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Es el cuarto incremento desde que asumió el Gobierno de Cambiemos. Se da a las pocas horas de una protesta sindical multitudinaria por despidos e inflación
01/05/2016 - 03:04hs

El Gobierno convalidó otro aumento de hasta 10% en los precios de los combustibles. Es el cuarto ajuste en el año y ya se acumula una suba del 30%.

Hasta ahora, el gasoil y las naftas habían registrado desde enero un repunte de casi 20%.

En tanto, los costos en dólares de las petroleras se elevaron un 50% desde la salida del cepo cambiario y a raíz de la devaluación en diciembre.

La intención del ministro de Energía, Juan José Aranguren, es que las compañías puedan tener una recomposición en los cuadros tarifarios sin esperar hasta agosto, tal como se había proyectado inicialmente.

Antes de la confirmación oficial, el presidente de la Federación de Entidades del Combustible de la Provincia de Buenos Aires, Luis Malchiodi, se adelantó a afirmar que "no se justifica" un nuevo incremento que en Capital Federal deja el valor de la nafta premium cerca de los $20 el litro.

"No se justifica ahora y ni siquiera dentro de cinco meses", sostuvo el dirigente. Añadió que "parece un regalo político más que una realidad".

Por lo pronto, los valores promedio que se manejan en el sector son:

- La nafta súper pasará de $15,53 a $17,08 en Capital Federal.

- La premium aumentará de $17,55 a $19,30 

- El gasoil, de $14,13 a $15,54.

Malchiodi aseguró que los precios "son similares a todo el entorno geográfico argentino".

Además, criticó el mecanismo por el cual el barril de petróleo crudo dentro de la Argentina se transaccione (entre las firmas que lo extraen y aquellas que lo refinan para así obtener los combustibles) a u$s70, cuando en el mundo no llega a los u$S40.Oil, la compañía del empresario kirchnerista Cristóbal López, fue una de las primeras en informarle a su red de bocas de expendio que a partir de las cero horas de este domingo, 1 de mayo, los valores de venta han cambiado.

El resto de las petroleras luego han ido comunicando sus ajustes. "Los precios se moverán aproximadamente un 10%", ratificaron en otras firmas.

Marco poco propicio

La medida da en medio de una fuerte interna dentro del Gobierno y tras un acto masivo organizado por las centrales obreras para protestar contra la inflación y los despidos. 

En lo político, debe leerse como un triunfo del ministro de Energía, Juan José Aranguren quien, de este modo, logró imponer su visión.

Tal como adelantara iProfesional, la intención de volver a modificar las tablas de los surtidores había generado un contrapunto en el Gabinete nacional.

Se trata del cuarto ajuste en lo que va del año. Las últimas tres correcciones fueron en eneromarzo abril. En cada una, el aumento rondó el 6%.

Según Energía, las petroleras deben recomponer sus balances, tras haber sido golpeadas por la devaluación de diciembre.

También argumentaron que la propia dinámica inflacionaria torna imprescindible un nuevo reacomodamientode los precios.

El pedido de Aranguren a Mauricio Macri levantó voces críticas de varios funcionarios, sobre todo los del "ala política". 

En este sentido, Marcos Peña, jefe de Gabinete, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, expresaban que ya no quedaba margen para dar malas noticias y sugerían esperar.

Por lo pronto, el Gobierno viene prometiendo una mejora de la economía para la segunda parte del año. Ese bienestar, claro, debe llegar con una marcada desaceleración  de los precios.

Justamente, un impulso alcista en las naftas pone también en riesgo ese objetivo.

Tal como consignó este medio, con el aumento queda en claro que en la puja entre "halcones" y "palomas" vienen ganando los primeros.

Es decir, otra vez prevaleció la opinión de quienes creen que un ajuste duro y "de golpe" en el inicio de la gestión es preferible al dolor de ir realizando retoques paulatinos.

Macri se terminó de convencer de ello tras su encuentro con el presidente estadounidense, Barack Obama, quien le recomendó que era conveniente tomar las medidas desagradables al comienzo de modo tal de facilitar una recuperación económica más temprana y con mayor ímpetu.

El "ala política" -más atenta a los actuales cambios en el humor social- no fue atendida, en un contexto en el que cada vez son más los funcionarios que advierten que la cuota de malas noticias -al menos por este año- ya está cumplida.

La paradoja del petróleo baratoEn medio de esta controversia, Aranguren también dio su argumento "social". 

Afirmó que sin un nuevo incremento se corría el riesgo de una "explosión de desempleo" en las provincias petroleras.

Consciente de que los últimos ajustes en las tarifas erosionaron fuertemente el poder adquisitivo, el ministro Alfonso Prat Gay había prometido que no iba a haber retoques adicionales en las boletas de luz, gas y agua potable. Si bien los combustibles no están incluidos en esa lista, sus valores también están regulados por el Estado.

De modo tal que este nuevo incremento puede dar lugar a posteriores aumentos en los alimentos.

De hecho, varias compañías formadoras de precios le habían advertido al Gobierno que en estas últimas semanas se vieron forzadas a hacer remarcaciones.

Esto, a raíz de los mayores costos de logística, rubro que, claro está, incluye a los combustibles.

Según Aranguren, la explicación a la necesidad de tener que subir nuevamente los precios hay que buscarla en el contexto internacional.

La persistencia de un barril de petróleo cotizando en niveles tan bajos -en torno de los u$s40- le quita incentivos a las empresas del sector para que inviertan.  

Paradójicamente, la mayor presión para la suba que promovió Aranguren está dada por el bajón del precio en el mercado global.

A contramano de lo que puede pensarse intuitivamente, un nivel bajo del crudo a nivel mundial no favorece una baja de las naftas en el mercado argentino.

¿Por qué? porque internamente las empresas que extraen el crudo le venden esos barriles a las refinadoras (que son las que elaboran los combustibles que luego se despachan a las estaciones de servicio) a un valor fijo significativamente más alto (u$s67).

En términos porcentuales, casi un 70% más. Esto, amparado por el Gobierno, para que las primeras (las que extraen) no se vean impactadas negativamente por el bajo precio que rige en el exterior.

"A estas compañías se les da un estímulo extra para que no levanten los equipos de exploración y mantengan la producción porque, si lo hacen, se produciría una ola de despidos", afirma a iProfesional un estrecho colaborador del ministro de Energía.

"No queremos agravar la situación social en la Patagonia, una región que no tiene manera de reemplazar una actividad por otra. Si no sos petrolero, literalmente quedás en el desierto", completó.

Esta dura realidad que se da en el sur del territorio convive con la de los consumidores de todo el país, que observan cómo los precios de los bienes y servicios no paran de subir, a contramano del bajo precio del barril fronteras afuera.

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