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Beatriz Busaniche, de Vía Libre, afirmó ante iProfesional que la reforma electoral que impulsa el Gobierno "es irresponsable desde todo punto de vista"
28/09/2016 - 16:25hs

La reforma electoral que envió el Poder Ejecutivo al Congreso incluye el sistema de boleta única electrónica (BUE) o boleta digital (BD) con el propósito de eliminar prácticas como el robo de boletas y el clientelismo, además de agilizar la votación y el escrutinio de sus sufragios.

En el marco de esa discusión, iProfesional entrevistó a Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre.

-¿En qué punto está hoy la reforma electoral que se discute en la Cámara de Diputados?-El debate en Diputados está complicado por las conveniencias partidarias. Es decir, el debate de fondo sobre el uso de voto electrónico no parece ser el eje de la controversia que mantiene frenado el dictamen, sino la conveniencia en términos de corto plazo: a quién le conviene, en qué distritos y cuál es la presión que pueden ejercer los políticos para mejorar sus oportunidades de cara al 2017.  

Si puedo dar mi opinión, entiendo que es una vergüenza que la discusión se dé en este tono.  Las duras advertencias presentadas  por especialistas ante las comisiones que tratan el proyecto no son el eje del debate sino la estrategia partidaria. 

La dirigencia política que está dirimiendo la reforma electoral, claramente, no está a la altura que el tema requiere

-¿Cómo evalúa la boleta única electrónica (BUE) que se quiere implementar? ¿Qué problemas y beneficios le encuentra?-La evaluación que hacemos del sistema que propone el PEN, que por cierto, no está del todo definido en el proyecto de ley, es muy negativa. Entendemos que la reforma es irresponsable desde todo punto de vista. 

En primer lugar, no parte de un diagnóstico certero sino de un capricho de un sector que pretende imponer una supuesta solución a problemas no definidos.

Si el problema es el robo de boletas y la necesidad de asegurar la oferta electoral, esto se puede realizar sin mayores problemas con boleta única en papel.  No hace falta la computadora para esto.

Por lo demás, el sistema trae problemas de toda índole: desde la posibilidad de manipular la voluntad del votante, atacar la integridad del sistema así como atacar el secreto del voto. 

Tanto el sistema usado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) como en Salta, son vulnerables en todos esos sentidos.  

Si se usa un sistema así, se puede destruir la confianza en el sistema electoral, con la gravedad institucional que eso conlleva.

-¿El sistema de la BUE no es efectivo para resolver problemas como los planteados por el oficialismo, como por ejemplo el robo de boletas o el clientelismo?-Definitivamente no lo es. Esto es así por varias razones. Primero, porque el problema del clientelismo no es unicausal, no se puede pensar siquiera que cambiando el instrumento de emisión del sufragio se va a cambiar una práctica que lleva décadas y que tiene aristas sociales, económicas, políticas, de diversa índole. 

Es de una utopía absolutamente ingenua pensar que por poner voto electrónico se terminará con el clientelismo.  

Pensemos si no en el caso de Venezuela, donde claramente el sistema político no ha mejorado por la incorporación de estas tecnologías que son idénticas a las que se prevé instalar en la Argentina.

Otro aspecto es preocupante: el clientelismo, en su fase más coercitiva, se basa en la posibilidad de condicionar el voto. 

Para esto es fundamental violar el secreto del sufragio, uno de los derechos más en riesgo y que más afecta la incorporación de máquinas para votar.

En síntesis, no sólo no ayuda en la lucha contra el clientelismo: ¡lo potencia, abarata y optimiza!

-¿Es más cara la BUE que el sistema tradicional de voto en papel?-Imagino que si, no tenemos aún un plan de costos por parte del PEN. De todos modos, no es el costo monetario lo que hay que evaluar como primera preocupación sino el costo en términos políticos.

-¿Cuáles son los principales recaudos a tener en cuenta?-Primero, no se debe hacer de manera óptima algo que no se debe hacer. No hay en el mundo un sistema que permita auditoría ciudadana, control público, que garantice el secreto del voto

El principal recaudo que se debe tomar es legislar con responsabilidad. Si no hacemos eso, no hay recaudo que valga. 

El sistema de voto electrónico es el peor ataque al sistema democrático desde 1983, justamente porque obtura derechos y a nadie le importa, los políticos lo celebran y la ciudadanía no se da cuenta de cuán engañoso es el discurso de la modernidad cuando tocamos este tema.

-¿Qué nos enseña la experiencia de otros países?-La experiencia de otros países nos enseña que las democracias que protegen los derechos fundamentales se alejan de estos sistemas. 

Los primeros 20 países en el índice de desarrollo humano eligen a sus máximas autoridades con boletas de papel, salvo EEUU en forma muy parcial.    

Si países como Holanda, Alemania y Austria prohibieron el voto electrónico, países como Australia, Irlanda y el Reino Unido lo evaluaron y descartaron usarlo, entonces por qué elegimos votar como Venezuela, la India y Brasil, los únicos países del mundo que hacen lo que el oficialismo quiere hacer en 2017. ¿No les hace algo de ruido?