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Prat Gay, preocupado: el mundo es menos "friendly" y teme por 2017 volátil y de bajo crecimiento
16/12/2016 - 12:09hs

A los ministros se los veía distendidos. Había transcurrido la primera jornada del "retiro espiritual" en Chapadmalal y, ya de noche, estaban dispuestos a una ronda de chistes. El mejor sería premiado.

No hubo sorpresas. Los más aplaudidos los contaron los dos cordobeses del Gabinete nacional: Gustavo Santos, titular de la cartera de Turismo, y Oscar Aguad, de Comunicaciones.Después de una jornada agotadora, los nervios por la evaluación presidencial le daban paso a un rato de buena onda.

Sólo uno de los ministros -de a ratos- parecía ajeno a la diversión

A Alfonso Prat Gay se lo veía disperso, algo preocupado. Y no precisamente porque Mauricio Macri fuera a reprocharle algo en público.

A la vuelta del "retiro", varios de sus colegas trataron de averiguar. Uno de ellos pudo obtener una respuesta de uno de los funcionarios cercanos al titular de Hacienda.

"Alfonso está preocupado por el 2017. No precisamente por el costo fiscal que traerá el cambio en Ganancias, sino porque el mundo ya no será tan amigable", le aseguró.

A la semana siguiente del retiro, sus temores quedarían confirmados: la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) subió la tasa de interés. Para peor, anticipó que ese incremento vendrá acompañado de un programa de alzas que tendrá lugar a lo largo de 2017.

En otras palabras, a la Argentina le resultará más caro de lo previsto financiarse en los mercados de crédito.Prat Gay termina el año preocupado por lo que vendrá. No sólo por los "asuntos internos" que restan resolver sino, además, por cuestiones externas que escapan a su control.

En cuanto a los temas domésticos, sabe que una opinión suya puede ser determinante para la decisión que tome finalmente el Ejecutivo respecto de la ley de Ganancias que se debate en el Congreso.

Sin embargo, en el ánimo del ministro pesa más lo que vaya a pasar con la economía internacional que los vaivenes políticos internos. Puntualmente, lo que en la agenda periodística se conoce como "el efecto Trump".

Un economista, que pidió no ser mencionado y que lo conoce de cerca, comenta a iProfesional: "Alfonso no está intranquilo por el pasado, son costos ya asumidos. La preocupación que tiene es que dentro de un año estemos parados en el mismo lugar que ahora".

Concretamente, "que la economía no levante, que las inversiones no lleguen y que la situación no mejore. Esa es su angustia", aseguró.

A tono con esa intranquilidad, a primera vista aparece un factor clave: la Argentina tendrá que salir a conseguir u$s35.000 millones para poder hacer frente a los compromisos. De ese total, una parte podrá conseguir en el mercado interno.

La agenda económica se presenta bastante exigente. En particular, de cara al segundo trimestre, cuando vencerán unos u$s12.000 millones. En este contexto, hay dos cuestiones que -combinadas- generan fuerte preocupación:

- El mayor costo que tendrá que afrontar el país para financiarse, producto del nuevo escenario

- Y (más importante que lo anterior) que será mucho menor el flujo de capitales que llegará a los mercados emergentes, incluido el argentino

Conclusión: el dinero será más caro y más escaso. Esto, a su vez, puede repercutir en otra variable clave como es el dólar.

Un contexto menos "friendly" daría lugar a movimientos del tipo de cambio que vayan más allá de lo deseado, en función de la inflación esperada por el Banco Central y por el Gobierno.

Con un ojo de nuevo en el dólar"Algo que sabemos es que la Argentina ya no podrá contar con la ventaja de poder tomar crédito más barato. La fiesta financiera se terminó por el efecto Trump", asegura a iProfesional, Pablo Goldin, economista de la consultora MacroViews. A modo de ejemplo, cita el caso de Italia, que hace poco pudo colocar deuda nada menos que a 50 años. 

"Si hoy el Gobierno quisiera emitir un bono en el mercado internacional tendría que convalidar un interés de entre 7,5% y 8% anual. Es decir, volvimos al punto de partida, al costo de hace un año", asegura Goldin.

"Hasta hace poco, la perspectiva era que el año iba a finalizar en torno a una tasa del 6% anual, pero el triunfo de Trump echó por tierra esa posibilidad. Hoy día, los inversores pedirían un 8%", completa.

Por lo pronto, el nuevo contexto global pone en duda (por ahora de manera incipiente) aquella definición de que "a la Argentina le sobran dólares", compartida por el Gobierno y los operadores del mercado.

"Hay un caldo de cultivo que podría perjudicar al país", remata Goldin.

En relación a lo que vaya a suceder con el dólar, Miguel Kiguel, de EconViews, considera que en el plano local su precio está atrasado y que las devaluaciones en Brasil y México -ocurridas luego del triunfo de Trump- le inyectan más presión a la competitividad local.

En este aspecto, desde Quantum Finanzas, dirigida por el ex secretario de Hacienda Daniel Marx, dan cuenta de los movimientos que han tenido varias divisas desde aquel 8 de noviembre cuando ganara el republicano. En términos reales (descontada la inflación):

- El peso mexicano se devaluó un 11%

- El yen japonés, casi un 8,5%

- El real brasileño, cerca de un 8%

- El euro, un 3%

- La libra esterlina, un 2,5%

- El yuan chino, casi un 1,5%

Esto significa, ni más ni menos, que a la Argentina todavía le resta camino por recorrer para recuperar la competitividad perdida tras el triunfo de Trump. Al menos, para ponerse al día con el devenir de la moneda de su principal socio: Brasil.

En el equipo económico no le temen a que el tipo de cambio suba algunos escalones adicionales, por lo menos hasta que se ubique en los valores previos al 8-N.

"Hay que dejar de rendirle culto o de temerle al dólar. Como decía Churchill: a lo único que hay que temerle es al miedo mismo", expresa a iProfesional un miembro del equipo económico.

Y añade: "Toda América latina ha logrado progresivamente bajar ese traspaso a precios que genera un alza del billete verde. Esa es, precisamente, la idea de soberanía monetaria que nadie se animó a construir".

Prestamista de última instanciaLondres. Lunes 5 a miércoles 7. Un grupo de fondos de inversión internacionales, banqueros de Wall Street y europeos participaron de una cumbre financiera global.

El encuentro fue un éxito en cuanto a la convocatoria. Asistieron operadores de gran cantidad de fondos especializados en mercados emergentes. Había mucha ansiedad por intercambiar opiniones sobre el escenario post Trump.

El debate mostró una conclusión unánime: habrá salida de capitales. En particular, de América latina, producto del repliegue de aquellos fondos que operan fuerte en la región.

Algo de esto ya comenzó a observarse. Es que el triunfo del republicano primero, y la suba de tasas después, lleva a los inversores a rearmar sus carteras ("vuelo hacia la calidad").

Más específicamente, a que desarmen posiciones en títulos de países emergentes y dirijan su capital hacia los de deuda estadounidense.

Ese movimiento viene castigando el precio de los bonos argentinos y, por lo tanto, también eleva el costo al que el país podría financiarse en el mercado.

Por ahora, ese sobrecosto no es exagerado. Como están las cosas, podría sumarle entre punto y medio o dos puntos al que viene afrontando el Palacio de Hacienda.

"El peor escenario no es éste sino otro que todo el mundo teme: que desaparezca el apetito de los inversores globales por los papeles de países emergentes", asegura a iProfesional Miguel Kiguel, ex subsecretario de Finanzas.

Al igual que él, varios expertos advierten que la escasez de fondos puede generar importantes turbulencias domésticas. "El mundo ha cambiado y habrá que afrontarlo", añade el ex funcionario.

Según pudo saber iProfesional, la actualidad del mercado es de agenda permanente en el equipo económico. Las fluctuaciones se siguen bien de cerca y son motivo de análisis cotidiano.

"Nadie sabe hasta dónde llegará Trump con sus promesas. Pero si acá la economía no levanta y afuera siguen subiendo la tasa de interés, en marzo tendremos un test del mercado. Es así, lo quieran ver o no", asegura a este medio uno de los economistas más respetados por los Prat Gay's boys.

Por lo pronto, y tras las últimas subas, el equipo económico se siente más cómodo con un tipo de cambio en un nivel cercano al actual ($16,2) que en los "viejos" $15.

Entienden que es la única chance de no perder más competitividad frente a los vecinos y socios, tras las devaluaciones ocurridas tras el 8N.

En el Gobierno, por ahora, prefieren no mencionar la incertidumbre suscitada por las elecciones en Estados Unidos. A puertas cerradas admiten que eventuales turbulencias en la cotización del billete verde alteraría las expectativas de inflación y de crecimiento.

Por esto mismo, algunos economistas cercanos a Prat Gay ya están proponiendo el camino alternativo del FMI.

"Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un programa en el que desembolsara u$s25.000 millones sería fácilmente obtenible y las condiciones que impondría serían pasablemente laxas para el Gobierno", asegura Nicolás Dujovne.

Claro que esa puerta no es cualquier puerta para los argentinos, por los resquemores y los viejos recuerdos. Y menos aun para el Gobierno que ya comenzó a dar batalla por las legislativas de 2017, cuyo resultado será clave para que Macri pueda consolidar su proyecto político.

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