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La presión por convertir a usuarios gratuitos en clientes pagos será la principal barrera a superar por las empresas de música bajo demanda
31/01/2018 - 13:19hs

La música bajo demanda pasó en apenas unos años de un proyecto en el que pocos creían en la industria discográfica a su salvador.

El consumidor medio de este tipo de aplicaciones y plataformas, como Spotify o Apple Music, gasta en promedio más del doble que el comprador de música tradicional.

En un complicado ejercicio de ingeniería financiera y desglose de costos, los artistas consiguen más porcentaje de los ingresos por cada euro gastado según los cálculos de Goldman Sachs.

Por cada euro pagado por los consumidores a las plataformas de streaming, los artistas consiguen un 12,3% frente a un 10,5% de las ventas tradicionales de discos y muy similar al 12,7% del modelo de descarga digital tradicional.

Las discográficas son las que más han ganado con el salto a las suscripciones de pago por escuchar toda la música del catálogo. Su porcentaje de la tarta final, ingresos netos antes de impuestos son un 250% en streaming que con la venta tradicional de discos. Sin contar con que muchos de los grandes sellos son propietarios en parte de plataformas como Spotify.

No obstante, las entidades de copyright en Estados Unidos han decidido las compañías de música bajo demanda ofrezcan como mínimo el 15,1% de sus ingresos a artistas y discográficas durante los próximos cinco años.

La cifra, conocida como licencia mecánica, indica el “corte” destinado al artista y sus representantes cada vez que un usuario escucha una canción.

Una cifra muy superior al 10,5% actual que reducirá el margen operativo de Spotify, Apple Music o Google entre otros, que se oponían a la medida.

Donde hay mucha más fricción es en la música pagada con anuncios, como la ofrecida por Spotify en su plan gratuito o YouTube. Cada usuario de este tipo de plataformas reporta hasta 95% menos de ingresos al mercado según el último reporte de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica con sede en Londres.

La entidad, presidida por Plácido Domingo de forma honoraria y que gestiona por la británica Frances Moore, publicaba las cifras de la discordia entre la industria musical y la tecnológica.

Los 212 millones de de consumidores de música bajo demanda generaron en 2016 3.904 millones de dólares. A su lado, los 900 millones de personas que escucharon música de forma gratuita en YouTube solo generaron 553 millones.

Especialmente preocupante es China en este aspecto. Solo el 3% de los usuarios de Tencent Music, la plataforma líder en el país paga por la plataforma frente al 42% de otras plataformas como Spotify o el 100% de los clientes de Apple Music.

Este “hueco”, como lo denomina la IFPI, es el principal reto para discográficas y artistas. Por un lado ayuda a eliminar la piratería al hacer disponible de un amplio catálogo a cambio de mostrar anuncios. Por otro lado, los ingresos generados son muy bajos, y los beneficios más aún.

La presión por convertir a usuarios gratuitos en clientes pagos será la principal barrera a superar por las empresas de música bajo demanda, presionadas por las discográficas. El resultado por el momento, parece positivo para todas las partes, con más ingresos y un mayor corte incluido para los creadores, grupos y artistas.

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