Oficialismo versus JxC por el control del Congreso: qué está en juego y cómo puede quedar conformado el Senado
El Senado de la Nación cerró el primer semestre del año con uno de sus peores récord en cuanto a sesiones: en la primera parte de 2023 realizó solamente dos, de las cuales solo una fue para tratar proyectos, y dos convocatorias que fracasaron. La fractura en el bloque le ha provocado al oficialismo perder la posibilidad de alcanzar el quórum solo con sus aliados más fieles. Por su parte, pese a tener hoy por hoy un interbloque más numeroso, Juntos por el Cambio tampoco ha alcanzado a sacar provecho de esa situación uniéndose al resto de la oposición -salvo una jugada en marzo pasado-.
Por eso es que, a pocos meses del recambio de gobierno, todos observan con singular particularidad qué escenario es el que podría darse a partir del 10 de diciembre en la Cámara alta, lugar donde no solo se aprueban las leyes sino que, a diferencia de la Cámara de Diputados, se votan además los ascensos diplomáticos y militares y las designaciones judiciales, causa de la fracasada sesión el 12 de julio pasado.
En las elecciones de este año, Juntos por el Cambio arriesga 11 bancas, el Frente de Todos (Unión por la Patria) 9, Unidad Federal 2 y la restante está en manos de un monobloque. Actualmente, el reparto está en 33 senadores para Juntos por el Cambio, 31 para el Frente de Todos, 5 para Unidad Federal y 3 monobloques.
Al tratarse de mandatos de seis años, los escaños que se renuevan son aquellos que se obtuvieron en 2017, cuando se celebró la elección de medio término mientras Cambiemos era gobierno.
De acuerdo a los antecedentes de ese momento y los resultados que se han registrado en estos meses en algunas elecciones provinciales, se puede llegar a proyectar que: si las dos principales fuerzas logran una muy buena elección podrían quedar, sea una u otra, a 1 o 2 senadores del quórum; mientras que, con los peores resultados, podrían quedar entre 6 y 7 senadores por debajo del número mágico de 37, que es el que se requiere para abrir las sesiones (la mitad más uno de los miembros).
En tanto, en caso de lograr una elección pareja, o similar a la de 2017, quedarían casi igualados como ahora. En ese contexto, jugarían más fuerte los legisladores que quedarán por fuera de ambos espacios, y tomarían así el rol de aliados hacia uno y otro lado de la cancha, dependiendo de qué signo político sea la próxima gestión.
Juntos por el Cambio se ilusiona con San Luis y San Juan
Convencidos de que les irá muy bien en las elecciones nacionales, y a propósito de los últimos resultados que se han dado en algunos comicios provinciales, son varios los dirigentes de Juntos por el Cambio que ponen énfasis en lo cerca que están de "tener mayoría" en el Senado.
En el escenario más favorable, el interbloque opositor debería retener las bancas por la mayoría que ganó en 2017 en Jujuy, La Rioja, Santa Cruz y Buenos Aires. Aunque, vale aclarar, uno de los escaños por La Rioja lo perdió en 2019 cuando Clara Vega -aliada actual del Frente de Todos- ingresó en lugar de Inés Brizuela y Doria. Pero además, a partir de los batacazos de Claudio Poggi y Marcelo Orrego como gobernadores electos de San Luis y San Juan, respectivamente, en Juntos por el Cambio aspiran a arrebatar un senador por cada uno de esos distritos. Si así resultara, la bancada llegaría a 36, porque sumaría dos más y recuperaría la que perdió con Vega.
Esa sería la mejor proyección, pero en La Rioja, teniendo en cuenta la elección del peronismo en mayo pasado, cuando Ricardo Quintela fue reelecto con más del 50% de los votos, el oficialismo se esperanza con recuperar la mayoría, es decir, sacar dos senadores. En esa situación, Juntos por el Cambio estaría en 35.
Los peores resultados para Juntos por el Cambio serían que: el oficialismo retenga las bancas por la mayoría en San Luis y en San Juan, donde Sergio Uñac es candidato a senador y en las elecciones provinciales su espacio ganó en la mayoría de los departamentos, más allá de que su hermano fracasó como candidato a gobernador -luego que la Corte le prohibiera la re-reelección-; que Unión por la Patria revierta La Rioja y que también logre dar vuelta en Buenos Aires, donde en 2017 perdió la boleta encabezada por Cristina Kirchner frente a Esteban Bullrich-Gladys González. Eso llevaría a la oposición a estar en 32 y podría irse a 31 si el oficialismo recuperara incluso Santa Cruz.
Dentro del terreno especulativo, Formosa aparece como una provincia ganada para Unión por la Patria, mientras que en Misiones se impondría el oficialismo local, que esta vez lleva su boleta acoplada a la fórmula presidencial Sergio Massa-Agustín Rossi.
Unión por la Patria podría recuperar bancas clave
En el caso del actual oficialismo, el mejor resultado se vislumbra así: retener la mayoría en Formosa y en San Juan; lograr nuevamente la mayoría en San Luis al recuperar la banca de María Eugenia Catalfamo -una de las que abandonó el bloque-; recuperar también la de Guillermo Snopek -el presidente de Unidad Federal- en Jujuy; arrebatar una más en La Rioja y Buenos Aires. Si se dan todos esos pronósticos llegaría a 35, igual número del que gozó hasta el verano pasado. Y, en caso de dar vuelta en Santa Cruz, lograría 36, aunque habría que restar uno de Misiones, ya Maurice Closs y Magdalena Solari Quintana ingresaron por el Frente de la Concordia Misionero, pero luego el exgobernador pasó al Frente de Todos, mientras que la senadora se mantuvo como aliada con un interbloque.
¿Qué sucedería a la inversa? En la peor elección para Unión por la Patria, el bloque quedaría con 30 si pierde oportunidad en La Rioja y una banca en San Juan, porque en San Luis si gana recupera, pero si pierde se mantiene todo igual.
Aliados clave en un escenario de paridad
En el caso que las elecciones en las ocho provincias que renuevan a sus representantes en la Cámara alta sean parejas, ambas principales bancadas podrían sacarse un senador de diferencia, con lo cual habría marcada paridad.
Igualmente, sin poder alcanzar los 37 ningún espacio, necesitarán dialogar con senadores de otros bloques, que se transformarán una vez más en árbitros fundamentales. Y, dependiendo de quién sea gobierno a partir de diciembre, se inclinarán hacia un lado u otro.
En la próxima composición, Juntos Somos Río Negro tendrá un senador, que será quien asuma como reemplazante del gobernador electo, Alberto Weretilneck; el schiarettismo dos, con Alejandra Vigo -esposa del gobernador cordobés- y Carlos "Camau" Espínola, que se sumó al armado de Hacemos por Nuestro País. También estará el entrerriano Edgardo Kueider -otro de los que abandonó el bloque oficialista- y los dos que ingresen por el Frente de la Concordia Misionero. Este espacio apoyó varias leyes durante el gobierno de Cambiemos, mientras que en estos casi cuatro años ha jugado a favor del Frente de Todos. En estas elecciones va junto a Unión por la Patria. Habrá que ver entonces cómo se moverán en el futuro.