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En un escenario turbulento, dominado por la crisis entre Trump y China, arranca el Foro de Davos
17/01/2017 - 01:00hs

La agenda del Foro Económico Mundial que comienza en Davos (Suiza) tendrá un foco completamente diferente al de los últimos años, pues concentrará buena parte de su atención en tres aspectos que son considerados clave para lo que pueda suceder en el mundo de ahora en más. Ellos son:

-Un clima político cada vez más enrarecido tanto en Europa, como América latina e incluso Asia. 

-El súbito giro que podría experimentar la política económica de Estados Unidos con la llegada al poder de Donald Trump.

-La decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea

La incertidumbre política que rodeará al encuentro es la contracara de una economía mundial que atraviesa su mejor momento de muchos años y que parece haber superado definitivamente los efectos de la crisis financiera iniciada en 2008. 

Por estos días, los mercados bursátiles viven un ciclo alcista, con niveles récord en muchas de sus plazas; con un precio del petróleo que tiende a subir, luego de alcanzar un piso firme por encima de los u$s50 y una sensible disminución del temor de que China enfrente una brusca desaceleración de su economía. 

Si bien adquirirá gran trascendencia lo vinculado en cuestiones  de proteccionismo comercial y la resistencia a la globalización, tal como lo propone el propio Trump, los temores sobre su futuro accionar van mucho más allá de lo que pueda decidir en términos de comercio internacional

Para muchos analistas, Trump es la personificación de una "nueva cepa" de populismo que se contagia por todo el mundo desarrollado y que amenaza el orden democrático liberal de la posguerra.

Con elecciones pautadas para los próximos meses en Holanda, Francia, Alemania y posiblemente en Italia, el nerviosismo entre quienes llegan a Davos se percibe claramente.

“Independientemente de cuál sea la visión que se tenga sobre Trump y sus posiciones, esta elección ha creado una muy profunda sensación de incertidumbre que proyectará una larga sombra sobre Davos", dijo Jean-Marie Guehenno, presidente de International Crisis Group, un centro de estudios especializado en la resolución de conflictos.

Moisés Naim, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, es aun más pesimista.

“Hay un consenso de que algo grande está pasando, a nivel global y en muchos sentidos sin precedentes. Pero no sabemos cuáles son sus causas y cómo lidiar con ello", apuntó. 

El asunto central en Davos -cuatro días de mesas redondas, almuerzos y recepciones en que se discuten asuntos desde el terrorismo a la inteligencia artificial- es si quienes asistan podrán ponerse de acuerdo en cuál es la causa del malestar de la gente y cómo comenzar a articular una respuesta.

Un reporte del Foro Económico Mundial publicado antes de la reunión destacó "la menguante confianza en las instituciones" y que una recuperación de la fe en el proceso político y sus líderes será una "tarea difícil".

Para el economista de la Universidad de Londres, Guy Standing, en los últimos años surgió una nueva clase de ciudadano, "que no tiene seguridad en el trabajo ni ingresos predecibles, que se está convenciendo de la idea de que se necesita una reestructuración del capitalismo de libre mercado, incluso algunos de los que más se han beneficiado de él”.

“El grueso de los ejecutivos empresariales no quiere a Trump y a otros autoritarismos de extrema derecha", afirmó Standing, quien ha sido invitado a Davos por primera vez.

“Quieren una economía mundial sostenible en la que puedan hacer negocios", agregó.

El derrumbe financiero de 2008 y 2009 y la crisis de los inmigrantes en 2015 y 2016 dejaron en evidencia la impotencia de los políticos, lo cual no hizo otra cosa que profundizar la desilusión y empujar a la gente hacia los populismos, que ofrecen explicaciones y soluciones simples.

El problema, destacó Ian Goldin, un experto en globalización y desarrollo de la Universidad de Oxford, es que “muchos de los asuntos más importantes ahora, desde el cambio climático a la regulación financiera, sólo pueden resolverse con cooperación multilateral, exactamente lo que rechazan los populistas”.

Curiosamente, la reunión del capitalismo internacional en la exclusiva localidad de los Alpes suizos contará con representantes del gobierno saliente del presidente Barack Obama, como su vicepresidente Joseph Biden y su secretario de Estado, John Kerry, ambos sólidos impulsores de la integración global, a los que, paradójicamente, se sumarán dirigentes republicanos, como el asesor del presidente electo, el empresario Anthony Scaramucci.

El Foro, por dentro

Se estima que participarán unas 2.500 personas, buena parte de las cuales integrarán las delegaciones oficiales de 70 países. Por otra parte, se calcula que un tercio de los asistentes provendrán en su mayor medida de América latina y Asia y otro número similar no estará vinculado con empresas o gobiernos.

Este año, el lema que los reúne es “Responsive and responsible leadership” (liderazgo responsable y receptivo).

Según explicó Klaus Schwab, director ejecutivo del Foro, Davos tratará el hecho de que “el mundo a nuestro alrededor está cambiando a una velocidad sin precedentes”, lo que transforma el modelo tradicional de sociedad y genera incertidumbre en las personas, que incluso se sienten “amenazadas” por el impacto que tiene esta evolución en la economía, el empleo y la estabilidad social.

En el centro de esta incertidumbre global se encuentra el cambio de rumbo que significa la llegada de Trump a la Casa Blanca, incógnita que ha sido reconocida por el gobierno saliente estadounidense.

Kerry, en un momento de irónica sinceridad, reconoció en una conferencia en Washington que el proceso de transición con el nuevo gobierno “está siendo tranquilo… porque no hay muchas conversaciones al respecto”.

Pese a la falta de detalles sobre el armado de la agenda en este tipo de cuestiones, el presidente electo de EE.UU. ha explicitado claramente  su rechazo a la globalización y su defensa del proteccionismo.

En tal sentido, uno de los puntos más cuestionados por los analistas es su intención de dar por terminados algunos acuerdos bilaterales y multilaterales recientemente pactados y la imposición de aranceles a algunos de los principales socios comerciales como China o México.

“Mi gobierno seguirá dos simples reglas: comprar productos estadounidenses y contratar empleados estadounidenses”, dijo Trump en su medio de comunicación favorito, Twitter, el pasado 29 de diciembre. 

Como si fuera poco, recientemente ejerció una enorme presión sobre los principales fabricantes de automóviles de su país – GM y Ford– para que desistan de instalar o ampliar fábricas en México.

Esta defensa del nacionalismo económico en la primera potencia global es sorprendente ya que va contra la tradición del partido republicano, que históricamente se pronunció a favor del libre comercio y la integración económica.

“Si se aplica, sería uno de los mayores giros en política estadounidense en décadas”, señaló Bilal Hafeez, analista de estrategia global de Nomura, en una nota a sus clientes. 

Como si se tratara una ironía del destino, en la cita de Davos estará presente por primera vez el presidente chino, Xi Jinping, quien estará acompañado por la mayor delegación de su país desde que participó por primera vez en 1979.

El mandatario ofrecerá un discurso en la ceremonia de apertura, al que los analistas interpretan que será como una señal de compromiso de China con la globalización en un momento de dudas sobre el repliegue de Washington.

Finalmente, también es curioso el hecho que la reunión de Suiza coincida con los actos oficiales en Washington de la toma de posesión de Trump, que tendrá lugar el 20 de enero.

La misión argentina

En representación del Gobierno argentino, asistirán los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; de Relaciones Exteriores y Culto, Susana Malcorra; de Educación, Esteban Bullrich, y de Producción, Francisco Cabrera.

Su principal misión será la de tratar de convencer a los inversores privados de los avances que se lograron en el primer año de su gestión en particular en lo que hace a la reinserción del país en el mundo y los planes para los próximos años, entre los que cuestión fiscal y las mejoras en las condiciones para producir ocuparán lugares centrales de la agenda. 

Ya en el orden de las relaciones internacionales, adquirirá importancia  lo que se trate con representantes del gobierno chino, tras las tensiones generadas en las últimas semanas a raíz de la decisión de la Argentina de no declarar al gigante asiático como economía de mercado. 

En cuanto a los representantes del sector privado, se harán presentes Eduardo Elsztain (IRSA), Marcelo Mindlin (Pampa  Energía), Marcos Bulgheroni (Pan American Energy) y  Sebastián Bagó, del laboratorio homónimo.

Todos ellos organizarán encuentros cuyo objetivo es fortalecer la nueva imagen de la Argentina en el mundo y atraer más inversiones extranjeras.