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Cayó Dilma: cinco claves para entender cómo impactará su destitución en la economí­a argentina
28/07/2018 - 00:25hs

El 31 de agosto de 2016 quedará marcado a fuego en la historia como el punto final de Dilma Rousseff al frente de la presidencia de Brasil, luego de haberse consagrado, allá por 2011, como la primera mujer en ejercer el máximo cargo político de ese país. 

Pero la crisis sobrepasará la figura de la ahora ex mandataria. El Partido de los Trabajadores, que la vio crecer políticamente y la catapultó como figura, también entrará en un cono de sombras, en medio de un escándalo de corrupción por cifras multimillonarias, que salpicó a sus principales dirigentes. 

Entre ellos, al mismo Luis Inácio Lula Da Silva, que había soñado hace tiempo con un retorno a la escena central hacia 2018 pero que ahora vive uno de sus momentos más difíciles en términos políticos. 

La contracara de esta historia es Michel Temer, quien había llegado al poder como parte de la coalición oficialista en su carácter de vicepresidente y que ahora deberá hacerse cargo del Poder Ejecutivo hasta el 31 de diciembre de 2018. 

La realidad es que ya se sentía jefe de Estado desde mediados de mayo, cuando asumió de manera interina, mientras se definía el proceso de juicio político en contra de Rousseff. 

Incluso, fue responsable de renovar casi la totalidad de ministros y funcionarios de primera línea y de presentar un programa de Gobierno con el que propuso un relanzamiento del plan económico para un Brasil sumido en una grave crisis. 

Este año, el PBI estará contrayéndose entre un 3% y un 3,2%. 

Además, se incrementó el número de personas sin trabajo: actualmente hay casi 12 millones de desempleados, más del 11% de la fuerza laboral. Un nivel que coloca a este país en el puesto siete del ranking de las naciones con el peor índice a nivel mundial. 

A esto se suma el avance del escándalo de corrupción que, incluso, salpica a varios de los ministros de Temer, como es el caso del canciller José Serra, una figura clave de su gabinete y que hace menos de un mes fue acusado por haber recibido indebidamente más de u$s7 millones para su campaña presidencial de 2010. 

Son muchas las contras que enfrenta Temer que, además, deberá lidiar contra la mala imagen que tiene su corta gestión: según un relevamiento de la consultora Ipsos, el rechazo a su figura asciende al 70%, apenas 5 puntos por debajo de la destituida Dilma. 

Pese a todo, analistas consideran que, de ahora en más, se abre un panorama de mayor certidumbre para la política y la economía en Brasil, que estuvo con el freno de mano puesto durante más de tres meses, mientras se definía la suerte de la ahora ex presidenta. 

Para el analista Gustavo Segré, el mercado financiero y el sector empresario ya descontaban este desenlace y “serán los que ayudarán, de a poco, a que el optimismo que hoy tienen se traslade a la economía real”. 

Así como entre la opinión pública reina la incertidumbre, Segré observa que habrá un viento de cambio que comenzará a impactar en los principales indicadores. 

“Hoy, ya definida la suerte de Rousseff, hay más confianza. Por lo pronto, empresas de la talla de Carrefour, Natura, BRF (ex Sadia) y la corporación Companhia Siderúrgica Nacional, anunciaron que con la confirmación de Temer, destrabarán sus planes de inversión”, asegura el experto. 

Esto, para Segré, “favorecerá a dar vuelta el circuito del que se venía. Al haber desembolsos, se recompondrán stocks y comenzaría a reactivarse el mercado del empleo”. 

Para que esto ocurra, Segré plantea que deberá dársele a inversores una señal contundente en el menor tiempo posible: “Es fundamental que el Ejecutivo reduzca la tasa de interés de referencia, ahora en el 14,25%, ya que está en niveles elevados para lo que es la historia reciente de Brasil". 

“Aunque la reduzcan sólo 0,25 puntos, esto sería un mensaje clave, porque estará marcando que la inflación comienza a ser controlada y que se está avanzando hacia un ciclo de abaratamiento del costo del dinero, fundamental para la toma de créditos por parte de particulares y empresas”, agrega. 

El índice de precios forma parte de un largo listado de variables que hoy evidencia algunas señales positivas, si bien por ahora tibias: 

La inflación está desacelerándose tras alcanzar los dos dígitos. El último registro arrojó un nivel acumulado a 12 meses del 8,8%. Se espera que cierre el año en torno al 7,6%, mientras que para el 2017 es probable que vuelva a estar en la meta oficial, del orden del 6%, según Segré. 

PBI: este año caería entre el 3% y el 3,2%, un dato negativo que muestra una leve mejora respecto de la previsión que había hace unos meses, cuando se proyectaba una baja más cercana al 4%. Para el 2017 se estima un crecimiento de la economía brasileña de entre 0,7% y 1 por ciento. 

Inversiones privadas: la tasa de desembolsos, según reveló hace pocos días el Gobierno, subió casi 0,4% entre abril y junio. La mejora parece leve, pero es clave porque se interrumpió un largo período de 10 trimestres consecutivos con variaciones negativas. 

En paralelo, según se desprende del informe de FocusEconomics, además del PBI, variables como consumo, producción industrial, exportaciones e importaciones pasarán a mostrar tasas positivas el año próximo (ver cuadro). 

Todos estos, por cierto, son indicadores que no pasan desapercibidos ni para las empresas argentinas con negocios en el país vecino ni para el Gobierno de Mauricio Macri. 

A continuación, cinco claves que habrá que monitorear de cerca para ver cómo impactará este cambio de era en Brasil en la economía doméstica: 

1. Tipo de cambio Se trata de una de las variables que más desvela al sector industrial y que es una de las preocupaciones históricas de cualquier gobierno argentino. 

Sucede que un real demasiado débil le imprime una fuerte presión a la política cambiaria del BCRA. De hecho, durante gran parte de la era kirchnerista, la entidad monetaria pudo pisar o soltar el acelerador conforme el movimiento de la moneda vecina. 

Para Federico Sturzenegger, la foto actual es positiva. De hecho, Brasil hoy representa uno de los pocos países relevantes en términos comerciales con los que la Argentina es considerablemente más competitiva que antes del desarme del cepo. 

En efecto: 

En noviembre pasado, la relación –descontada la inflación en ambos países- era de $1,05 por cada unidad de real. 

Ahora, es de $1,45 por real, una mejora de casi 40%. 

El hecho de que cada unidad de la moneda brasileña rinda más pesos es sinónimo de un abaratamiento de los productos argentinos para las empresas del país vecino. 

En medio de la fuerte presión inflacionaria local, que está restándole competitividad cambiaria de manera acelerada a la Argentina frente a otros socios, la mejora respecto de Brasil sólo fue posible por el fortalecimiento del real. 

En enero, llegó a valer casi 4,2 por billete verde. Hoy la relación es de 3,20. 

Además, las perspectivas son positivas para el BCRA

Segré asegura que “el mercado ya asumió la salida de Dilma” y que hay tranquilidad en el plano cambiario. 

“El valor proyectado se mantiene entre los $3,20 y los $3,30. No hay mucho espacio para una devaluación”, sostiene. 

En diálogo con iProfesional, Welber Barral, actual consultor y secretario de Comercio Exterior hasta 2011 de Lula da Silva, afirma que “estamos en diálogo constante con bancos de primera línea y la previsión es que, resuelto el tema político, habrá más inversión extranjera en los próximos meses”. 

“Con un mayor ingreso de dólares se dará una presión a la baja sobre la divisa. No esperamos una caída fuerte, pero sí que se mantenga debilitada. Hoy está en 3,20 reales y la tendencia es que se mueva más hacia los 3 que hacia los 3,30”, resume. 

2. Demanda de bienes no durables

Un mercado deprimido es la peor noticia para las empresas argentinas y para las economías regionales que dependen de la demanda del principal socio

Por eso, el hecho de que haya algunos indicadores mostrando una tímida recuperación, genera expectativas. En este sentido, los economistas ponen el foco en tres variables clave: 

Confianza del consumidor: según la influyente Fundación Getulio Vargas, el índice que mide el ánimo de los compradores acaba de trepar hasta los 79 puntos, encadenando cuatro meses seguidos en alza y marcando además el mejor registro desde enero

Confianza del comercio minorista: volvió a crecer en agosto y marcó un incremento de casi 10% respecto al mismo mes del año pasado, según un relevamiento de la Confederación Nacional de Comercio de Brasil. 

Ventas en supermercados: en julio se incrementaron casi 8% respecto del mes anterior y un 4% en relación con el mismo período del año pasado, descontando inflación. 

Los alimentos procesados y sin valor agregado son un componente fundamental en el comercio con Brasil. Entre enero y julio se despacharon al país vecino artículos por u$s1.500 millones, equivalente a un tercio de las exportaciones totales hacia ese país. 

Lo positivo es que los productos primarios acumulan un alza de casi 7% y los elaborados, un 2%. Lácteos, hortalizas frescas, frutas secas, conservas en lata y aceites son algunos de los alimentos que más vienen creciendo y que podrían ver incrementada aun más la demanda si se recupera la economía vecina

“A medida que mejoren los datos de desempleo y repunte la actividad, lo primero que va a reaccionar positivamente es la compra de alimentos, por encima de la de bienes durables”, apunta Barral. 

Segré coincide en que con la mejora de los indicadores, el consumo de las familias brasileñas repuntará, pero advierte: “Esto será positivo, pero no implica que necesariamente comprarán más a la Argentina. Las empresas albicelestes tendrán que hacer su esfuerzo para aprovechar el momento de cambio y salir a vender”. 

3. Industria automotriz Es el sector estratégico por excelencia en la relación con Brasil. El problema es que viene sufriendo un fuerte desplome: entre enero y julio se exportaron vehículos desde la Argentina por u$s1.850 millones, un 31% menos que en igual lapso del año pasado. 

Las perspectivas para este sector muestran que se tocó fondo pero que la recuperación será lenta

En medio de la crisis que azota al país vecino, los patentamientos en ese mercado acumulan entre enero y agosto un derrumbe del 23%. 

Lo positivo, según informaron desde Anfavea (la entidad que nuclea a las terminales brasileñas), es que la expectativa es cerrar el 2016 con una caída en el nivel de ventas del 19%, cuatro puntos menos que al día de hoy. 

Sin embargo, los analistas se muestran muy cautos y no prevén muy buenas noticias para las empresas de este lado de la frontera y para el Gobierno macrista. 

“La comercialización de 0Km no se va a recuperar en el corto plazo porque la tasa de interés sigue siendo elevada. El negocio automotor recién verá una mejora a partir del segundo trimestre del año próximo”, sostiene Segré. 

Barral coincide: “El desempleo todavía está en niveles muy elevados. Primero reaccionará el consumo de bienes no durables. Habrá que esperar para más adelante una recuperación sostenida de los artículos durables, como autos o línea blanca”. 

4. Inversiones brasileñas en la Argentina

Las empresas vecinas supieron ser protagonistas excluyentes de los flujos de desembolsos que llegaron al país hace más de una década, cuando venían de “shopping” a adquirir compañías del rubro energético y alimenticio, especialmente en segmentos como cerveza y carne

Sin embargo, tras la irrupción del cepo cambiario (en 2011) y a medida que se profundizó la crisis económica en la región, sobrevino el ocaso de las inversiones brasileñas en tierra albiceleste. 

La última marca importante fue hace cinco años, cuando se registraron operaciones por u$s1.159 millones. En 2014 (último dato disponible) fue de apenas u$s160 millones, con un share bajísimo de tan sólo 0,7%. 

A la hora de trazar perspectivas, las proyecciones marcan un lento retorno de los capitales al país. 

Barral es optimista: considera que por el cambio político en la Argentina y el hecho de que esta economía crecerá por encima de la de Brasil en los próximos años, habrá mucho interés por parte de empresas vecinas en realizar desembolsos, principalmente en áreas como servicios, logística y alimentos. 

Segré, en tanto, asegura que a través de su consultora, Center Group, ya fue contactado por algunas empresas de consumo de bienes no durables para tantear posibles inversiones en territorio argentino. 

Sin embargo, advierte que “el fin de la era kirchnerista no es suficiente para la toma de decisiones. Antes será clave que se acomoden algunas variables, como la inflación”. 

5. Relaciones bilaterales y Mercosur Para Segré, la coexistencia de dos líderes como Macri y Temer será beneficiosa para el diálogo entre ambos países, luego de varios años de desencuentros. 

“La realidad es que de todas las fórmulas que pudieron haberse dado, suponiendo que hubiese ganado Scioli el año pasado o que Dilma haya zafado del juicio político, la actual es la que mejor debería funcionar”, afirma el experto. 

Una mayor sintonía entre ambos jefes de Estado será importante de cara a los dos próximos años frente a cualquier potencial conflicto comercial. 

Cabe recordar que, en épocas de Dilma y Cristina Kirchner, se llegaron a frenar envíos de ajos y papas congeladas hacia Brasil como represalia por las trabas que aplicaba Guillermo Moreno. 

Sin embargo, Segré señala que “el buen feedback no hará milagros. Facilitará la comunicación y mejorará el clima, pero esto por sí sólo no incrementará el comercio”. 

Respecto del Mercosur, el presente no es alentador. El bloque está paralizado políticamente porque Venezuela está ejerciendo la presidencia pro témpore pero Argentina, Brasil y Paraguay se resisten a reconocerla. 

Para Segré, la asunción de Temer hasta 2018 significa “la confirmación definitiva de que se terminó cualquier intento por bolivarizar el Mercosur. Salvo Maduro, ninguno de los presidentes que dieron su guiño a esta politización del bloque está hoy en el poder”. 

Serra coindice: “Con la continuidad de Temer en Brasil se consolidará una visión más pragmática del Mercosur. Esto, sin ser una panacea, sí ayudará a crear un marco para impulsar negocios”.