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Elogios en público, crí­ticas en privado: para el FMI, Argentina debe subir sus reservas y achicar el gasto público

Elogios en público, crí­ticas en privado: para el FMI, Argentina debe subir sus reservas y achicar el gasto público
05/10/2016 - 11:26hs
Elogios en público, crí­ticas en privado: para el FMI, Argentina debe subir sus reservas y achicar el gasto público

Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, se ganó la fama de ser un economista pragmático y flexible, que no se aferra a su ideología para tomar decisiones económicas-financieras.

Algunos recordaron esa particularidad cuando, en su reciente visita a Buenos Aires, planteó que Federico Sturzenegger debería tener una estrategia más agresiva en la compra de dólares, para así fortalecer las reservas.

En apariencia, esta objeción de Werner parecería contradecir la habitual postura del Fondo, que aboga por la libertad total del mercado cambiario. Sin embargo, revela la preocupación del organismo por lo que considera un bajo nivel de protección de la estabilidad económica.

Entiende que una cifra en torno de los u$s32.000 millones podría resultar escasa ante una eventual corrida financiera que pueda ocurrir por razones de índole externa o interna.

La postura de Werner también revela que no todas fueron rosas en los encuentros entre funcionarios y técnicos del FMI que, por cierto, ya comenzaron a escribir el borrador de lo que será su primer compilado sobre la economía argentina en más de una década.

Antes de partir hacia Washington, los técnicos del organismo dejaron por escrito una serie de elogios a la actual administración, con el objetivo de transmitirle a la opinión pública una imagen de sintonía.

En ese punteo evitaron cualquier tipo de críticas, en honor a que este Gobierno es en definitiva el que le abrió las puertas después de diez años de rechazos y de confrontación.

Sin embargo, durante las reuniones mantenidas, las desavenencias no tardaron en salir a la luz.

Fuentes de la misión señalaron a iProfesional que el vínculo con ellos fue "extraordinario", en virtud de que la docena de profesionales que "bajaron" desde Washington tuvieron la posibilidad de encontrarse con los distintos niveles de la administración macrista.

No obstante, reconocieron que algunas de esas reuniones habían sido "a cara de perro".

Más aun, el reclamo al titular del Banco Central por el nivel de reservas lejos estuvo de ser el único.

El agujero fiscal fue lo que más críticas generó. Aunque, claro está, el tirón de orejas quedó reservado para la intimidad de los despachos oficiales.

Por ahora, para la "foto" en los medios y para el público en general, sólo se muestran los besos y los abrazos.

El contrapunto por la situación de las cuentas públicas tuvo como eje central la decisión de Macri de lanzar el plan de "reparación histórica" para los jubilados, que tendrá un costo equivalente a un punto del PBI.

Para los técnicos, esa medida implicará un abultado esfuerzo fiscal que se extenderá en los próximos años y todavía no está claro que pueda ser financiado con el crecimiento de la actividad económica.

Estas críticas no sorprendieron a los funcionarios del Palacio de Hacienda. A sabiendas de que la comitiva del FMI iba a poner especial énfasis, tenían preparado un informe especial para darle un marco de sustento a esta iniciativa.

Un FMI más políticoUna vez terminada la evaluación, uno de los auditores se sinceró: "Si al mundo desarrollado le estamos pidiendo medidas de expansión para que las economías vuelvan a crecer, sería injusto y contradictorio levantar una bandera distinta aquí en la Argentina".

En una clara muestra de que el organismo -en su nueva versión- es más sensible a las cuestiones sociales y políticas, mostró cierta comprensión en el gradualismo con el que debe encarar el Ejecutivo las reformas estructurales.

"Hay que ser realistas, la Argentina puede financiarse en los mercados internacionales y no está mal que el Gobierno haga intentos para que la actividad económica reaccione al tiempo que quiera asegurase la gobernabilidad", aseguró un integrante del fondo.

Esa palabra, "gobernabilidad", fue la que cruzó los encuentros de máximo nivel mantenidos entre los jefes de la misión y los principales referentes del macrismo.

Precisamente, es el término clave para explicar por qué el organismo prefiere no ventilar sus críticas a la actual gestión.

Una de las cuestiones que más le llamó la atención a Werner fue la amplitud ideológica en los cuestionamientos que se le formulan al Gobierno.

"Les pegan desde la ortodoxia y desde el kirchnerismo. Es muy complicado gobernar así", afirmó en uno de los encuentros mantenidos sobre el final de la gira y antes de sacarse las fotos para los medios.

"Macri y sus ministros son gente muy pragmática y eso lo valoramos. Y, más relevante aún, es algo que también lo valora el mercado", aseguró el economista mexicano.

La amplitud y el análisis de Werner no deben aislarse de lo que el propio hombre del FMI observa en su propia tierra.

En México se observa con inquietud el avance de Andrés Manuel López Obrador, el político de izquierda que aparece con altas chances de triunfar en las elecciones de 2018.

Para el mundillo financiero (del cual el FMI es fiel representante) el gobierno de Macri tiene frente a sí la oportunidad histórica de dejar atrás las experiencias "populistas" en América latina.

También, en el caso particular de la Argentina, la de poder demostrar que se puede tener una administración exitosa por afuera del peronismo.

Lo que vienePrat Gay y algunos miembros del staff del organismo se volverán a cruzar hacia el fin de esta semana durante la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial, en los Estados Unidos.

Es probable que allí ya tenga un avance de lo que será el informe elaborado en base a la última visita al país. El documento final estará listo hacia mediados de noviembre y es muy probable que este mismo fin de semana Prat Gay sepa la fecha exacta.

El escrito con el balance del monitoreo será "extenso y detallado", mucho más exhaustivo del que habitualmente se realiza para un "Artículo IV", adelantó un allegado a la misión con acceso a las decisiones del "board" del FMI.

¿La razón? Sencillamente porque los directores entienden que, luego de diez años en los que la relación fue puesta en un freezer, el análisis amerita a no quedarse solamente con las señales que arroja la actual coyuntura.

Tal como ocurrió con el documento divulgado antes de la partida de los técnicos, se espera un documento "friendly" hacia el actual Gobierno. A lo sumo con alguna indicación de los puntos que menos gustan, como los ya señalados.

En ese primer testimonio de la visita quedó en claro que en el escrito se priorizó un objetivo político, más que en adentrarse en consideraciones de tipo técnicas, eminentemente económicas o financieras.

Lo más relevante y explícito fue el respaldo de la comunidad financiera internacional al gobierno de Macri.

De cara a lo que viene, el próximo documento será más rico en cuestiones técnicas, a partir de un exhaustivo repaso de los números de la economía.

En todo caso, habrá que prestarle atención al tenor de las críticas del directorio del organismo al anterior Gobierno, que fue el que cortó los lazos allá por 2006.

Las críticasLos jefes de la misión del Fondo reservaron sus objeciones para la intimidad de los despachos. Hubo encuentros con todas las líneas del Gobierno, Hacienda y Banco Central, así como también con el ministro coordinador del gabinete económico, Mario Quintana.

Desde Washington arribaron doce técnicos, una clara demostración de la enorme relevancia que el organismo le otorgaba a este viaje a Buenos Aires (en general, a este tipo de evaluaciones no van más de cuatro o cinco y el jefe de la misión).

Los principales cuestionamientos fueron:1. Reservas internacionalesEl BCRA debería aprovechar la calma financiera para engrosar el nivel de tenencias, al que se lo considera exiguo ante una eventual corrida.

Según los técnicos, Sturzenegger tiene margen para esterilizar con Letras (Lebac) los pesos que emita para comprar billetes verdes.

Consideran que esa estrategia daría lugar a un dólar más alto y competitivo que el actual.

Esta opción es rechazada por el titular del BCRA, al considerar que, tarde o temprano, desembocará en una inflación más elevada. Una cuestión que por lo visto no es tenida en cuenta por el FMI.

Por ahora, Sturzenegger se mantiene fiel a su postura de realizar intervenciones puntuales. Como cuando se sintió obligado a vender reservas para bajar el precio del dólar que había llegado a los $16 (marzo).2. Rojo en las cuentas públicasLa visión del Fondo no se apartó respecto de la que ya se escuchó en el "mini Davos", en Buenos Aires.

Concretamente, que el plan de reparación histórica para el pago a jubilados agrandará el déficit y que el Gobierno debió haber evitado una erogación de esa magnitud, ya que compromete la pauta fiscal a futuro.

El equipo de hacienda conducido por Pedro Lacoste fue el encargado de abrir los números del plan. Todavía no está claro si esta visión crítica será incluida en el documento final que se conocerá en noviembre próximo.

"Esto no es como cuando se negocia un acuerdo de stand by para que el Fondo libere plata. Acá es bien diferente: el Artículo IV es de rutina y encima no querrán hacer demasiado ruido tras la primera visita en una década", señaló, con buen tino, una fuente que mantuvo reuniones con varios de los integrantes de la misión.

Lejos de asumir algún grado de tensión por las objeciones, un importante funcionario del equipo económico -que pidió no ser mencionado- aseguró a iProfesional: "Los inconvenientes que hoy tenemos se van a resolver pero a mediano plazo. El rojo fiscal se achicará en la medida en que la economía vuelva a crecer y a eso apostamos".

A modo de anticipo sobre cuál es la "hoja de ruta" oficial aseguró: "El abordaje de los problemas será gradual. Como en la náutica, para avanzar hay que ir en zig-zag. Si se va de frente, los vientos frenan el rumbo".

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