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Moody's explica que la falta de innovación en las gestoras tradicionales hace al sector más vulnerable a la entrada de nuevos actores digitales
12/03/2018 - 12:40hs

"La segunda ola de disrupción será digital". Así titula Moody's su último informe sobre el negocio de la gestión de activos.

La agencia de calificación de riesgos destaca que las gestoras se han visto sacudidas hasta ahora por la irrupción de la gestión pasiva, que comprime sus márgenes, pero que la digitalización será un factor transformador del sector aún más relevante, con la posibilidad de que nuevos competidores entren en el negocio de los fondos.

Moody's explica que la falta de innovación en las gestoras tradicionales hace al sector más vulnerable a la entrada de nuevos actores digitales, especialmente con vistas a la distribución.

Pone como ejemplo el éxito de asesores automatizados (robo-advisors, en inglés) en EEUU y otros países, donde han arañado cuota de mercado.

De hecho, el asesor automatizado Wealthfront anunció recientemente la creación de su propia gestora, en un camino que pueden recorrer otras firmas de este tipo.

Pero la competencia no termina ahí. En 2013, una filial del gigante tecnológico chino Alibaba lanzó Yu'e Bao, un fondo monetario para su ecosistema de pago, Alipay.

En cuatro años se ha convertido en el mayor fondo monetario del mundo, con 260 millones de partícipes y 1.430 millones de yuanes (183.166 millones de euros). Moody's cree que otras grandes compañías tecnológicas podrían hacer algo parecido a Alibaba.

"Los gigantes tecnológicos de Estados Unidos (Amazon, Apple o Google) no entrarían probablemente en el sector de la gestión de activos sólo por las comisiones de gestión, pero sí para facilitar la recopilación de datos de sus clientes y mantenerlos en los ecosistemas de las compañías", considera la agencia de calificación de riesgos.

Además, añade, compañías como Amazon, Square o Paypal "ya han empezado a usar sus analíticas de datos y sus canales de distribución para lanzar plataformas de direct lending (financiación a empresas".

Existen algunos factores que hasta ahora han llevado a estas grandes compañías a no entrar al negocio de la gestión.

Porque según la agencia de calificación de riesgos, "el potencial de crecimiento del sector de la gestión de activos es mucho más pequeño que el de otras industrias en las que las compañías tecnológicas están intentando ser disruptivas, como la automovilística, la sanitaria o la energética".

Moody's explica que "aunque las gestoras de fondos, en su conjunto, han sido lentas a la hora de adaptarse a los avances tecnológicos, Fidelity y BlackRock han dado pasos significativos en su crecimiento digital".

La agencia, citada por el diario español Expansión, destaca en su informe las fuertes inversiones de Fidelity para mejorar la interacción digital con sus clientes y los servicios personalizados a través de su página web.

En el caso de BlackRock, remarca la creación de la plataforma de gestión de riesgos Aladdin y sus últimas compras e inversiones en el área tecnológica.

Moody's cree que muchas de las gestoras tradicionales deben acelerar su digitalización ante la posible irrupción de nuevos competidores, como los asesores automatizados o las tecnológicas.

Las grandes compañías tecnológicas y las fintech no sólo son un posible nuevo competidor de las gestoras de fondos, sino que también amenazan el negocio de los bancos.

Por eso, el sector financiero reclama a los reguladores que estos nuevos actores cumplan las mismas exigenias legales que ellos.

Otros retos son los siguientes:

* Gestión pasiva. El auge de la gestión pasiva es uno de los grandes retos del sector. Los ETF dejan comisiones mucho más bajas que los fondos tradicionales, por lo que las gestoras necesitan más volumen para mantener los márgenes.Además, se ven presionadas para abaratar los fondos activos.

* Regulación. La entrada en vigor de la directiva Mifid II es otro reto de las gestoras, que les obliga a lanzar nuevas clases de acciones o separar el pago por informes y el de intermediación.

* Tipos bajos. El contexto de bajos tipos de interés pone difícil a las gestoras lograr rentabilidad para sus partícipes, sobre todo, los más conservadores.