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Tras el Mundial de Sommeliers, bodegas argentinas activan nuevas inversiones con el Malbec como punta de lanza
28/04/2016 - 14:03hs

En un teatro de la Ciudad de Mendoza, 500 espectadores provenientes de casi 60 países observaban la escena en medio de un silencio sepulcral. En el ambiente se respiraba algo de tensión y mucha expectativa

Arriba del escenario no había actores representando una obra: estaba de pie, vistiendo un impecable traje negro, un sommelier sueco de 31 años. Frente a él, siete copas de vino, entre tintos y blancos. 

Una a una, primero olfateando y luego degustando, fue descifrando a ciegas todas las cepas y su procedencia. 

Riesling de Alemania”, “Torrontés de Salta”, “Malbec de Mendoza”, “Grenache de Francia”, recitaba con una precisión casi quirúrgica. Cuando terminó, todo el teatro estalló en un aplauso

No sólo eso: en apenas unos minutos, el sueco hasta había precisado el año de cosecha de cada vino e, incluso, había brindado una breve característica de los mismos. 

Las pruebas que siguieron implicaron un desafío a la memoria que hasta el mayor amante del vino consideraría imposibles de afrontar, como recordar las características y cualidades de un champagne francés de hace sesenta años o cómo había sido la cosecha de uvas en Burdeos en 1950

Una a una, pasó todas y cada una de las pruebas. Y esta destreza convirtió al sueco Jon Arvid Rosengren en el mejor sommelier del mundo.

No es un dato menor que la consagración la obtuviera en la Argentina, donde por primera vez en la historia se realizó este certamen que se organiza cada tres años y cuya última edición había tenido lugar en Japón

La candidata local, Paz Levinson, estuvo a la altura de las circunstancias: logró el cuarto puesto -la mejor posición hasta el momento- sobre un total de 61 participantes de 58 países. En segundo lugar quedó para un francés y el tercero para una irlandesa

Por cierto, el Mundial fue una oportunidad única para vender la marca “Vino Argentino” en todo el mundo. 

Durante cinco días, sommeliers, jurados y periodistas de medios de Japón, Noruega, Suecia, Dinamarca, Sudáfrica, Francia, Irlanda, Rusia, Canadá, Alemania y Taiwán -por nombrar sólo algunas naciones-, participaron y cubrieron este evento que demandó una organización de más de dos años. 

De hecho, Rosengren, el ahora mejor sommelier del planeta y quien tendrá una influencia asegurada en los medios internacionales, aseguró que se llevó una excelente impresión de los vinos nacionales: “Lo que está pasando en la Argentina es realmente interesante. Ha mejorado mucho la calidad, las bodegas están haciendo cosas más interesantes, más elegantes”. 

Tras la final, la ceremonia de cierre contó con la participación del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien aprovechó el contexto para hacer referencia a lo oportuno que fue contar con esta “vidriera” justo en momentos en que se apuesta a un salto exportador, tras años de haberse conformado con el "vivir con lo nuestro". 

“Es realmente importante que se haya desarrollado este Mundial en la provincia, porque coincide con el cambio de ciclo que está viviendo nuestra economía, con una apertura económica y al mundo”. 

Una herencia compleja

La industria vitivinícola, luego de años de fuerte expansión, viene de un período realmente duro, explicado principalmente por la importante pérdida de competitividad cambiaria que también azotó a gran parte de las economías regionales. 

El año pasado se exportaron cerca de 22 millones de cajas de 12 botellas, uno de los niveles más bajos desde el 2007 y muy lejos de las 25,4 millones logradas en 2010, el último récord del que se tiene registro (ver cuadro). 

“Los exportadores han perdido mercado por 3,4 millones de cajas, especialmente en el segmento de más bajo precio”, indicaron desde la División Vinos de Supervielle, el banco que más fuerte apuesta al rubro vitivinícola. 

Desde la entidad confirmaron esta floja performance obedeció básicamente al “acentuado deterioro del tipo de cambio en términos de inflación”. 

Hasta antes de la devaluación que propiciara el macrismo, a mediados de diciembre, el vino figuraba entre los cuatro productos más castigados por la fórmula que conjugó alza de costos y dólar atrasado.

La competitividad de esta industria se llegó a desplomar un 40% respecto de los niveles de 2011, siendo sólo superada por otras tres ramas de actividad: algodón, trigo y azúcar

Otro “termómetro” que sirve para medir los problemas que han tenido las firmas para insertarse en los mercados internacionales es la entrada y salida de empresas del negocio exportador.

Según el Banco Supervielle, en el período expansivo, que fue de 2003 a 2007, se sumaban compañías a un ritmo promedio del 25% anual, mientras que apenas un 7% se retiraba de la exportación.  

A partir de 2008, el escenario cambió radicalmente: la tasa de salida pasó a ser del 10% y, por primera vez luego de ese ciclo de crecimiento virtuoso, se superó el porcentaje de entrada de nuevas empresas (ver cuadro). 

Como  consecuencia de ello, hubo un amesetamiento primero y un retroceso después, en el número de bodegas con presencia en el exterior

Así, luego de haberse llegado a un pico de casi 420 empresas exportadoras, el nivel cayó hasta los 390 establecimientos, tal como se puede observar en el siguiente cuadro: 

Viento a favor

El sinceramiento del tipo de cambio, junto con la eliminación de las retenciones a las exportaciones (que en el caso de la industria vitivinícola eran del 5%) implicaron una mejora de la competitividad del 50%. 

Si bien en los meses sucesivos el alza de costos socavó parte de este salto, el panorama actual representa una gran mejora respecto del escenario que imperaba hasta principios de diciembre. 

En diálogo con iProfesional, Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina –organismo responsable de la promoción del vino argentino en el mundo-, indicó que “las expectativas son positivas. La mejora en el tipo de cambio y la eliminación de las retenciones nos dan un panorama más previsible".  

El directivo indicó que “el cambio de tendencia en el nivel de exportaciones no se da en pocos meses, especialmente luego del deterioro de las condiciones que se prolongó durante tanto tiempo. Pero hay buenas perspectivas. Hacia adelante hay que realizar un intenso trabajo en los mercados mundiales para volver a insertarnos y recuperar nuestra participación”. 

Desde el Banco Supervielle, Milton Migotti, gerente de Negocios internacionales, aseguró que el sector ya está reaccionando al cambio de contexto. 

De hecho, la industria vitivinícola fue la primera en avanzar con la toma de nuevos créditos en dólares tras el levantamiento del cepo y el fin del conflicto con los holdouts

En este sentido, el Supervielle es el que se muestra más activo en esta industria a partir de una política muy fuerte en cuanto al otorgamiento de líneas de financiamiento

"Ha habido una mejora concreta en las condiciones crediticias para las empresas exportadoras, tanto a nivel tasas como en plazos”, remarcó el directivo del Supervielle, quien agregó que “las bodegas se están mostrando muy activas en la demanda de fondeo”, ya sea para prefinanciar ventas al exterior como para apalancar la compra de equipamiento con el fin de expandir la capacidad de producción.

Se activan inversiones

Este primer cuatrimestre fue muy prolífico en materia de nuevos proyectos, dado que muchas de las inversiones que se habían activado en el sector se terminaron concretando ahora, en coincidencia con el mejor clima de negocios.

Un caso emblemático es el de Familia Zuccardi, que acaba de inaugurar una bodega con tecnología de punta en Valle de Uco y capacidad para producir 800.000 litros de vino de alta ama, previo desembolso de u$s15 millones. 

Tapiz es otro de los establecimientos que está en plena fase de expansión: está construyendo una segunda planta, también en Valle de Uco, y acaba de adquirir otra finca

Las instalaciones que está levantando –y que estarán listas a principios de 2017- tendrán capacidad para elaborar 1 millón de litros de vinos premium. Demandó una inyección de cerca de u$s2,5 millones. 

Paralelamente, un grupo de empresarios extranjeros acaba de presentar en la Argentina el proyecto Blanchard & Lurton.

Para este emprendimiento prevé invertir unos u$s2 millones para la construcción de una bodega que se destinará exclusivamente a la producción de vinos blancos tope de gama. 

En tanto, Molinos Río de la Plata -el gigante alimenticio de la familia Pérez Companc que ya es dueño de Nieto Senetiner-, arrancó el 2016 con la compra del prestigioso establecimiento Ruca Malén. 

El mismo elabora algunos de los vinos más prestigiosos de la región mendocina de Agrelo, y fue reconocido por tener el mejor restaurante de bodega del mundo. La operación alcanzó los casi u$s9 millones. 

El arranque del año también trajo como novedad la adquisición por parte de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita) de una bodega que pertenecía a la elaboradora Huarpe Wines y que tiene una capacidad de producción y almacenamiento de 95 millones de litros. 

Como parte de esta ronda de inversiones se destaca el surgimiento de un nuevo proyecto en Junín, en la zona este de Mendoza, donde desde hacía años no había un anuncio de importancia. 

El reconocido bodeguero Miguel Ángel Navarro, junto a un grupo de socios, está por inaugurar una bodega bautizada como Divendres, que demandó un desembolso de varios millones y que estará destinada a la producción de vinos premium. 

Como parte del mayor ritmo de actividad que se espera en la industria, la subsidiaria en la Argentina de la fabricante de corchos sintéticos más grande del mundo, Nomacorc, anunció recientemente la ampliación de su planta ubicada en la provincia de San Juan, previa inversión de u$s2,7 millones. 

La compañía planea abastecer desde la Argentina al mercado de Uruguay, Chile y Bolivia, de la mano de una capacidad de producción que este 2016 alcanzará los 200 millones de tapones, lo que arroja un promedio de casi 23.000 unidades por hora. 

El Malbec, la gran punta de lanzaSi bien la industria está empeñada por diversificar las exportaciones, lo cierto es que la marca del vino argentino en el exterior hoy sigue siendo el Malbec

Otro motivo más por el cual los ojos del mundo se posaron en Mendoza, en paralelo al certamen por el cual se eligió al mejor sommelier del planeta, es que también se celebró el Malbec World Day, un evento que impuso Wines of Argentina. 

Los festejos en esa provincia se extendieron luego a más de diez ciudades de América y Europa, como Bogotá, México, San Pablo, Nueva York, Montreal, Calgary y Londres, entre otras, donde se realizaron degustaciones y distintas acciones de promoción.  

La difusión de la cepa estrella argentina se basa en la explosión que experimentó en los últimos años y que hasta "resistió" las políticas con sesgo antiexportador que propició la anterior administración. 

El boom del Malbec es innegable: según datos del Observatorio Vitivinícola, en 2006 había unas 23.000 hectáreas implantadas con esta variedad. Hoy son casi 40.000, lo que implicó un salto del 70% en una década (ver cuadro). 

Este fuerte crecimiento de la producción tuvo un impacto notable en términos de exportaciones, gracias también a que el Malbec encontró una sólida demanda en mercados de consumo estratégicos, como Estados Unidos

Así las cosas, mientras que en 2006 se habían despachado al mundo 37 millones de litros, por un valor apenas por encima de los u$s100 millones, en 2015 se llegaron a comercializar 134 millones de litros, valuados en casi u$s500 millones, que salieron al exterior bajo más de 1.600 marcas. 

"Todavía hay mucho espacio para que el Malbec siga creciendo en el mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, apenas el 6% de lo que se consume, en términos de variedades, está explicado por esta cepa", afirmó Giordano. 

Si bien aun resta dominar una variable clave, como es la inflación, para poder pensar en un crecimiento sostenido y a largo plazo en los mercados internacionales, en el sector hay grandes expectativas de que la industria vitivinícola pique en punta entre las economías regionales y vaya por su postergada revancha