llamadas que plantea el ministro no se solucionarán migrando al 4G.
Es verdad que se mejorarán los servicios de datos, es decir, la navegación en Internet, el uso del Whatsapp, la visualización de fotos y el streaming de música y de videos.
Pero, lamentablemente, con las conversaciones tradicionales no habrá cambios simplemente porque la red 4G no transporta voz.
Por el momento hay una prueba de una sola empresa pero que ni siquiera se está realizando en la Argentina. Paralelamente, cuando el Gobierno habla de acelerar inversiones en telecomunicaciones en realidad se refiere a esto, a la infraestructura.
Hoy hay desembolsos millonarios previstos pero para que se incremente el ritmo se necesita el marco regulatorio definitivo, que brilla por su ausencia.
El problema es que para ello habrá que esperar al menos hasta 2017, tal como viene dando cuenta iProfesional.
Finalmente, el ministro habló de la necesidad de contar con una red de banda ancha federal para que todas las provincias estén conectadas. Esto se vincula con la herencia recibida de la gestión K, básicamente el programa Argentina Conectada y ArSat.
Hoy en día hay 33.000 kilómetros de fibra óptica tendida a lo largo del territorio nacional pero gran parte de esa red no está "iluminada".
Es decir, no presta servicio excepto en algunos tramos, como los que se alquilan a otras empresas de telecomunicaciones, privadas o públicas.
Dado que hay mucha infraestructura que no está en uso, ya hay provincias que están pidiendo que se las habilite para hacer un aprovechamiento productivo de esa red.
Esta podría ser la pata más sencilla de resolver en el corto plazo por el Ministerio, porque se debe definir un plan de negocios y de servicios sobre lo existente y, a partir de ahí, realizar nuevas proyecciones si fueran necesarias.
Resolver que "las comunicaciones no se corten" es un tema más complejo.
Por lo pronto, avanzar hacia un negocio en el que "todo va a ser digital", tal como dijo el ministro, no alcanza con acelerar el recambio de equipos móviles.