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Si busca un 0 km, ármese de paciencia: ya se registran hasta dos meses de demora

Comprar un auto hoy puede traer dolores de cabeza. Las automotrices priorizan el mercado brasileño, donde logran una rentabilidad impensada
29/03/2010 - 09:59hs
Si busca un 0 km, ármese de paciencia: ya se registran hasta dos meses de demora

Pablo es un profesional que vive en Caballito y, al igual que muchos argentinos, decidió pagar un buen adelanto para poder retirar un 0 km y luego saldar el resto en cómodas cuotas, aprovechando que ahora la gran mayorí­a de las automotrices ofrecen tasas fijas y en pesos, tal como diera cuenta iProfesional.com.  

Así­, fue a un concesionario de una conocida marca europea que fabrica sus autos en el paí­s, dispuesto a pagar más de $50.000 en efectivo, de modo de asegurarse entrega inmediata y cubrir la diferencia en 36 meses.

El color del vehí­culo que estaba disponible no era de su gusto. Pensó que era un pequeño detalle que se podrí­a solucionar rápidamente, pero no. El responsable de ventas le dijo que, en lo posible, se llevara ese modelo, si es que no le molestaba esperar entre 45 y 60 dí­as para que se lo entreguen.

Situaciones como las de Pablo se multiplican entre los distintos salones de ventas de 0 km de la Argentina, donde poner el dinero sobre la mesa actualmente no es sinónimo de disponer de un gran stock de modelos, marcas y colores para que el cliente elija. Todo lo contrario. Incluso, en algunos casos puntuales, se hablan de demoras de hasta cuatro meses.

De este modo, mientras que algunos compradores tienen la fortuna de que haya stock del vehí­culo que desean, otros se ven obligados a tomar una decisión: o recorrer otras concesionarias en busca del auto que tení­an en mente o esperar varias semanas hasta poder sentarse y poner primera.

A la hora de buscar las causas, no hay que mirar a la industria argentina, cuyas terminales están trabajando a buen ritmo e, incluso, hasta en doble turno completo para abastecer la demanda. Hay que viajar varios cientos de kilómetros hasta Brasil, donde un cóctel de fuerte demanda y excelentes precios de venta marcan la diferencia.

Al respecto, Dante ílvarez, titular de la Asociación de Concesionarios de la República Argentina (ACARA), explicó a iProfesional.com que "en algunas marcas las demoras en la entrega de autos 0Km pueden llegar a 30 dí­as promedio".

Sin embargo, reconoció que hay casos en los que los plazos se duplican, principalmente "entre las automotrices que exportan a Brasil, lo que provoca un estiramiento en los tiempos de entrega en lo que respecta al mercado local".

Si bien el patentamiento de autos se incrementó cerca de un 7 por ciento durante los dos primeros meses del año, la suerte no fue igual para todos los concesionarios.

Al respecto, ílvarez explicó que, en algunos comercios, si hubiesen tenido una mayor disponibilidad de stock, "muchos de ellos podrí­an haber tenido hasta un 50% más de ventas".

Estas demoras de 30 a 60 dí­as también fueron admitidas por los principales representantes de las grandes marcas del paí­s.iProfesional.com hizo un relevamiento por distintos concesionarios. Entre ellos, San Jorge, representantee de ventas oficial de Chevrolet, donde explicaron que si el modelo elegido o el color que desea el cliente no está en la agencia, éste deberá esperar un mes aproximadamente.

Lo mismo admitieron en AutoGenerali, que vende la marca Fiat; en L´Express, representante oficial Peugeot; y en Centro Automotores, punto oficial de ventas de Renault.

En igual sentido, desde una concesionaria Chevrolet, perteneciente al grupo Car One, reconocieron al diario brasileño Valor que son necesarios 30 dí­as para entregar el nuevo Agile a sus clientes. Pero que, en los modelos más caros, cuyo stock en las concesionarias son mucho más reducidos, el plazo puede extenderse hasta cuatro meses.Casi un "deme dos"

A la hora de analizar por qué muchas terminales no tienen stock suficiente, la respuesta está en que éstas prefieren enviar sus autos a Brasil, dado que allí­ el valor del dólar les juega totalmente a favor.  

Más allá de la inflación y la pérdida de competitividad que experimentó la economí­a argentina, el tipo de cambio en relación con el real brasileño continúa siendo sumamente ventajoso. En el paí­s vecino, el dólar hoy cotiza a 1,83, muy lejos de los 2,33 de hace casi un año.

En otras palabras, cuanto más fuerte es el real, más atractivos se vuelven los productos vendidos desde la Argentina a Brasil. 

Este movimiento de las monedas, en el negocio de la industria automotriz, tiene una consecuencia: para las automotrices nacionales, vender un auto en San Pablo, Rio de Janeiro o cualquier otra ciudad de ese paí­s, es mucho más rentable que hacerlo en el mercado local.

No es para menos, medido en dólares, un vehí­culo con sello "made in Argentina", en la tierra del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, puede venderse hasta un 50% más que puertas adentro.

En diálogo con iProfesional.com, Maximiliano Scarlan, economista de Abeceb.com, sostuvo que "la moneda de Brasil está más apreciada. Por lo tanto, medido en dólares, las automotrices nacionales obtienen muchí­simos más beneficios exportando que entregando las unidades en el mercado doméstico".

En este contexto, el experto destacó que "hay diferencias muy importantes. En casos puntuales, teniendo en cuenta algunas promociones se dieron diferencias excepcionales, superiores al 80%".

En efecto, en modelos de Citrí¶en, por ejemplo, las diferencias son del orden del 50%, mientras que en el caso de Peugeot, la brecha alcanza el 30%.

Sin embargo, uno de los casos más llamativos es el del Fiat Palio: en la Argentina, el modelo con un motor de 1.400 centí­metros cúbicos y con buen nivel de equipamiento se vende a unos u$s12.000.

Sin embargo, en Brasil venden una versión con motorización más chica –apenas 1.000 centí­metros cúbicos- y "pelado" –como en el negocio se le dice a los autos con poco confort- a un precio de u$s18.000, es decir u$s6.000 por encima (48% más).

Desde San Pablo, Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group, explicó a iProfesional.com que "estas diferencias de precios no tienen nada que ver con los impuestos. Si las terminales le dan prioridad al mercado brasileño es porque obtienen un retorno fenomenal. Un auto que en la Argentina se vende a 60.000 pesos, aquí­ se comercializa a 60.000 reales y es por la diferencia en el valor del dólar que se ven tales brechas".

De hecho, actualmente, según Scarlan, 54 de cada 100 autos que salen de las fábricas locales se enví­an al paí­s vecino. Esto significa que los clientes brasileños compran más unidades nacionales que los propios argentinos.

De mantenerse esta tendencia, de los cerca de 650.000 autos que –se proyecta- saldrán de las terminales nacionales, unos 351.000 serí­an adquiridos por brasileños.

Esta ventaja genera que, en la tierra de Lula, esperar por un vehí­culo no sea una preocupación. El propio Segré lo vivió en carne propia: "En febrero compramos un Citrí¶en C4 y en tres dí­as lo entregaron, acá nadie sabe lo que es una lista de espera para adquirir un 0 km". La alegrí­a es brasileña

Las razones por las cuales el paí­s vecino se "adueña" del grueso de los autos argentinos están también en el ritmo de crecimiento de su propia economí­a.

Durante 2009, Brasil fue el primer paí­s del continente en anunciar oficialmente la superación de la crisis. Para ello aplicó una fuerte polí­tica de promoción de productos industrializados.

"Cuando llegó el tsunami del 2008, para mantener los niveles de ventas y que no caiga el consumo, el gobierno de Lula redujo impuestos a los 0 km, construcción y lí­nea blanca, a cambio de que esos sectores no echaran gente. El plan fue perfecto, consiguieron aumentar las ventas y lograr una mayor recaudación por impuestos. Y en lo que respecta al mercado automotriz, los resultados fueron espectaculares", explicó Segré.

"Con la mejora de la economí­a, el gobierno está eliminando esas exenciones impositivas, pero aún así­ se mantienen los niveles récord de ventas. De hecho, Brasil ya es el quinto mayor mercado automotor del mundo".

Así­, mientras que este año en la Argentina se espera alcanzar un récord de 560 mil autos patentados, en el paí­s vecino los expertos proyectan que se venderá una cifra seis veces mayor, es decir, más de 3,4 millones de unidades.

De este modo, al abastecer a este "pulpo", es normal que las demoras en la Argentina también incluyan a autos importados. Desde Ford Argentina, por ejemplo, reconocieron que pueden existir demoras de más de 30 dí­as en la entrega de la Ecosport, que se produce en la planta que la compañí­a de origen estadounidense tiene en el Estado de Bahí­a.

"En los productos exitosos hay veces que la oferta no llega a cubrir la fuerte demanda", destacaron.

En la misma lí­nea, desde Abeceb.com explicaron que en el paí­s vecino sucede lo contrario que en la Argentina: las fábricas priorizan su propio mercado interno por el tipo de cambio y consideran a las exportaciones como un negocio complementario y menos lucrativo. Una jugada para compensar importacionesEn otro orden, desde ACARA, Dante ílvarez sostuvo que una de las claves es que "las empresas nacionales también priorizan las exportaciones por un tema de balanza de pagos".

Sucede que, en la Argentina no solamente se venden autos importados brasileños terminados, como el Fiat Uno, sino que, además, gran parte de los componentes que lleva una unidad nacional son traí­das del exterior.

De hecho, se estima que entre el 70 y 80 % de un vehí­culo con sello nacional tiene autopartes importadas y, de ese porcentaje, la gran mayorí­a son insumos "verdeamarelhos".

En este contexto, desde Ford explicaron que "no hay una fórmula igual para todas las automotrices. Que Brasil tenga una moneda muy apreciada tiene una doble ví­a: por un lado, es cierto que se gana más vendiendo allá, pero hay que tener en cuenta que compramos muchas piezas a Brasil y se pagan más caras por el valor del real".

De este modo, parte de la rentabilidad por exportar y cobrar en dólares, se diluye porque hay que pagar también con divisas estadounidenses esas autopartes para la fabricación.

Desde Ford reconocieron que es algo inevitable: "Nosotros tratamos de tener a una gran proporción de proveedores en la Argentina. Sin embargo, a veces eso es muy difí­cil, porque directamente nadie fabrica en el paí­s algunos insumos fundamentales. Por lo tanto, tenemos que comprarle a Brasil. Así­ es como, al final de la lí­nea, entre lo que se exporta y se importa, logramos un equilibrio". ¿Menos demoras?

Desde Abeceb.com, Scarlan sostuvo que, a mediano plazo, es de esperar que los tiempos tiendan a normalizarse.

"Es clave la capacidad de reacción de las terminales. Prácticamente todas están aumentando la producción de manera muy fuerte, luego de los ajustes de stocks. El sector está tratando de optimizar al máximo los turnos y así­ aumentar la producción. Sin embargo, puede ser que hasta tanto no se mejoren estos niveles, existan algunas demoras".

Además, según Segré, la "locomotora" brasileña va a continuar a toda marcha, lo cual asegurarí­a un altí­simo nivel de demanda para este año.

"Las ventajas impositivas se acabaron pero algunos de los concesionarios siguen otorgando descuentos bajo su propio costo, para no frenar la máquina. El consumo está muy fuerte, no sólo de vehí­culos, estamos hablando de cualquier producto industrial, alimentos, todo", recalcó el experto desde San Pablo.

Además, destacó que, con la leve devaluación esperada en la Argentina, una suba de precios de los 0 km no mayor al 14% y un real que se mantendrí­a cerca de los niveles actuales a fines de 2010 -1,85 por dólar-, el tipo de cambio seguirá siendo un argumento de peso entre las terminales a la hora de analizar cómo reparten el negocio.

Al respecto, ¿ninguna casa matriz en Europa o Estados Unidos controla el normal abastecimiento de los mercados? Ante esta consulta de iProfesional.com, Scarlan explicó que "únicamente digitan la comercialización de los modelos globales que se fabrican en un solo paí­s, como la Amarok de la Argentina. Con el resto de los modelos, dejan que la órbita de control queden en manos regionales y lo definan las propias empresas del Mercosur".

Mientras tanto, Pablo, el profesional de Caballito al que no le preocupan las estrategias corporativas de la industria automotriz, todaví­a tiene un dilema: elegir ese modelo que le ofrecieron con un color que no le agrada, esperar 45 dí­as para acceder al que tanto querí­a, o salir a "patear la calle" hasta encontrar una concesionaria que cuente con esa palabra mágica llamada "stock". Juan Diego Wasilevsky

Guillermina Fossati

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