El cruce entre el sector empresario y el Ministerio de Producción frente al manejo de las importaciones, está al rojo vivo. 

Tras la polémica suscitada por el regreso de las compras al exterior “puerta a puerta” –que generó una dura réplica desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa-, ahora los que se están poniendo en guardia son la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) junto con otras cámaras sectoriales. 

¿El motivo? Aseguran que el Gobierno está preparando el camino para avanzar con una drástica reducción del arancel externo para abaratar las importaciones –al menos en esta primera etapa- de diversos productos electrónicos. 

“Este lunes fuimos al Ministerio de Producción, donde dejamos una nota en la que pedimos una reunión urgente para discutir el tema de la baja de los aranceles a las importaciones”, confirmó un alto dirigente de la UOM a iProfesional. 

La misiva también cuenta con la firma de Carlos Scimone, gerente de CAMOCA, la entidad que nuclea a los fabricantes de electrónica de la Argentina que operan por fuera del régimen de Tierra del Fuego. 

En diálogo con este medio, Scimone confirmó que “tanto desde la Secretaría de Comercio como de la Secretaría de Industria, nos adelantaron que el objetivo del Gobierno es reducir el arancel para la importación de computadoras portátiles, incluyendo notebooks, netbooks y tabletas, desde el 35% actual al 16%. Es decir, una baja de 19 puntos”. 

¿El objetivo? Según explicó el directivo, “la pretensión de Producción es disminuir los valores de los productos electrónicos que consumen los argentinos”. 

“Quedamos en presentarles una propuesta de adecuación de precios. Pero nos adelantaron que, independientemente del plan que les llevemos, no iban a aceptar otorgar subvenciones y que la baja del arancel del 35% al 16% es una medida que estaba decidida políticamente y que no había marcha atrás”, confirmó. 

En tanto, el presidente de la Cámara de la Industria Electrónica (Cadieel), Jorge Cavanna, confirmó a iProfesional que “estamos en conocimiento del plan oficial que busca reducir los aranceles a las portátiles". 

"Es positivo bajar los precios, pero la noticia no llega en un buen momento porque en este sector hay 5.000 empleos que pasarían a quedar muy desprotegidos", amplió.  

La pelea de fondo

Uno de los instrumentos con los que cuenta cada país para resguardar sus industrias, más allá del manejo de la política cambiaria o las herramientas administrativas (como las licencias no automáticas, en el caso de la Argentina) son los aranceles de importación. 

Los Estados miembro del Mercosur aplican una alícuota a un amplio abanico de bienes que forman parte del nomenclador aduanero y que arranca en el 16%. 

Sin embargo, en 2011, los países que conforman el bloque acordaron en una cumbre de Jefes de Estado, la posibilidad de que cada país pueda elevar esa protección arancelaria hasta el 35% para una canasta total de 100 posiciones. 

El 35% no fue un número elegido al azar sino que es el nivel máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC). 

Tras ese acuerdo, en enero de 2013 el Gobierno argentino decidió elevar hasta ese techo las alícuotas de un amplio abanico de productos, entre los que se encontraban frutas, bebidas, productos de higiene personal, motos e, incluso, computadoras portátiles. 

Ahora, según explicaron los referentes de las distintas cámaras, el plan del macrismo sería el de retrotraer algunos de estos aranceles que habían sido elevados a su nivel máximo en épocas del kirchnerismo. 

Según los industriales, la medida apunta directamente a abaratar el ingreso de notebooks, netbooks y tabletas. 

Este debate, por cierto, se está dando en momentos en que el control de la inflación se ha convertido en uno de los temas que más desvela al Gobierno. 

“En la reunión que tuvimos con funcionarios nos dijeron que su principal objetivo es bajar los precios que paga el consumidor. Nosotros estamos de acuerdo con esa visión. De hecho, estamos delineando una propuesta que va en esa misma dirección. Lo que no queremos es que se vea afectado el empleo y el nivel de actividad”, recalcó Scimone. 

Cabe destacar que la importación de este tipo de dispositivos no se ve alcanzado por impuestos internos.

De modo que los propios industriales calculan que, a partir de una reducción directa del arancel externo de 19 puntos, los productos importados podrían llegar a los consumidores a valores un 10% más bajos que los actuales. 

Cavanna, de Cadieel, aseguró que “como cámara nos parece bien que la gente pague menos por una computadora. Es algo razonable. Pero no creemos que el camino sea tomando una medida de este tipo de un momento para otro. Esto tiene que ser dialogado y trabajado entre el Gobierno, las cámaras sectoriales y la UOM”. 

En esa misma sintonía se expresó un alto dirigente de la entidad gremial: “Apoyamos el reclamo a todas las empresas porque, si se avanza con esta medida, se verían muchos empleos afectados". 

Acto seguido, apeló a un argumento muy transitado como es el del "dúmping social": "Con aranceles tan bajos, la industria nacional pasaría a competir contra productos que son fabricados en Asia en condiciones precarias y, en muchos casos, con fuertes subvenciones de esos Estados”. 

Frente a esta polémica, fuentes del Ministerio de Producción consuladas por iProfesional afirmaron que detrás de estas declaraciones hay una “sobreactuación” por parte de las cámaras, al tiempo que descartaron “modificaciones al régimen para los próximos meses”. 

Pese a todo, en el sector empresario reina la inquietud, especialmente en un contexto en el que las ventas de productos informáticos están cayendo a un ritmo del 20% y que la fabricación de equipos en la Argentina ha venido contrayéndose a tasas aceleradas en los últimos años. 

Al trazar un “mapa” de la producción nacional de portátiles se observa que un 20% de los dispositivos salen de las líneas de montaje ubicadas en Tierra del Fuego, polo tecnológico que goza de fuertes beneficios impositivos. 

En 2015 se produjeron en la isla fueguina unos menos de 390.000 equipos. En concreto, se trató de un desplome de casi 70% frente al 1,3 millón de dispositivos producidos dos años atrás, uno de los mejores períodos para la actividad. 

En tanto, el grueso de la oferta local de notebooks, netbooks y tablets se genera en provincias como Buenos Aires o Santa Fe.

En 2015, estas compañías fabricaron 1,4 millón de unidades, lo que a su vez representó un bajón del 30% respecto a los registros de 2013. 

Desde Camoca advirtieron que, en gran medida, este derrumbe obedeció -además de a la contracción del poder adquisitivo- a la menor tracción por parte de los programas estatales, que han venido perdiendo protagonismo como motores de la industria. 

“Hace unos años, bajo el plan Conectar Igualdad, las empresas nacionales llegaban a colocar entre 700.000 y 900.000 equipos. Este año, apenas llegaremos a los 250.000. Esto nos complica”, señaló Scimone. 

Foco en los precios

De confirmarse esta medida, no sería la primera vez que el Gobierno utiliza las importaciones como “arma” en su lucha para domar los precios. 

De hecho, el propio Mauricio Macri –en el marco de una conferencia de prensa que diera pocos días después de asumir la presidencia- amenazó a empresarios con liberar el “cerrojo” para combatir la inflación. 

“En caso de que no veamos un acompañamiento en esta transición, recurriremos a abrir la importación y traer una oferta adicional que corrija el problema de los precios", había advertido. 

El objetivo de controlar la inflación, por cierto, está lejos de haberse concretado. 

Según el relevamiento oficial de la Ciudad de Buenos Aires, el índice anualizado ya trepó al 47%. 

Además, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, aseguró que si bien será posible alcanzar una inflación anual del 25%, “corrió” la meta desde el mes de diciembre a marzo del 2017. 

En medio de esta polémica, desde una de las cámaras consultadas afirmaron que la posible baja de aranceles no es tanto una decisión de la cartera que conduce el ministro Cabrera sino que es una "bajada de línea" que viene de Hacienda, dando a entender que se abre otra pulseada en el seno del Gobierno. 

Los dispositivos electrónicos, por cierto, no forman parte de la canasta básica de los argentinos, como la carne o los lácteos. Pero igualmente ocupan un lugar central en la agenda oficial. 

De hecho, una de las mayores apuesta del Gobierno en lo que va del año fue el plan de “celulares baratos” con tecnología 4G, con los que se busca acelerar el recambio tecnológico y traccionar ventas, a partir de equipos económicos, que cuestan $2.200. 

Paralelamente, el macrismo está avanzando en un intenso diálogo con firmas de Tierra del Fuego para mejorar la competitividad y bajar los precios que pagan los consumidores. 

Incluso, trascendió que se fijó una agenda de mediano plazo para que las empresas que producen televisores, celulares y hasta portátiles reduzcan sus valores de venta al público, con el tema de la flexibilización de importaciones como el telón de fondo. 

Esta “cruzada” oficial se da en un contexto en el que la CAME acaba de publicar un revelador informe en el que puso de manifiesto las grandes diferencias de precios entre la industria nacional y la de China. 

En el caso de los celulares, el relevamiento de la entidad mostró que un dispositivo de alta gama fabricado en el gigante asiático tiene un valor –sin impuestos de importación- de $8.000, mientras que un equipo de prestaciones similares producido en el país cuesta unos $20.000, es decir, un 150% más. 

Ahora, son las empresas que operan en la parte continental, fuera del amparo del régimen fueguino, las que están delineando un plan para demostrarle al Gobierno que están trabajando sobre la competitividad y la baja de precios. 

Scimone, de CAMOCA, adelantó a iProfesional que están por presentarle al Ministerio de Producción un programa para reducir los valores de las computadoras portátiles en casi un 30%, en dos etapas. 

“Proponemos una baja del 15% hasta el 31 de diciembre y otra reducción similar al 31 de marzo”, afirmó el directivo, quien aclaró que, para que se pueda concretar esta acción necesitan, como contrapartida, algunas condiciones, como menores aranceles para la importación de insumos –hoy la tasa promedio es de 8 puntos- y el compromiso de mantener el plan “compre argentino”.