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El banquero central no puede reducir las tasas de interés para inducir una suba del billete porque pondría en peligro la desacelaración de la inflación
09/02/2017 - 12:18hs

"El dólar está barato". "La Argentina está muy cara en dólares". "Con este tipo de cambio no se puede competir". Esas frases, y muchas más, debe estar escuchando Federico Sturzenegger por estas horas.

La vieja obsesión de los argentinos, el billete verde, es noticia. Pero a diferencia de otros momentos, no lo es porque haya histeria compradora y el precio esté por las nubes, sino por todo lo contrario.

La caída de la divisa estadounidense en términos reales -o sea, descontando la inflación- llegó para quedarse. El consenso de los economista consultados por iProfesional asegura que por lo menos hasta las elecciones, el dólar estará barato. O, visto desde el otro lado, seguirá vigente el "súper peso". 

La cuenta que hacen en el mercado financiero es muy simple: el primer trimestre que se está transcurriendo fue, históricamente, un período de muy poca oferta. Por ende, siempre los comienzos de año fueron difíciles para los banqueros centrales.

En paralelo, siempre hay mucha dolarización por turismo, lo que presiona a una suba del tipo de cambio. 

Pero este inicio de año fue atípico. El billete verde no sólo no está presionado por una mayor demanda -si bien la hay- sino que la abundante oferta sobrepasa al volumen que compran particulares y empresas. 

En la city afirman que el resultado de esta cuenta es que sobran alrededor de u$s100 millones por día en el mercado cambiario que no encuentran compradores. Esa mayor oferta de divisas hace que el tipo de cambio vaya hacia abajo

"Es una sorpresa lo que está pasando. En esta época hay más demanda que oferta, porque no arranca la venta de dólares por la cosecha. Pero el mercado está afectado por la entrada de capitales extranjeros que vienen a comprar bonos en pesos", explica Miguel Kiguel, director de Econviews.

El ex subsecretario de Financiamiento alertó que en marzo la película será peor porque los productores empezarán a desprenderse de la soja.

"Hay muchas fuentes de oferta. No sólo los que aprovechan las tasas altas en pesos, que con el billete verde planchado son atractivas. El Gobierno está colocando deuda, las empresas y provincias también, y existe una buena perspectiva por el blanqueo. Cuando se hace el balance final, lo que se observa es un mercado sobreofertado", añade Rodrigo Alvarez, socio y director de Analytica.

Lo que ingresará vía endeudamiento en el primer trimestre rozaría los u$s10.000 millones, tomando en cuenta los u$s2.000 millones de emisiones corporativas y provinciales y los otros u$s7.000 millones que consiguió Luis Caputo en Estados Unidos.

Frente a este escenario, el diagnóstico difundido es que seguirá barato por largo tiempo. Sólo alguna presión por las elecciones podría cambiar (levemente) la dinámica del billete verde.

Se espera que, como suele ocurrir, acercándose al proceso electoral haya cierta vocación dolarizadora que le ponga un poco de presión a la moneda. Excepto eso, el recorrido bajista del tipo de cambio no tiene obstáculos.

Argentina, cara en dólares"Hay que ver si esta suba es estacional o se da vuelta en algún momento del año", explica Kiguel. Pero, acto seguido, muestra su preocupación, algo compartido por la gran mayoría de los economistas.

"Con estos precios, la Argentina es muy cara en dólares y eso genera problemas para el crecimiento de muchos sectores. En un momento en que la economía empieza a recuperarse, ayudaría un tipo de cambio más competitivo", afirma el director de Econviews.

La proliferación de los viajes de compras a Chile, el déficit creciente de la balanza turística, los problemas de la industria y de varios sectores para competir con los productos importados, son sólo ejemplos del tan mentado atraso cambiario.

Tanto desde el sector privado como desde el Gobierno prefieren que la "competitividad" se logre vía otras variables más allá del valor del billete verde. Quedó demostrado que una devaluación en la Argentina siempre está acompañada de un aumento de los precios en forma automática.

"Es cierto que Argentina está cara en dólares, pero mover el tipo de cambio -aunque sea con este Gobierno- se te va a inflación. Ya pasó. La depreciación, más con una economía en recuperación, hace subir el índice. Hacer eso sería volver a las recetas que ya vimos que no funcionaron", afirma Alvarez. 

En la misma línea, Allaria Ledesma, la sociedad de Bolsa de Ernesto Allaria, presidente del Mercado de Valores, considera que el continuo ingreso de divisas por el canal financiero, que está generando una apreciación del peso, y una inflación en torno al 20% anual, generan una pérdida de competitividad que si bien se incrementa, es parcialmente compensada por el hecho de que al menos en Brasil también se está fortaleciendo su moneda. 

Incluso los popes del dólar alto pasaron de moda en la Argentina. Ni siquiera José Ignacio De Mendiguren, del Frente Renovador de Sergio Massa y confeso defensor de varias de las últimas devaluaciones en el país, avala a esta altura una medida de este tipo para cambiar la estructura competitiva.

"Subir el dólar no soluciona que las industrias puedan competir con los productos extranjeros. Más allá del tipo de cambio hay muchas cosas como los impuestos directos e indirectos que afectan a la competitividad", dice el dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA).

En la misma línea, Lucas Gardiner, director de Portfolio Personal, sostiene que el valor del billete verde es un tema más en la competitivad general de la economía y no el único a resolver.

"Es una de muchas variables. En la Argentina hay un tema con el dólar. Si el tipo de cambio estuviera planchado en forma artificial estaría mal, pero hoy no es ficticio", asevera.

El dilema oficial sin soluciónPareciera que las fichas están del lado de Federico Sturzenegger. A diferencia de lo que hacía en otras épocas, el BCRA no busca sostener la cotización por la vía de una intervención en el mercado cambiario comprando divisas.

Por un lado, dicen en el Central, en un esquema de flotación libre, la entidad sólo interviene en casos extremos donde haya una suba muy abrupta o una baja igualmente fuerte. Es decir, durante eventos disruptivos únicamente.

En el BCRA no consideran que lo que está pasando actualmente ingrese en alguna de esas categorías. Es más, si bien preocupa la tendencia a la apreciación del tipo de cambio, creen que es un movimiento válido de mercado que debe permitirse.

"El dólar vale lo que surge de la oferta y la demanda. No hay nada especulativo en el precio", suele ser la respuesta cuando se los cuestiona a los miembros del equipo del titular del Central. 

Yendo más allá, de hecho, Sturzenegger afirma que el valor del billete verde no es una preocupación que tengan que resolver. Los funcionarios del BCRA apuntan su política, dicen, al combate de la inflación. Y para lograr ese objetivo, pulsean con las tasas de interés.

"El resto de las variables se alinean en base a la tasa", afirman, al tiempo que recuerdan cómo le fue al kirchnerismo tratando de controlar todas las variables y el dólar a la vez. 

¿Qué se debería hacer en estas circunstancias? Kiguel dice que, tradicionalmente, el Central es el que tiene que intervenir poniendo un techo y un piso a la divisa.

"Si consideraran que hay movimientos especulativos y el BCRA tuviera que defender el tipo de cambio, etonces en ese caso o sube las tasas o las baja, para que el tipo de cambio se equilibre ", explica el economista.

Pero, siempre hay un pero. En este caso, debido a la inflación alta, el Central no puede reducir los tipos para influir en el precio del dólar.

"Es riesgoso propiciar una baja para estimular la divisa porque también se puede terminar estimulando la inflacion", arriesga. 

Alvarez va más allá y señala que, para este Banco Central, el tipo de cambio no es un objetivo como lo son los precios. "Hoy tenés un modelo distinto, al BCRA para que la dinámica económica le sirva tiene bajar la inflación. El foco está ahí, considera que la otra variable no es tan importante", asegura el director de Analytica. 

En ese contexto en el que el Central se ve imposibilitado de recurrir a una baja las tasas como herramienta para sostener la cotización, los funcionarios encuentran un aliado involuntarioa: las compras de los ahorristas en el mercado cambiario.

La dolarización de carteras que se registra actualmenbte (potenciada en diciembre) es funcional a que el precio del billete verde no se desplome tanto y le evita al Central el "trabajo sucio" de sacarlos de circulación al alto costo de inyectar liquidez en pesos.

La compra bruta llegó en diciembre a casi u$s2.000 millones desde los u$s1.500 millones promedio de los meses anteriores. Se estima que el dato de la compra de billetes de enero será también muy elevado debido a las demanda por las vacaciones y al precio bajo de la divisa. 

De esa manera, la demanda de u$s2.000 millones mensuales, que en otro momento de la historia económica argentina habría sido un dolor de cabeza, hoy por hoy actúa como una aspirina para compensar la baja del tipo de cambio. 

De todas formas, la gran pregunta que surge del debate acerca del precio del dólar es si este nivel es sostenible.

Alvarez dice que hay que ver qué pasa con la cuenta capital y si llegan inversiones a la Argentina que compensen la cuenta corriente que es deficitaria.

"Si se producen desembolsos, el tipo de cambio se va a acomodar", asegura.

Gardiner, de Portfolio Personal, deja una reflexión más que interesante en este dilema: afirma que un problema en la Argentina es que el dólar esté tan asociado con los precios, mientras que en otros países de la región el billete verde se mueve pero el índice inflacionario no varía demasiado.

"El dólar no deberia marcar tanto a la economía", acota.

Pero remarca que es un tema de tiempos. Porque los problemas y las demandas histéricas de divisas suceden porque mucha gente salió perdiendo por las crisis locales.

"En un país más estable, el dólar es una variable más. Si sube o baja, tiene el mismo efecto que si subiera o bajase una acción o un bono. Es sólo un precio". Algún día, quizás sea tan solo eso. Por ahora, larga vida al dólar atrasado.