iProfesionaliProfesional

La producción cada día más grande de vehículos con batería recargable está disparando la extracción del denominado "petróleo blanco"
10/05/2016 - 12:32hs

Tesla Motors Inc. no sólo sacudió a la industria automotriz con la producción y venta de vehículos eléctricos, sino que también está modificando el mercado de metales del mundo. 

Ocurre que la automotriz del empresario Elon Musk y otros fabricantes de autos eléctricos están demandando grandes cantidades de litio, apodado "petróleo blanco" por su uso en las baterías con las que funcionan sus productos, informó Wall Street Journal.

Los precios del mineral subieron 47% en el primer trimestre frente a la cotización promedio de 2015, según los datos más recientes de Benchmark Mineral Intelligence. El año pasado, habían avanzado un 28% pese a que la mayoría de los metales y las materias primas estaba por los suelos.

Un informe del banco de inversión neoyorquino Goldman Sachs Group Inc. estima que la demanda de litio podría triplicarse hasta 2025, a 570.000 toneladas, impulsada fundamentalmente por su uso en los autos eléctricos y los teléfonos inteligentes.

Tesla proyectó la semana pasada ventas de 500.000 automóviles para 2018 y la producción de un millón de unidades para 2020, gracias en parte al lanzamiento de su Model 3, que valdría en Estados Unidos unos 35.000 dólares.

Esos vehículos requerirán grandes cantidades de litio. Más si se tiene en cuenta que, según cálculos de Goldman Sachs, una batería del Model S (otro de los vehículos de la compañía de Musk) contiene más litio que 10.000 smartphones.

Aunque la corteza terrestre contiene enormes cantidades de este metal -el más liviano de la tabla periódica-, es difícil extraerlo. La mayoría de los yacimientos se encuentran en lugares remotos y plantean desafíos técnicos y logísticos importantes.

En todo el mundo hay alrededor de media docena de grandes depósitos de litio en producción, distribuidos entre Chile, Argentina y Australia. A diferencia de otras materias primas, carece de un mercado al contado y no se negocia en ninguna bolsa.

Buena parte de la demanda proviene de China, donde el gobierno está usando baterías de litio en buses eléctricos y otros vehículos. NextEV, un fabricante chino que planea presentar su primer auto eléctrico el próximo año, podría aumentar el consumo de litio.

En poco más de un año, el precio del equivalente a una tonelada de carbonato de litio se disparó de u$s6.000 a principios de 2015 hasta un máximo de u$s20.000, dice Anthony Tse, director gerente de Galaxy Resources Ltd., una compañía que opera depósitos de litio, con activos en Argentina, Australia, Canadá y China.

Galaxy posee en el norte argentino Sal de Vida, un depósito ubicado entre las provincias de Salta y Catamarca que se halla dentro del denominado "triángulo del litio", un área que comprende también partes del norte de Chile y el sudoeste de Bolivia.

China y el resto de Asia están impulsando la demanda. De acuerdo con un informe de Nomura, el gigante asiático representó 68% del consumo mundial de baterías de litio en 2015. Se prevé que esa cuota crezca debido a que el país se está volcando cada vez más para alimentar su sector de transporte.

Beijing manifestó que para 2020 quiere tener en las carreteras 5 millones de vehículos con nuevas fuentes de energía y 200.000 autobuses eléctricos. "Eso implicará un fuerte crecimiento continuo de la demanda de litio en ese país", señala Tse.

Pero el mineral no es el único beneficiario de lo que algunos llamaron "el efecto Tesla". La demanda de aluminio, que se usa para fabricar autos más livianos, y de cobre, un conductor de electricidad, también podría crecer.

Un auto eléctrico, por ejemplo, usa 60 kilos de cobre, cuatro veces más que uno con motor diésel, según el productor cuprífero Mantos Copper. Por otra parte, los analistas advierten que la demanda de platino y paladio podría disminuir. Estos metales se usan principalmente en convertidores catalíticos, pero no en las baterías de los vehículos eléctricos.

A pesar de la voraz demanda de litio de parte de los fabricantes de autos eléctricos, algunos advierten que el metal podría más adelante ser víctima de un exceso de suministro, como suele suceder con otras materias primas. Algunos ejecutivos del sector sostienen que la demanda podría ser robusta durante tres a cinco años. Después, la oferta podría exceder la demanda.

Temas relacionados