La inflación de mayo puede retrasar la baja de las tasas de las Lebacs
Las últimas mediciones sobre la inflación semanal acercaron malas noticias al Banco Central (BCRA) y lo presionarán hoy para mantener altas las tasas de interés de la economía.
Los relevamientos de dos consultoras que el equipo de Federico Sturzenegger mira de cerca para decidir sus acciones de política monetaria registraron que la suba de precios en los primeros siete días de mayo fue superior al 1% y arrojaron, con esto, una nueva señal de alarma para el Gobierno.
Como están las cosas, el BCRA debe mantener por más tiempo el freno de mano sobre la actividad y sostener las tasas de interés en niveles cercanos a los actuales -u optar, en el mejor de los casos, por una baja gradual-, a pesar de las especulaciones que se habían esbozado dentro del propio mercado en torno a un recorte abrupto y de las presiones que periódicamente ejerce el Ministerio de Hacienda.
Los últimos indicadores terminaron por derrumbar cualquier atisbo de audacia monetaria: la inflación de la primera semana de mayo, sin considerar el impacto de los combustibles, fue del 0,8% según las mediciones privadas.
Este dato, si bien incluye algunas subas estacionales, se parece bastante a lo que conforma la "inflación core" (núcleo o subyacente), que suele observar al tomar sus decisiones el Banco Central, para discernir entre lo que es, por un lado, ajuste de precios relativos (que se dan sólo una vez, por una decisión del Gobierno) y, por el otro, la inercia o tendencia de los precios.
Hay, con todo, un síntoma aún más preocupante: el mismo índice, medido a nivel nacional, será mayor para este mes que el de la Ciudad de Buenos Aires.
Sucede que, en la canasta de consumo de los porteños, la suba del 10% en las naftas tendrá una menor ponderación, de sólo 0,4 punto porcentual (presumiblemente porque se considera que usan menos el auto para desplazarse). Para los argentinos del interior del país, en cambio, la incidencia de este mismo aumento en las naftas será de entre 0,6 y 0,8 punto porcentual.
A los dos índices (el de CABA y el "nacional") se les sumarán, casi por igual, los efectos de las prolongadas lluvias de abril en los precios de los lácteos, carnes y verduras, que recién empezaron a reflejarse en las góndolas en los últimos días. Con estas subas incluidas, sólo en la primera semana del mes -del 1 al 7 de mayo- la inflación se ubicó en el 1,2% para Capital Federal y hasta en el 1,6% para el resto del país.
Con este diagnóstico, la mesa chica del Banco Central debe decidir hoy a la tarde qué hacer con las tasas de interés de las Letras de deuda que licita semanalmente y que sirven de referencia a toda la economía.
La especulación del mercado había girado en torno a una segunda baja consecutiva, después del tímido recorte del últimos martes (apenas 50 puntos básicos), que iniciara un "ciclo bajista" en la política monetaria y que estuviera en sintonía con los planes de reactivación de Alfonso Prat Gay.
Pero en los bancos por ahora consideran que el riesgo inflacionario sigue elevado y que hay motivos de sobra para pensar en una nueva pausa del Central o un ajuste "simbólico".
Otro indicio que sostiene sus argumentos: ayer, el Banco Central salió a vender Lebac en el mercado secundario con rendimientos que se ubicaron entre el 37% y el 37,2% anual.
A través de estas operaciones, Sturzenegger suele enviar señales al mercado. Una tasa como la que negoció ayer -apenas inferior a la de la semana pasada- indicaría que la intención oficial es dejarla firme por un tiempo más, según consigna Ambito.
Así y todo, un recorte cercano a 50 puntos básicos, como el del último martes, no tendría tampoco un impacto inmediato y sólo influiría sobre las expectativas de mediano plazo. Por ahora, parece ganar espacio una sola certeza: la estrategia de quienes conducen la política monetaria es aferrarse al gradualismo y descartar los planes de "shock".