La City se resigna: la renta financiera es vista como el "precio" del Gobierno por la agenda de reformas
"Gustarnos, no nos gusta. Pero no podemos patalear. El Gobierno está de luna de miel con la sociedad después de las elecciones y además, como dice el Presidente, todos tenemos que ceder un poco. Tenemos que aportar a pesar de que no nos guste la medida". Así resumía a iProfesional un alto ejecutivo del mercado argentino cómo tomó la noticia del impuesto a la renta financiera.
La sensación general es que si bien es un gravamen que no será festejado ni mucho menos, el poder de lobby que tienen actualmente las instituciones del mercado es mínimo. "No nos consultaron por la medida. Creo que ellos están con muchas reformas, la laboral por ejemplo, y el tema de la renta financiera es una de tantas. Y tuvieron muy buen timing porque en el medio de toda la batería de medidas, el tema nuestro es muy menor. A nadie le va a importar que te cobren 2 mangos por la renta de un bono cuando están por sacar cambios en la agenda laboral que van a dar que hablar", describía otro ejecutivo de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos).
Cuando se encienden los micrófonos y hablan los directivos más veteranos, se escuchan discursos políticamente correctos. Eso fue lo que quedó del evento que se realizó anoche en la Bolsa de Comercio Buenos Aires donde el anfitrión fue el BYMA y contó con la presencia de Mauricio Macri.
Mucha gente asistió al cóctel realizado por la gente del mercado: desde empresarios como Eduardo Eurnekian y banqueros como Gabriel Martino (HSBC) hasta la cúpula mayor del Gobierno Nacional.
La presencia oficial fue particularmente notable: Federico Sturzenegger y Mariano Flores Vidal del Banco Central, Pablo Quirno, Eugenio Bruno y Luis Caputo del Ministerio de Finanzas, Carolina Stanley (Desarrollo Social), Jorge Triaca (Trabajo), entre otros, formaron parte de la comitiva.
Por el lado del público bursátil, estuvieron muchos presidente de sociedades de bolsa que aplaudieron, de pie, el discurso del Presidente. "Empezamos a crecer y a recuperar la esperanza. Tenemos que trabajar de manera firme en reducir el déficit, atacar la inflación, lograr el equilibrio fiscal, generar empleo privado de calidad y en construir una República que crezca en forma constante con bases sólidas y sustentables", arengó Macri, que jugó claramente de local.
No hubo en el discurso oficial ni en el de Ernesto Allaria, presidente del BYMA, referencia alguna al impuesto a la renta financiera. Fuera de los reflectores que inundaron el recinto ubicado en el primer piso de Sarmiento 299, Allaria señaló que todavía es muy prematuro para ver cómo será la reglamentación del gravamen.
"Faltan ver muchas cosas, no se cómo será. Lo que uno pueda decir ahora en realidad es con la información que se tiene, pero faltan cosas para analizar", se escudó.
Más jugado fue el presidente de la Bolsa de Comercio, el histórico Adelmo Gabbi. En diálogo con iProfesional destacó que "prefiero apostar por el país, es la última oportunidad que tenemos los de mi generación. Si hay que aportar, entonces lo haremos y está bien que así sea. Creo que este Gobierno está haciendo las cosas bien y por eso hay que apoyar y apostar", destacó.
No hubo, curiosamente, margen para la crítica. Todo lo contrario. Los hombres del mercado, al finalizar el acto, tuvieron tiempo para ir a saludar a los funcionarios del Gobierno e incluso alguno de ellos se quedaron (algo inusual durante el kirchnerismo) en el cóctel con el resto de los casi 400 invitados.
"Más allá de que pueda gustarnos o no, entendemos que el país está ante una oportunidad histórica. Hoy el atractivo de la Argentina para los inversores del mundo es increíble. Ni siquiera en los '90 con las privatizaciones había tanto interés", remarcaba otro ejecutivo del mercado que se autodefine como "uno de los que en los últimos 30 o 40 años le pusimos el pecho a este mercado".
Queda claro que si el anuncio de la renta financiera hubiera sido con un Gobierno de salida, o directamente el kirchnerismo, los popes del mercado hubieran despotricado abiertamente.
Cambiemos goza, a diferencia de otra administración, con la sensación de que este puede ser el último tren. "Si a ellos no les va bien, lo que nos espera puede ser cualquier cosa. Uno tiene que saber cuándo poner. Y en este momento, llegó la hora de poner de nuestro bolsillo", cerró otro alto ejecutivo segundos antes de brindar con su copa de champagne en alto.
La luna de miel del mercado con el macrismo es inmune a este controvertido impuesto que ni siquiera el kirchnerismo se animó a colocar. Todo un cambio de época.