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El mercado lo aplaude pero desconfí­a: metas de inflación de Sturzenegger choca con plan de Macri
27/09/2016 - 11:05hs

En otros países de la región, ya es una práctica rutinaria. No así en la Argentina, donde el tema sigue siendo una novedad y "rankea" entre los principales de la agenda económica y de los medios de comunicación.

Se trata de las "metas de inflación", estrategia por la cual el resto de las variables (crecimiento del PBI, tasa de interés, entre otras) se subordinan y se van acomodando en función de cómo evolucionen los precios.

Esas metas, que fueron anunciadas por el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, rápidamente pasaron a ocupar el centro de un debate. Y, claro está, de las polémicas.

En algunos políticos, todavía se observa un resabio ideológico, a raíz de las críticas que solía profesar Cristina Kirchner. 

En su visión, el cumplimiento de "metas de inflación" resulta incompatible con el de tener "metas de crecimiento".

Más allá de estas diferencias de criterios, en el gremio de los economistas el debate hoy día no es ese, sino que pasa por otro lado. Concretamente, por la respuesta a estos interrogantes:

¿Son cumplibles las proyecciones oficiales que hacen referencia a una inflación de "apenas" el 17% para el año próximo y de "tan sólo" el 5% en tres años? ¿O, más bien, se trata de una expresión de deseo

Lo curioso del caso es que muchos de ellos, que dudan de estas cifras, son los mismos que han venido elogiando a Sturzenegger por su "mano dura" a la hora de cerrar la canilla monetaria.

Por lo pronto esas dudas tienen sus fundamentos

Es que el cumplimiento de esas metas deberá convivir con dos cuestiones que suelen no llevarse bien entres sí: una política monetaria restrictiva y un plan económico que contempla una fuerte expansión del gasto público.

Por cierto, la explicación que da Sturzenegger (sobre que el Banco Central no será tan "laxo" para cubrir el rojo en las cuentas del Estado) no tranquiliza demasiado a los "fans" del equilibrio fiscal.

Saben que ese agujero será de más de 4 puntos del PBI en 2017 y que una de las vías para taparlo es "dándole duro" a la maquinita de imprimir billetes.

Por estos días, el gran desafío de Sturzenegger es que le crean, algo que no le será tan fácil. 

Para empezar, porque ya hay un mal antecedente que sembró el Gobierno: la "meta no oficial" del 25%, anunciada por Prat Gay para todo el año, se alcanzó en apenas un semestre.

Ahora, el equipo económico no sólo tendrá que convencer a los economistas sino, sobre todo, a los dirigentes sindicales, que no parecen muy predispuestos a convalidar paritarias en línea con las proyecciones de inflación futura.

Por lo pronto, estas son las "ambiciosas" metas establecidas por las autoridades:

Nuevo estiloEl propio Sturzenegger se muestra plenamente consciente sobre cuál es su principal tarea: ser creíble para así inspirarle confianza al mercado

"Todavía tenemos una brecha de credibilidad para trabajar", afirma.

El hecho de ir cumpliendo con las metas de inflación definirá buena parte del éxito de la gestión macrista en lo que hace a ir moderando las subas.

Es que, de lograrlo, los formadores de precios tendrán una referencia más clara y los empresarios reducirán sus maniobras especulativas. 

Entre ellas, la del armado del típico "colchoncito", por el que buscan minimizar el riesgo asociado a vender a un valor y que luego ese valor quede por debajo del costo de reposición. 

Además, el funcionario señala que la cercanía (o lejanía) respecto de la meta de inflación será lo que irá marcando el rumbo de otra variable clave: la tasa de interés.

"Es un sistema abierto, sencillo, para que sea transparente y creíble. Si la inflación sube, entonces se hace una contención monetaria. Si baja, se afloja la política monetaria. No tiene más complejidad que eso", expresa.

Para ir midiendo el cumplimiento de las metas, desde el año próximo, se tomará como referencia el Índice de inflación del INDEC de cobertura nacional y no el referente actual, que se elabora a partir de precios relevados del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).

Por otro lado, a partir del año que viene, Sturzenegger:

-Cambiará la forma en que determina la tasa de interés. En vez de las Lebacs a 35 días apelará a los pases a siete días.

-Para el seguimiento de las metas de inflación, habrá un consejo de política monetaria compuesto por un directorio (presidente, vice y vicepresidente segundo), un gerente general y dos subgerentes.

"Brecha de credibilidad"

Empeñado en transmitir una visión optimista, Sturzenegger señala que la inflación núcleo muestra una tendencia decreciente.

Por otro lado, es consciente de que las mayores dudas de los inversores pasan por saber cuánto destinará el BCRA para cubrir el agujero de las cuentas del Estado.

En este sentido, las autoridades prevén que en 2017 ese "auxilio" rondará los $150.000 millones. Sin embargo, para varios analistas hay explicaciones que siguen teniendo "gusto a poco". 

"La estanflación, que cumple cinco años en 2016, se debe a un exceso de gasto permanente y creciente déficit", afirman desde Economía & Regiones, consultora que durante años dirigió Rogelio Frigerio.

Lo cierto es que empieza a notarse un rasgo común entre los economistas vinculado con el descreimiento sobre la consecución de los objetivos planteados.

"Si el Gobierno quiere apostar al crecimiento, tal como se plasmó en el Presupuesto, la meta inflacionaria será de muy difícil cumplimiento; por no decir imposible", expresa a iProfesional, Agustín Bruno, director de la consultora LCG.

En su visión, el próximo año sólo el ítem aumento de tarifas acarreará cinco puntos de inflación.

Él es de los que cree que el índice de precios bajará pero no a los niveles que dice el Gobierno: "Estará en el 23% anual, si bien dependerá del cierre de las paritarias", señala Bruno.

Hernán Hirsch, director FyE Consult, también se muestra escéptico: "No hay consistencia técnica entre la meta de inflación que propone el Banco Central y el Presupuesto elaborado por Prat Gay". 

En coincidencia con Bruno, señala que el índice de precios rondará el 23% y que dependerá de dos factores: acuerdos salariales y del nivel de deuda que el Gobierno pueda colocar en los mercados internacionales.

Desde un costado más optimista, el economista Federico Muñoz cree que el cumplimiento de las metas inflacionarias es factible

"Puede haber tensiones en medio de un repunte de la actividad, pero Sturzenegger es muy elocuente en su mensaje y claro en sus objetivos", expresa a iProfesional.

"Para mí, la combinación de tipo de un cambio flotante y metas de inflación marcarán un quiebre en las políticas de los últimos 40 años, y será lo que en definitiva mandará en las expectativas para el año que viene", señala.

La desconfianza del mercado fue cuantificada por el propio BCRA.

Lucas Llach, vicepresidente de la entidad, sostiene que las expectativas del mercado se ubican en 19,8% para 2017 (18% en el caso de la medición núcleo).

Además, considera que el esquema de objetivos de inflación es positivo: "Todo lo que implique mayor previsibilidad significa menor riesgo y, por lo tanto, menos tasa".

¿Muy rápido para ser cierto? Son varios los países que han recurrido al sistema de metas de inflación y que han logrado resultados positivos, aunque no tan rápidamente.

Chile, primero de la región en utilizarlo (1991), mostraba una suba de precios del 30% anual. Pasados siete años logró que descienda al 5%.

En Colombia también ocurrió algo similar: no podía achicar el índice del 20% anual hasta que decidió utilizar este esquema, en 1993. Once años después, logró un registro del 5% anual.

También fueron exitosos los casos de México o Perú, que recurrieron a las metas de inflación para alcanzar tasas un 5%.

El problema del BCRA, a ojos de analistas, es que plantea llegar al 5% anual en sólo tres años.

"De lograrlo, pasaría a ser el país más rápido en la historia de la región. Si bien posible, no parece probable", sentencian desde Ecolatina.

Además, advierten que la Argentina no tiene las características ideales para utilizar un esquema hoy día, dado el significativo stock de Lebacs y el elevado déficit fiscal, dos factores que acotan los márgenes de maniobra del BCRA.

Hay economistas que afirman que, a diferencia del resto de los países que lograron reducir la nominalidad bajo este esquema, internamente todavía hay precios relativos que deben corregirse.

Entienden que el crecimiento en las tarifas impactará sobre el IPC y sobre la estructura de costos de las empresas durante los próximos años. 

Y que, al haber atraso cambiario, hay elevados riesgos de que el dólar registre presiones alcistas.

A esto se le debe agregar el factor "credibilidad". 

El aumento de precios objetivo para el año estaba entre 20% y 25%, algo que difícilmente se cumpla.

En este contexto, "el BCRA comenzó con el pie izquierdo en términos de credibilidad", concluyen.