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Los analistas Gustavo Segré y Germán Segré, directores de Center Group, presentan un análisis sobre la situación del mayor socio comercial de la Argentina
09/09/2016 - 12:23hs

La salida de Dilma Rousseff de la presidencia en Brasil cambia, no sólo el nombre del jefe de Estado, sino también toda la realidad política del país vecino. Y, de alguna manera, de América latina. 

El Partido de los Trabajadores (PT) deja el poder después de 13 años comandando los destinos del gigante de la región. Y su salida fue literalmente "por la ventana".

Este partido que se inició como el defensor de los trabajadores y de la población de bajos recursos,  y que se transformó en un sinónimo de la corrupción para mantener a “cualquier precio” su permanencia en el poder, puede quedar reducido a una mínima expresión, acorralado por denuncias y vinculado a la pésima gestión de Dilma Rousseff.

En octubre próximo, Brasil tendrá elecciones municipales y la crisis del partido es tan expresiva que presenta 50% menos candidatos que en las anteriores elecciones municipales del 2012, sin contar que la mayoría de los candidatos del  PT no mencionan que representan al partido para no perder más votos.

Temer y una nueva etapa

La administración de Michel Temer tiene varios desafíos por delante: 

-En lo social

Gran parte de la población continúa considerando a Temer, y con razón, como un traidor político que no sólo abandonó el barco de Dilma cuando éste se hundía, sino que también ayudó a que se hunda más rápido.

Las manifestaciones de simpatizantes de Dilma contra el nuevo gobierno se multiplicaron, a pesar de que fueron perdiendo apoyo a medida que se radicalizaron. 

El temor de la gente de menores ingresos es que el gobierno de Temer retire los beneficios sociales.

Temer afirmó que no lo hará, si bien está auditando desvíos producidos en el Plan Bolsa Familia.

Cuando los beneficiarios de los planes vean que nada cambió, y cuando la economía de muestras de recuperación, es de esperar que la cuestión social se tranquilice. 

-En lo políticoTemer necesitaba aliados en el Congreso para conseguir los votos necesarios para la salida de Dilma y para aprobar medidas de ajuste para achicar el importante déficit fiscal.

La duda que resta es si ahora que está confirmado en el cargo hasta diciembre de 2018, honrará su palabra política o cambiará su alianza en el Congreso.

No nos llamaría la atención que se produzcan cambios ministeriales para imponer personalidades políticas de su núcleo duro.

Temer puede aprovechar que la nueva oposición, en este momento, quedó reducida al PT, PCdo B y PRB, y que sin conseguir siquiera el 25% de la formación en el Congreso no presenta ningún riesgo para detener leyes y medidas importantes.

Las elecciones municipales provocan mucha cautela en el aspecto político brasileño ya que todos desconfían de todos. Quienes eran gobierno y parte de la base aliada de Dilma, hoy son gobierno y parte de la base aliada de Temer.

Ademas del riesgo de rupturas de estas alianzas hay una nube negra en el cielo del PMDB de Temer, que es el ex presidente de Diputados, Eduardo Cunha.

Cunha fue quien aceptó y aprobó el juicio político contra Rousseff y que fue retirado del cargo de titular de Diputados por la Corte Suprema de Justicia.

El nuevo presidente de la Camara Baja, Rodrigo Maia, colocó en la pauta del díaa 12 de septiembre, la discusión para retirarle el cargo de Diputado a Cunha y este tema puede generar muchos problemas políticos al Temer, ya que Cunha es una persona próxima al mandatario y es totalmente impredicible.

-En lo económico 

Es donde Temer tiene los mayores desafíos, ya que si la economía mejora, su gobierno se afianzará y comenzará a tener mayor apoyo.

En cambio, si la economía no crece, el 2017 se iniciará con mucha presión social y del mercado, ese mismo que apoyó la salida de Dilma Rousseff y que ve en Temer la oportunidad de recuperar los dos años de perdida de actividad.

En relación a la economía doméstica, Temer y su equipo económico tiene cuatro grandes desafíos en el corto plazo:

1. Reforma de la ley de jubilación: la Previdencia social le genera a la macroeconomía brasileña un déficit gigantesco.

Es de suponer que el nuevo gobierno tendrá que aumentar la edad jubilatoria, sobre todo para las mujeres (que se jubilan antes y viven más que los hombres)

Esta medida es considerada como impopular y la duda es si será presentada antes o después de las elecciones municipales de octubre (ya que puede sacar votos importantes para el PMDB y partidos aliados)

2. Reforma tributaria: algo que se viene dilatando en el tiempo y sería un momento oportuno para aprobar la medida ahora que Temer cuenta con mayoría en el Congreso.

Esta reforma es muy resistida porque le restaría recaudación a los gobiernos provinciales (el ICMS es un impuesto provincial y cada provincia usa el recurso como desea)

3. Flexibilización laboral: permitiría aumentar el empleo y, sobre todo, la productividad de la industria brasileña, pero es muy resistida por las centrales sindicales y es considerada también una medida impopular. 

Para tener idea de la necesidad de reforma, el costo laboral de un empleado en Brasil llega al 103% anual. Quien comienza a trabajar en una empresa, después del primer año de trabajo, ya tiene derecho a 30 días de vacaciones.

4. Límites al gasto público: es la medida más esperada por el mercado ya que cuando que Temer asumió temporariamente la presidencia (en el momento que Dilma fue suspendida) presentó al Congreso un pedido de déficit fiscal de 179.500 millones de reales (u$s55.000 Millones).

La previsión para el próximo año es un déficit de 139.000 millones de reales (u$s42.000 Millones), para ir equilibrando las cuentas públicas en el último año de gobierno, que será 2018.

Para esto, además de contar con una mejora en la recaudación, Temer propone que el gasto público de un año tenga como techo la inflación del año anterior. 

Esta medida es esperada por el mercado pero no se sabe si será fácil su aprobación en el Congreso porque restringe el uso de la "maquinita" con fines electorales.

Pero las buenas noticias para la económica de Brasil no dependen solamente de acciones locales. El plano internacional merecen atención tres temas:

-El crecimiento de China.

-La tasa de interés de Estados Unidos.

-El valor de las commodities (soja y mineral de hierro, sobre todo).

Algunos fantasmas

El gobierno Temer tiene dos fantasmas que pueden traer algunos dolores de cabeza en el futuro próximo.

Uno de ellos es la investigación en curso en el Tribunal Superior Electoral que analiza si la formula Dilma – Temer utilizó recursos ilícitos en la campaña presidencial del 2014.

La operación “Lava Jato” es una prueba que realmente existieron recursos provenientes de corrupción tanto para el PT como para el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Internamente el TSE habla de desdoblar la investigación: por un lado al PT con la campaña de Dilma y por otro lado el PMDB con la campaña de Temer

Estimamos que el TSE tendrá en su poder este argumento electoral en caso de que el gobierno Temer genere problemas sociales que obliguen a un nuevo cambio en la presidencia de la República.

Ante una eventual sentencia que cancele la fórmula presidencial antes de diciembre de 2018, habría llamado a elecciones en un plazo no mayor a los 90 días.

Si la eventual cancelación de la formula fuera después del 1 de enero del 2017, entonces será el Congreso por la vía indirecta que decidirá el próximo presidente hasta el final del mandato el 31 de diciembre del 2018.

Si la economía de Brasil mejora, muy probablemente la investigación se estire hasta el 2018, no teniendo sentido llamar a elecciones anticipadas ni colocar un nuevo problema a la sensibilizada sociedad brasileña.

El papel de la JusticiaTanto la operación “Lava Jato” como la nueva investigación “Greenfield” pueden comprometer y mucho al partido PMDB del presidente Temer

Esto, sin contar con las declaraciones como arrepentidos de Marcelo Odebrecht y Leo Pinheiro, presidentes de las constructoras Odebrecht y OAS, respectivamente.

Una complicación judicial de los dirigentes del PMDB, sumado a la complicación de los dirigentes del PT, podría agravar la situación política y, de esta forma, la composición del Congreso. A esto podría sumarse un aumento de la presión popular en la dirección del “que se vayan todos”.

Temer tiene que, en definitiva, trabajar para colocar su nombre en la historia de Brasil pero es muy temprano para determinar cómo.

O escribe su nombre como el presidente que consiguió recuperar a Brasil de la peor crisis en los últimos cien años, o quedará como el presidente que traicionó a su compañera de fórmula para ocupar su lugar. 

(*) Por Gustavo Segré y Germán Segré, socios directores de Center Group y profesores de la Universidad Paulista. Exclusivo para iProfesional