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El plan secreto de Sturzenegger para el dólar: quiere aplicar el "modelo australiano"

El plan secreto de Sturzenegger para evitar que se desplome el dólar: quiere aplicar el "modelo australiano"
07/06/2016 - 08:04hs
El plan secreto de Sturzenegger para el dólar: quiere aplicar el "modelo australiano"

Cuando los Gobiernos se encuentran en encrucijadas complicadas, la inspiración puede llegar de los lugares menos pensados. 

De Australia, por ejemplo, cuya política cambiaria está siendo estudiada minuciosamente por el Banco Central para ser aplicada como el modelo a seguir para la economía argentina.

En un contexto en el que la preocupación vuelve a ser -como tantas otras veces- incurrir nuevamente en atraso cambiario, la búsqueda de modelos alternativos se ha transformado en una de las ocupaciones principales de los funcionarios

Por lo pronto, Federico Sturzenegger tiene la clara determinación de no repetir la experiencia de su antecesor, Martín Redrado.

Recuerda que en la primera etapa kirchnerista se sostenía la cotización por la vía de volcar pesos al mercado.

Al actual titular del Banco Central le encanta el "modelo australiano" y está dispuesto a seguir sus enseñanzas. De hecho, no es la primera vez que ese país aparece en los radares de los funcionarios públicos. 

Cada tanto, la aspiración de los gobernantes por poner a la economía argentina en la misma escala que la de la nación oceánica se hace pública.

Ese deseo, incluso, mereció que el economista Pablo Gerchunoff -ex secretario de Programación Económica en tiempos de José Luis Machinea como ministro- le dedicara un libro. 

Ambos países tienen algunos puntos en común: diversidad climática, baja densidad poblacional y enormes recursos naturales. Sin embargo, en lo que se refiere a sus economías, los caminos han sido muy divergentes.

Dicho de una manera llana: a ellos les va mejor. Mucho mejor. El producto bruto más que duplica el argentino y el PBI por habitante es cinco veces superior.

No hay una única respuesta para explicar semejante desventaja en contra de la Argentina

Un aspecto que aparece como el más mencionado por los investigadores es la diferencia en el funcionamiento institucional, mucho más estable y creíble a favor de Australia, algo que contrasta con la siempre volátil política de la Argentina.

En la comparación, explica Gerchunoff, también jugó a favor de ese país la mayor demanda japonesa. 

A contramano de los vecinos

En las charlas con economistas y funcionarios, Sturzenegger suele poner a la economía australiana como el ejemplo a seguir.

Esto, por considerar que fue uno de los países que logró con éxito sortear la trampa de la apreciación cambiaria cuando todos sus vecinos fueron víctimas de una burbuja. 

Asegura que la economía de ese país cambió a partir de 1983, cuando puso en marcha una profunda reforma, con algunas semejanzas a lo que más tarde ocurrió en la Argentina durante el menemismo.

"En 1983, en Australia, la inflación era del 17%; el desempleo, del 10%; el crecimiento, de 2% negativo; los déficit de cuenta corriente y el fiscal habían subido a niveles récord, insostenibles", rememora la ex embajadora Patricia Holmes.

El encargado de poner en marcha ese año las reformas fue el entonces flamante gobierno de centroizquierda, encabezado por un sindicalista: Bob Hawke. Los principales cambios incluyeron:

-Una reforma comercial

-Cambios en el esquema tributario (más base impositiva, menos tasas)

-Una férrea reglamentación de defensa de la competencia

No obstante, la modificación más sustancial fue el tipo de cambio, que pasó a ser flotante

Y esta decisión le abrió al país las puertas a otras transformaciones de fondo que fueron sucediendo.

Según afirma el propio Sturzenegger, la determinación de mantener una flotación de su moneda le permitió, entre otras cosas, surfear sin mayores problemas la crisis que en 1997 sacudió a los tigres y "tigrecitos" asiáticos, que luego se expandiera a Rusia y Brasil.

"Ese año, Australia se graduó, porque se convenció de que para crecer de manera sostenida era necesario manejarse con un tipo de cambio flotante, sin atarse a un nivel del dólar para contener la inflación", explica.

Su convencimiento es tal que personalmente se ocupa de transmitirle a su equipo que Oceanía es "un faro". 

De hecho, fue Nueva Zelanda quien propició, en 1990 y por primera vez, las metas de inflación, la regla que guía a Sturzenegger.

Claro que tanto este sistema para controlar los precios como el régimen de flotación cambiaria no resultan suficientes cuando hay un ingreso masivo de capitales que presiona hacia abajo la cotización del dólar. 

De hecho, esto fue lo que le ocurrió en la última década a los países latinoamericanos, que vieron apreciarse sus monedas hasta que -con la reversión del flujo- debieron devaluar.

En el caso australiano, la elección de una política cambiaria estuvo acompañada de otras medidas estructurales, vinculadas con la determinación de abrir la economía.

Esto ayudó a que el flujo de divisas entrante se viera atenuado por una fuerte salida de dólares para pagar importaciones, de manera que no se presionó a una excesiva apreciación de la moneda local.

Consultado por iProfesional, un miembro del equipo económico afirma: "Australia es un caso muy interesante, porque la flotación le permitió abrirse al mundo sin los traumas que sí sufrió la Argentina cuando quiso hacerlo, ya sea con tipo de cambio fijo (convertibilidad) o similar (tablita)".

"En nuestro país padecemos que se asocie 'apertura' a un mayor nivel de desempleo, en gran parte por culpa de esas experiencias", prosigue.

La visión de Sturzenegger es que a la Argentina le falta convencerse de lo mismo. 

El funcionario considera que el país sucumbió cada vez que utilizó el tipo de cambio como ancla de otras variables. 

La última vez fue a finales de 2015, cuando se vio obligado a devaluar en medio del cepo cambiario y de una fuga de capitales masiva y permanente.

Sturzenegger está convencido de que la salida de la crisis "esta vez no será por el camino más fácil, porque ese atajo termina mal". 

Más aun, está decidido a mover las fichas para que, una vez que se hayan ordenado las variables tras la devaluación de diciembre, la economía muestre signos de crecimiento robusto y a largo plazo.

Pulseando con los "fondos golondrinas"
Por ahora, el titular del BCRA trata de imponer su modelo de flotación "sucia" -con intervenciones esporádicas en el mercado- en medio de las urgencias.
¿Cuáles son dichas urgencias
La primera de ellas, la emisión de dinero para cumplir con los contratos de futuros, herencia del kirchnerismo
La segunda, hacer frente a la llegada de capitales especulativos, tentados por las elevadas tasas de interés en pesos.
Para desalentar esa oleada, Sturzenegger viene tomando diversas medidas. Entre ellas:
1. La reducción de los tipos de interés de corto plazo de las Lebac
2. La mayor apertura de las ventanillas para el retiro de dólares (elevó el tope mensual de u$s2 millones a u$s5 millones).  
3. La prohibición de que los títulos Lebac puedan ser negociados en el extranjero.
Sturzenegger cree que el ordenamiento del mercado le llevará buena parte de este año. Al menos hasta que, hacia el último trimestre, pueda demostrar una desaceleración notable de la inflación.
A partir de ahí, será el tiempo de encaminar el trabajo hacia el modelo que más le gusta a la primera plana del Banco Central: Australia.
El propio Sturzenegger resalta cómo un tipo de cambio flotante le ha permitido a ese país abrirse al mundo, sin que ello necesariamente implique pérdidas de empleo ni caída en los salarios.
De hecho, tras una visita que hizo a esa nación, destaca que las remuneraciones en la industria han crecido en términos reales y que ya no sólo le vende al mundo productos primarios. También, hoy día es uno de los mayores exportadores de servicios educativos.
"¿Van a abrir la economía?", pregunta iProfesional a un miembro del equipo económico.
"No decimos eso porque se trata de una decisión política que excede al gabinete económico. Lo que sí podemos asegurar es que la apertura es la que explica el éxito australiano", responde.
También el FMI llevó a cabo una investigación muy detallada sobre el éxito del país oceánico.
"Fue exitoso en su estrategia de flotación cambiaria. Logró moderar la salida de capitales en los ‘90 mientras los demás territorios de la región sufrían ese fenómeno", escribió un equipo liderado por la economista Hali Edison.
Ese "paper" del FMI, que le da luz verde y entusiasma aun más a Sturzenegger, da cuenta de que durante los primeros 20 años del modelo australiano (1983 a 2003) la Reserva Federal de esa nación intervino dos veces por semana.
Consigna además que siete de cada diez intervenciones fueron para comprar divisas y defender un tipo de cambio competitivo, que le permitiera sostener el nivel de exportaciones aun en momentos de crisis.
Sturzenegger está convencido de que la Argentina tendrá, con el paso del tiempo, muchas más chances de defenderse si persiste en la idea de un tipo de cambio flexible.
Colombia se suma a la lista
El titular del BCRA junto con su equipo observan muy de cerca también lo sucedido en Colombia.
Este país: 
-Es dependiente casi exclusivamente del petróleo, que explica el 80% de sus exportaciones
-Tras la brusca caída en el precio del barril, se vio forzado a devaluar su moneda
-En los últimos dos años, el dólar subió nada menos que 70% pero la inflación apenas un 11%. 
-El Producto Bruto, pese a las enormes dificultades, registró un crecimiento del 3,1%.
Es decir, el modelo cambiario y monetario se adaptó a la perfección a un factor exógeno negativo como fue la caída en el precio de su principal materia prima. +
Así, la economía quedó a salvo de semejante cimbronazo.
Por lo pronto, la lectura que hace Sturzenegger es que a las actuales autoridades les queda "un arduo trabajo por delante. Pero apuntamos a una macro que sirva para generar empleo a largo plazo. No queremos transitar un camino facilista y de corto alcance".
Por ahora, la inflación
Actualmente, el foco está puesto en lograr la tan mentada baja de la inflación. Pero no de cualquier manera.
Está a la vista la relevancia que el Banco Central le otorga al plan monetario para domar la suba de precios. 
El funcionario, ante su equipo, insiste con la misma postura cuando identifica el escenario para el futuro. Le dice que no hay que "caer en la trampa" de utilizar al dólar como ancla de las expectativas inflacionarias.
Sturzenegger vuelve una y otra vez sobre los mismos argumentos. 
Es más: está dispuesto a "bancar" esta etapa recesiva del ciclo económico siempre y cuando al final del túnel se perciba la luz que indique la salida de la crisis.
Esa luz tiene identificación: la baja de la inflación.
El funcionario ya hizo público su expectativa del 1,5% para septiembre. Lo reivindica ante su equipo. "Ganaremos credibilidad", se entusiasma.
Espera confiado el último trimestre del año. Un índice de precios sensiblemente más bajo ayudará a revertir las expectativas de los consumidores e inversores. Y que ése será el inicio para la reversión del ciclo.
Observando que ya existen indicios ciertos de desaceleración inflacionaria (por los datos que aparecen en las provincias de San Luis y en Córdoba, por ejemplo), en el BCRA creen que la actividad económica se robustecerá hacia finales de este año.
Los denominados "brotes verdes" empezarán a notarse pronto, prometen.

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