Con el boom de consumo, ¿los argentinos se olvidaron de comprar dólares?
Un millón de televisores LCD, más de 600.000 autos, crecimiento de dos dígitos en las compras de electrodomésticos y shopping centers. Así se proyecta el 2010.
Todos los indicadores refuerzan el boom del consumo. Sin embargo, los argentinos siempre hacen un lugar en sus ingresos para destinarlo a su refugio favorito: el dólar.
En los primeros cinco meses de 2010, se fugaron unos u$s3.347 millones, a un promedio de u$s670 millones por mes (ver más abajo).
Tras un inicio de año muy volátil, en el cual se pasó de un enero casi sin movimiento a un febrero con salida de capitales por u$s1.253 millones, los analistas prevén que ahora se ingresará en una etapa más estable.
Habitualmente, el consumo de bienes durables y la compra de dólares son variables que se mueven en sentido inverso. Cuando se percibe estabilidad, los argentinos se vuelcan a comprar, mientras que en momentos de agitación incrementan su demanda de billete verde.
Los analistas creen que éste es un momento en el que se llegó a un equilibrio: el termómetro del consumo seguirá marcando altas temperaturas y, al mismo tiempo, habrá un nivel "piso" de compra de dólares, del que no se bajará.
Es decir, la situación vivida en el último cuatrimestre del año pasado, en el que el mercado cambiario gozó de una rara tranquilidad, difícilmente se repita.
"Hay dos tipos de fuga de capitales: una es caótica y masiva, típica de los momentos de pánico, en los que la gente busca refugio. Pero también hay otra que es continua, y es la que vemos ahora. Es un flujo típico de ahorro, en el que los dólares se compran con una porción del ingreso salarial", opina Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Analytica.
En la misma línea, Jorge Todesca, consultor y ex viceministro de Economía, afirma que se ha consolidado "una salida de divisas estructural, con un ritmo que se va a mantener a lo largo del año".
El analista resalta que la actual fuga es compatible con un alto consumo de bienes y con una baja predisposición hacia el ahorro en pesos, dado el escaso atractivo de las tasas que pagan los bancos para las colocaciones tradicionales.
Nuevo piso
¿Cuál es ese "piso" de dólares que los argentinos comprarán mes a mes? Las proyecciones apuntan a un promedio de u$s650 millones, con lo que en todo el 2010 se alcanzará una salida cercana a los u$s8.000 millones.
Ese nivel de compra de divisas se hará en un año en el que se prevé un saldo comercial de u$s14.000 millones.
De este modo, alrededor del 60% de los billetes verdes que ingresen al país irán a engrosar - en su gran mayoría - los colchones de los ahorristas, mientras que quedará un margen para que el Banco Central siga aumentando sus reservas.
Sería una situación mejor a la de 2009, cuando el nivel demandado por el público (u$s14.000 millones) aspiró más del 80% del saldo comercial.
De la inestabilidad al ahorro en dólares
En mayo, según una estimación difundida por el instituto Ieral de la Fundación Mediterránea, se registró una moderación en la compra de billete verde por parte del público.
Según los cálculos de la entidad bajó a u$s411 millones, tras haber alcanzado los u$s1.098 milllones el mes anterior.
"La economía continúa expulsando divisas, lo que afecta la recuperación de la inversión", señala el informe del instituto que dirige Jorge Vasconcelos.
El gráfico marca la evolución de los últimos meses. Hacia finales del año pasado, la baja demanda por parte del público coincidió con el quiebre de tendencia y con la recuperación de la economía, luego de un año recesivo.

En tanto, la primera parte de 2010 se caracterizó por la inestabilidad, marcada por la crisis política que giró en torno a la salida de Martín Redrado del Banco Central.
Tras los dos picos de salidas (en febrero y en abril) ahora se estima una tendencia hacia la estabilización.
La conclusión de esta situación, según Ieral, es: "Por un lado, la fuga de capitales continúa atentando contra la inversión en la economía local. Por otro, el achicamiento en los montos 'fugados' deja ver que las expectativas no han sido del todo afectadas".
En relación a los primeros tres meses del 2010, el monto de salida de divisas resultó una sorpresa para los economistas, que habían subestimado la cifra.
Según explica Juan O’Donnell, analista de la consultora Econviews, tal sorpresa en el resultado se debió a que hubo compras de dólares que, en realidad, tenían destino de importación. Pero que no fueron aún computadas como tales. Por otra parte, hubo ventas no financiadas por el Banco Central sino por los privados.
En definitiva, O’Donnell afirma que las compras reales del primer trimestre resultaron inferiores en unos u$s1.500 millones a las que fueron oficialmente informadas.
"Más allá de estos movimientos, no hemos modificado nuestra expectativa de salida de capitales para el año", sostiene el analista, para quien el tipo de cambio seguirá mostrando calma, al menos durante el tercer trimeste, mientras continúen liquidándose los dólares de la exportación agrícola.
Un equilibrio difícil
El hecho de que el consumo haya continuado alto, incluso cuando hubo meses en los que el público demandó u$s1.000 millones, es indicativo de que el potencial de fuga es mucho mayor aún.
Si se toma como referencia los momentos de inquietud política de años recientes, como el conflicto del Gobierno con el campo y la incertidumbre previa a las elecciones legislativas, la conclusión es que se puede llegar a una salida de u$s2.500 millones mensuales.
De manera que el nivel que se espera para los próximos meses implica una voluntad de ahorro en esa moneda, sin un componente de pánico y con margen para seguir consumiendo.
"En los momentos en que la fuga estuvo en u$s2.000 millones por mes, nos encaminábamos a una recesión. De manera tal que el nivel actual es compatible con un crecimiento de la actividad", señala Ramiro Castiñeira, analista de la consultora Econométrica.
Pero advierte que esta compatibilidad entre ahorro en dólares, consumo alto y ganancia de reservas para el Banco Central sólo es posible gracias al ingreso proveniente de la soja, que asegura un fuerte saldo positivo en la balanza comercial.
"Por ahora, el ingreso de dólares que deja la exportación da como para financiar todo", indica el economista que, de todas formas, no considera viable en el largo plazo el modelo de crecimiento con una tasa devaluatoria mucho menor que la inflación.
"Va a ser algo difícil de sostener. Ahora hay divisas como para que el Banco Central pueda comprar. Pero nunca hay una garantía de calma en el mercado cambiario. A comienzos de año fue el debate por las reservas y ahora puede ser el efecto de la crisis del euro", opina.
El gran indicador
La balanza comercial, por consiguiente, se está transformando en uno de los principales indicadores a la hora de medir la salud y la sostenibilidad en el tiempo de esta nueva versión del modelo económico.
La cifra de abril, si bien da cuenta de un fuerte superávit (u$s1.900 millones) resultó un 15% inferior a la del mismo mes del año pasado.
Y si se toma el acumulado del primer cuatrimestre (u$s4.065 millones) también se observa una pérdida en comparación con el registro de 2009: 30% menos.
Esta variación explica, en buena medida, las polémicas medidas que el Gobierno intenta implementar para restringir (hasta ahora, con poco éxito) el nivel de las importaciones.
¿Qué pasaría si el superávit comercial empezara a mostrarse menos robusto?
"En ese caso, cualquier salida de capitales se notaría en el mercado y determinaría que el tipo de cambio se moviera hacia arriba. Mientras tanto, la gente va a seguir comprando dólares por percibir que está barato y que, en algún momento, va a dejar de estarlo", señala O’Donnell.
Por otra parte, para Econviews la compra de divisas por parte del público es, en algún sentido, funcional al Gobierno, ya que alivia al Banco Central en su tarea de emitir pesos para retirar los dólares que "sobran" de la plaza.
De todas formas, el nivel de compra de reservas está a todo vapor. En este sentido, el BCRA ya sumó u$s3.500 millones en lo que va del año, es decir, más que toda la adquisición realizada en 2009.
El informe de Ieral destaca que el comportamiento del mercado tiene un efecto ambiguo, porque baja la presión inflacionaria, pero también limita el potencial de inversión.
En definitiva, consumir, comprar dólares e invertir poco es una situación calificada por los analistas como un "equilibrio de tipo inestable". Y los ingresos provenientes del "yuyito" es lo que permite que pueda sostenerse. Al menos en el corto plazo.
Fernando Gutiérrez
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