iProfesionaliProfesional

Según un informe del Observatorio Vitivinícola, se proyecta un fuerte incremento del consumo en ese mercado. Riesgos y desafíos para las bodegas locales
30/06/2015 - 20:26hs

Aún cuando la calidad de los vinos brasileños ha crecido y ha sido reconocida por los especialistas, la preferencia de los consumidores se mantiene asociada con los vinos importados, especialmente los chilenos y argentinos.

Sin embargo, en los últimos años, fueron las bodegas del país trasandino las que más provecho sacaron del incremento del consumo en ese mercado estratégico. 

No es para menos: según un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino, las exportaciones de vino chileno a Brasil se dispararon un 90% entre 2008 y el 2014, al haber pasado de 18,6 millones de litros a casi 35,4 millones. 

Como contrapartida, los envíos de vino argentino no sólo no crecieron sino que, por el contrario, mostraron una tendencia negativa: en 2008, se habían realizado envíos por 14,4 millones de litros, mientras que el año pasado las exportaciones cayeron hasta los 13,4 millones de litros, lo que implicó una contracción del 7%. 

Esta dinámica derivó en que Chile hoy pase a ejercer un claro dominio en el mercado brasileño: de tener un share del 34% seis años atrás, en 2014 pasó a dominar el 50% del negocio de importación. 

En tanto, la participación de los vinos argentinos sufrieron un fuerte revés: mientras que en 2008 explicaban el 26,5% de las importaciones totales, el año pasado ese share descendió hasta el 19%. 

En términos de volumen, esto significa que hoy Chile, con 35,4 millones de litros, está exportando a Brasil un 164% más que la Argentina, cuando en 2008 el gap era de apenas 29%. 

A la hora de analizar las razones, desde el Observatorio Vitivinícola destacan un aspecto clave: a partir de 2010, Chile pasó a estar en igualdad de condiciones en el mercado brasileño respecto de la Argentina, dado que fue beneficiado con el arancel del 0%, el mismo que rige para los socios del Mercosur. 

Sin embargo, las causas no se limitan a un tema arancelario. Desde el organismo destacaron que "a la Argentina le ha costado conseguir competitividad en este destino, básicamente porque tuvo que aumentar sus precios, con el efecto esperado: las ventas bajaron". 

Esto llevó a que los segmentos ubicados entre los u$s30 y u$s35 por caja de 12 botellas fueran ocupados, mayoritariamente, por las bodegas de Chile.

Otra grieta que se genera en la relación comercial con Brasil son las licencias no automáticas aplicadas al momento del ingreso.

"Las bodegas argentinas deben esperar hasta 60 días para conseguir la aprobación, mientras que las chilenas las obtienen rápidamente. Estas licencias no automáticas impuestas por el Gobierno brasileño frenaron el flujo de ventas argentinas y, obviamente, perjudicó el desarrollo de nuevos negocios en ese mercado", advirtieron desde el Observatorio Vitivinícola. 

Paralelamente, un punto que distingue las estrategias exportadoras: mientras que Chile está logrando una saludable diversificación en cuanto a variedades, las ventas de la Argentina continúan estando "monopolizadas" por el Malbec. 

En efecto: en el caso del país trasandino, el principal varietal exportado es el Cabernet Sauvignon, pero con una baja concentración, dado que representa apenas el 18% de los envíos. Como contrapartida, los despachos argentinos están centrados en un 50% en la variedad estrella, el Malbec. 

Perspectivas

Por ahora el consumo de vinos en Brasil todavía es bajo en relación a otros países de la región y del mundo. Su consumo de 1,9 litros de vino per cápita al año está bastante lejos de los 60 litros anuales de cerveza y de los 20 litros de cachaza (destilado de caña de azúcar que se usa como materia prima para la elaboración de las conocidas caipiriñas).

Sin embargo, el Observatorio Vitivinícola destaca que los organismos encargados del fomento del consumo de vinos en Brasil pronostican que en 2016 el consumo crecerá, llegando a 2,6 litros per cápita, más del 37% de ascenso respecto de los niveles actuales.

"Aún cuando la coyuntura en Brasil no aparece como demasiado favorable, con tasas de desempleo que alcanzaron el pico más alto en los últimos tres años, los salarios que, en promedio, son los más bajos de la última década y la economía que avanza lentamente hacia una recesión, pareciera que no todas son malas noticias, por lo menos para el negocio del vino", subrayaron desde la entidad. 

Acto seguido, destacaron que "el desafío para la Argentina será ganar parte de ese aumento de consumo previsto, en un país con más de 200 millones de habitantes".  

Frente a esto, concluyeron que necesariamente el Gobierno argentino deberá adoptar "algunas medidas que se vienen solicitando (especialmente desde la industria vitivinícola) y que serían necesarias para equilibrar la situación actual". 

© Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]

Temas relacionados