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Piden pan, no les dan: no se consigue harina en los súper a un mes de lanzado "Mirar Para Cuidar"

La preferencia por la soja y una cosecha no muy favorable complican el escenario y escasea este artículo en las góndolas argentinas
27/06/2013 - 10:09hs
Piden pan, no les dan: no se consigue harina en los súper a un mes de lanzado "Mirar Para Cuidar"

En los últimos días, encontrar harina en algunos supermercados se ha convertido en todo un desafío. Principalmente, en aquellos de formato de cercanía y almacenes de barrio.

El tema de los faltantes resulta preocupante, dado que hay muchos alimentos que se elaboran con este insumo y son fundamentales en la mesa de los argentinos.

"Un 20% de los artículos que componen la canasta básica son derivados de la harina", explica a iProfesional Miguel Calvete, ex miembro de CASRECH y actual titular del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM).

Por esta razón, los expertos prevén que su escasez traerá como consecuencia fuertes subas de precios. Por ejemplo, en "galletitas, pastas frescas y secas y, por supuesto, el pan", indica Calvete.

De acuerdo con el supermercadista, estos aumentos se harán aún más notorios en las próximas semanas. "Hoy el kilo de pan supera los $14, pero de acá a dos meses se estima que podría alcanzar los $22", advierte.

En este sentido, Calvete puntualiza que "en tan sólo 60 días el valor de la harina se duplicó. Dos meses atrás, la bolsa de 50 kg. costaba entre $250 y $300. En cambio, hoy el precio que se paga por la misma cantidad llega a ser de $600".

Este no es el mejor escenario para el Gobierno a sólo un mes de las primarias, y a apenas cuatro semanas de haber presentado con bombos y platillos el nuevo congelamiento de precios.

Es que "la industria harinera necesita un total de seis millones de toneladas para el consumo interno y hoy hay disponibles tan sólo dos millones", destaca el titular de INDECOM.

Es por ello que existe el temor de que se produzca un desabastecimiento generalizado, dado que existen claras señales de faltantes en varios puntos de venta.

Góndolas sin harina revelan un problema de fondo

Las dificultades que las familias argentinas encontraron en estos días para conseguir harina en las góndolas, incluso en algunas grandes cadenas preocupa a los consumidores porque se trata de un insumo necesario para cocinar toda una serie de alimentos.

Pero, según los especialistas, los faltantes ponen en evidencia la existencia de un problema aún mayor.

"Se está produciendo menos trigo porque están creciendo, en su lugar, otro tipo de cultivos, como la soja".

A esto se suma que resta un tiempo considerable para la próxima cosecha que, según estimaciones de Pablo Adreani, analista de mercados agrícolas, tendrá lugar recién llegando a fin de año.

Además de la preferencia por otros cultivos por sobre la materia prima del pan, los expertos advierten sobre otras razones que afectan al mercado del trigo.

En este sentido, hacen referencia a que la última cosecha no fue muy favorable debido a las lluvias, lo cual redujo la producción de harina apta para ser consumida.

"La mitad del trigo obtenido no es de calidad panadera", puntualiza Adreani.

De acuerdo con el especialista, esta situación no es habitual porque, en general, la totalidad de lo obtenido suele ser útil para destinar al mercado local. Sin embargo, en este caso sólo el 50% sirve para este fin.

"Usualmente, el 100% de lo producido puede usarse para el consumo interno, pero esta vez se dio algo excepcional", manifiesta el experto.

¿Se viene el desabastecimiento total?

Los analistas advierten que el complejo panorama se podría agravar con el paso de las semanas.

En este sentido, indican que estas primeras señales de falta de harina se pueden potenciar en los próximos días, a partir del encarecimiento y desabastecimiento de sus derivados.

"La semana que viene seguramente se note más el impacto de las complicaciones en la producción en los supermercados", apunta Calvete.

En tanto, desde el sector agrario también remarcan la importancia de la situación y afirman que es posible que el escenario se complique aún más a medida que se acerque diciembre.

Es que "el balance está muy ajustado y hay un fuerte riesgo de desabastecimiento total, acentuándose la situación llegando a fin de año", indica Adreani.

Y concluye que "en el largo plazo pueden profundizarse todavía más los problemas".

Importar o aguantar: esa es la cuestión

El desabastecimiento de harina, a poco más de un mes de las elecciones primarias, se convierte en un verdadero problema para el Gobierno que, pese a haber puesto en marcha distintas iniciativas vinculadas con el consumo -tales como el congelamiento de precios y el lanzamiento de la Supercard-, sigue enfrentándose a las consecuencias de lo que algunos expertos consideran falencias del modelo.

En este contexto, son muchos los que indican como una posible solución la importación de harina, algo que resultaría un tanto polémico en un país que siempre fue considerado "el granero del mundo".

"La única solución viable a esta altura del partido es recurrir a la importación", apunta Calvete en diálogo con este medio.

Sin embargo, señalan los expertos, traer trigo de otros países implicaría reconocer fallas en la política de comercio exterior oficial.

No obstante, las góndolas hablan por sí solas y los analistas sostienen que, de no solucionarse el desabastecimiento, su impacto se hará sentir sobre el resto de los productos asociados a este insumo.

"De acá a dos meses, es posible que se complique más la situación si no se toma algún tipo de medida", advierte Calvete.

Las fallas del "plan 500"

Otro de los problemas que se le generan al oficialismo a partir de la falta de harina en las góndolas tiene que ver con que, a causa de ello, se va instalando entre los consumidores la idea de que el congelamiento de precios sostenido deriva, inevitablemente, en desabastecimiento.

Es que, si en abril (cuando el acuerdo de precios iba por su segundo mes) ya surgían denuncias de faltantes en las góndolas, a cuatro semanas de la implementación de la famosa "lista de los 500" los problemas de stock se acentúan.

Y las complicaciones que surgieron producto de las trabas en la cosecha no ayudan a que los supermercados puedan ofrecer la totalidad de la mercadería que aparece en la nómina.

Así las cosas, los especialistas destacan que, antes de surgir el problema de la harina, ninguno de ellos contaba con todos los productos del listado en todas sus sucursales.

El gran interrogante es cómo va a hacer el Gobierno para mantener los precios del listado de los 500 productos congelados en lo que respecta a los derivados de harina incluidos en el plan, tales como galletitas, distintas variedades de pasta y el pan.

Un ejemplo del ambicioso plan de congelamiento es la cantidad de opciones de galletitas que aparecen en la lista de precios freezados de Walmart:

 

Sobre este punto, Calvete se muestra crítico y hasta considera al listado "una tomada de pelo a los consumidores".

En el mismo sentido, Soledad Pérez Duhalde desde la consultora Abeceb indicaba oportunamente que "por ahora, en muchos casos no se consiguen todos los artículos que conforman la lista que difundió el Gobierno".

Y no sólo eso. También se aprecia que las empresas modificaron sus envases o la composición de los productos para saltear la medida.

En este sentido, Emiliano Schwartz desde la consultora especializada en consumo Tomadato apunta que "algunas de las marcas de limpiadores cambiaron su fórmula agregando un solo ingrediente para subir el precio".

En este contexto, en el cual el acuerdo deja entrever sus imperfecciones, el desabastecimiento de harina y el consecuente encarecimiento de sus derivados vuelve a exhibir una falencia del modelo justamente en el espacio al cual apuntan las últimas políticas de la Subsecretaría de Comercio Interior: las góndolas de los supermercados.

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