iProfesionaliProfesional

Corralito al dólar en paí­s de Chávez: cómo funciona y qué lejos está Argentina de Venezuela

Ambas naciones, con el mismo problema: frenar la dolarización a base de controles. La "República Bolivariana" arrancó hace unos años. Situación actual
29/05/2012 - 21:00hs
Corralito al dólar en paí­s de Chávez: cómo funciona y qué lejos está Argentina de Venezuela

Las dudas sobre el futuro de la política cambiaria ocupan cada vez más espacio entre analistas, consultores, empresarios y público en general.

No es para menos, pues quienes tienen la responsabilidad de dirigir empresas, diseñar planes de negocios, o simplemente administrar su patrimonio, quieren saber cuán sostenible en el tiempo es un mercado cambiario desdoblado de hecho.

Pero, más que nada, en qué puede derivar el "cepo cambiario" vigente en la actualidad.

Todas las dudas al respecto parecen justificadas pues, desde un tiempo a esta parte -más precisamente desde que se anunciara la nacionalización de YPF- el dólar informal o blue ha comenzado a tomar particular importancia y a ser visto como referente a la hora de hacer negocios.

Sobre el devenir de la actual política cambiaria, los analistas manejan todo un abanico de posibilidades, pero cada vez más toman en cuenta la experiencia venezolana, como una manera de comprender y anticiparse sobre lo que podría sobrevenir aquí.

En tal sentido, los nuevos controles para la compra de divisas dispararon un sinfín de especulaciones. Y lo hecho hasta ahora podría ser la antesala de nuevas iniciativas.

"El país podría estar moviéndose en la dirección de Venezuela, un sistema caracterizado por tipos de cambio duales, que son una enorme fuente de ineficiencia económica", señala el banco Standard Chartered en un reciente informe sobre la Argentina.

Para entender un poco más cómo es el mercado cambiario en esa nación, vale la pena detallar los lineamientos aplicados en el país de Hugo Chávez.

Desde 2003 rige un sistema que centraliza la compra venta de billetes verdes, que es monitoreado por la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), con un tipo de cambio establecido por el Banco Central de ese país (BCV).

Los promotores de esta comisión sostienen que su creación fue una medida instrumentada con el fin de:

• Evitar la fuga de divisas.

• Acotar la disminución de las reservas.

• Atacar la merma en los aportes al fisco.

• Evitar la desestabilización del valor de la moneda.

Así, para las autoridades venezolanas, lo que justifica la aplicación de las restricciones cambiarias es el combate a la evasión fiscal y el retiro masivo de capitales. Esto, más allá de la "desestabilización", según la visión del gobierno, "auspiciada por los sectores más poderosos del país".

La primera decisión oficial fue la de decretar la obligatoriedad de liquidar ante el Banco Central el 100% de las operaciones de exportación.

Simultáneamente, se estableció la necesidad de contar con una autorización previa para la compra de divisas, que de esta forma dejó de ser libre.

Para cumplir con su cometido, la CADIVI administra una base de usuarios y establece los requisitos que deben cumplir los que pretendan acceder al mercado.

De esta manera, quienes quieren comprar dólares deben inscribirse ante la Comisión y completar una "carpeta" con información, que varía según el destino de los fondos.

En el caso de la adquisición de divisas para turismo, o para cancelar gastos efectuados en el exterior, se pide distintos tipos de documentación, tales como pasajes, tarjetas de crédito, detalles del viaje a efectuar, entre otras tantas cuestiones.

Cabe destacar que, a tal efecto, se aplica una limitación, por persona, de un máximo de u$s500 en efectivo por año y de u$s2.500 para el pago mediante tarjetas de crédito.

Estas fuertes restricciones alentaron en 2003 la creación de un mercado paralelo, cuya brecha con el oficial se mantuvo relativamente baja y estable por espacio de tres años. Pero, a partir de 2007, comenzó a agrandarse hasta tocar un máximo del 190% en 2009.

Cabe apuntar que en la actualidad, en el mercado "negro" el dólar cotiza alrededor de 10 bolívares por unidad, por lo que dicha brecha es del orden del 130 por ciento.

Como consecuencia de este desfasaje el mercado "oficial" sufrió un desdoblamiento a principios del 2010, cuando se fijó un tipo preferencial de 2,60 bolívares por dólar (20% superior al que regía en ese momento) para algunas operaciones consideradas "prioritarias".

Para el resto, léase como tales a la importación de automóviles, electrodomésticos y gastos por turismo, se estableció un tipo de cambio 65% superior al preferencial (4,30 bolívares).

Pero, finalmente, un año después se reunificó a todo el mercado a este último precio.

"En ese momento, el gobierno respondió a la gran brecha que se había abierto entre el dólar paralelo y el oficial, duplicando el valor de este último. Y avanzó en una optimización del esquema de controles. Desde entonces, ambas cotizaciones marcan una brecha que ronda el 100 por ciento", recuerda el economista y consultor Federico Muñoz.

"Al igual que en la Argentina, allá también empresas y particulares recurrían cada vez más asiduamente a mecanismos alternativos para hacerse de divisas. Si bien estaba prohibido el libre cambio de bolívares por dólares, nada impedía la adquisición de activos financieros en moneda local y su posterior reventa en el extranjero", explica Andrés Méndez, de AMF Economía.

"Esta operación, similar a nuestro contado con liqui, se conocía como dólar permuta", agrega el experto.

Para evitar la salida esta triangulación, el gobierno de Chávez tomó otra decisión trascendente: prohibir el funcionamiento de las casas de cambio.

"A mediados de 2010, el poder ejecutivo venezolano intervino y cerró varias de ellas que actuaban como traders en dicha operatoria y creó el Sistema de Transacciones en Moneda Extranjera -SITME-, que replicó el mecanismo del "dólar permuta", pero a un tipo de cambio fijado por las autoridades", comenta el titular de AMF.

El objetivo de la medida fue, según la visión oficial, desarticular el mercado paralelo, a la vez que prohibió la publicación de esa cotización en los medios.

Pero, como suele ocurrir en estos casos, aparecieron formas alternativas para conocer esos datos. Son varias las páginas en Internet que los reflejan en tiempo real, destacándose lechugaverde que, sin mencionar el término dólar, toma como referencia al "precio de la verdura", ya sea en el mercado de contado como para la transferencia.

El SITME es una vía que permite a quienes tengan aprobada su "carpeta" de datos en la CADIVI hacerse de billetes verdes legalmente, más allá de los cupos asignados.

Es un esquema que funciona a través de la compraventa de bonos venezolanos. En la actualidad, arroja un valor de 5,30 bolívares por dólar, es decir, 23% por encima del oficial.

Este sistema actúa como una válvula de escape para un régimen de control de cambios, que nunca ha sido capaz de proporcionar un volumen suficiente de divisas estadounienses baratas, tasa oficial, a la economía venezolana, de carácter marcadamente importadora.

"Como en todo mecanismo controlado, la oferta de títulos negociables del SITME es muy limitada, a sólo el 30% o 35% de la demanda de dólares", señala Asdrúbal Oliveros, presidente de la consultora Ecoanalítica de Caracas.

"Es por eso que surgieron grandes obstáculos y un mercado negro paralelo al sistema controlado por el Banco Central", explica.

No obstante, a pesar de todas las limitaciones, la existencia de una fuente legal de divisas extranjeras es un factor importante en medio de la actual escasez de moneda norteamericana y sus consecuentes efectos negativos sobre el sector privado local.

Con el SITME, los inversores recurren a los bancos para vender los títulos que adquieren en el mercado secundario externo en dólares, a precios fijados de forma unilateral por el Banco Central.

En cuanto a la adquisición de divisas relacionadas con operaciones del sector público, como pagos de deuda estatal y otras erogaciones, la Ley establece que debe ser tramitada por los órganos o entes de la Administración Pública ante el Banco Central de Venezuela.

Similitudes y diferencias

la Argentina entró en un modelo estructural de brecha cambiaria".

Y desde dicha consultora, dirigida por Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo, agregan: "La historia argentina y la actualidad de Venezuela muestran que estos son modelos en los cuales, con el paso de tiempo, la diferencia entre cotizaciones tiende a ampliarse. Las políticas cambiarias corren por detrás de los acontecimientos, como los tipos de cambio múltiples, unificaciones, más controles, `crawling - peg´, entre otros".

Así se pronuncia "el atraso del tipo de cambio real oficial a la hora de exportar", señalan desde M&S.

Por su parte, Pablo Lavigne, economista de la Fundación Pensar, cercana al PRO, especifica: "En Venezuela es más fácil implementar un control de cambios porque la mayoría de las exportaciones de petróleo, que implican el fuerte ingreso de dólares, proviene de PDVSA. Entonces la liquidación de divisas está asegurada, porque es a través de una firma estatal".

Esta marca una diferencia con la Argentina, destaca el analista. Y sostiene que aquí el panorama es más complejo. Porque el sector privado -como pueden ser los productores de soja y otros exportadores- trata de evitar los controles. Por ende, el Gobierno debe poner más restricciones que, en definitiva, terminan afectando a todos los ciudadanos.

Entre las similitudes de lo que ocurrió en ambos países, se destaca que en ambos lugares, por estas medidas, cayó fuertemente la inversión extranjera e importación de maquinarias. "Es lo primero que se ajusta por la propia incertidumbre que este tipo de iniciativas genera. Y más cuando las compañías no pueden repatriar las divisas a sus casas centrales", acota Lavigne a iProfesional.com.

También los expertos hacen referencia a las distorsión en los valores:

  • Aquellos que pueden importar por vía legal van a tener un precio más barato y una ganancia más abultada.
  • En cambio, a los que se manejan por el circuito ilegal les resulta todo más caro, por tener que recurrir al dólar paralelo, y así el margen se reduce considerablemente.

"En Venezuela las restricciones son más severas, rozando lo autoritario. Ni siquiera se pueden difundir cifras. Acá se corre el riesgo de ir en el mismo camino, si bien las restricciones subirán o disminuirán de acuerdo con la entrada de dólares. Al menos hasta fin de año todo va a seguir igual que lo que se ve hoy día", estima Lavigne.

Otro dato a tener en cuenta es que en Venezuela la brecha entre el oficial y el paralelo es de casi 100%, "porque lleva muchos años con esa restricción, acá recién comienza". Por ende, se estima que el gap en la Argentina tenderá a aumentar, salvo que se devalúe un poco más rápido o se abra el grifo para la salida de dólares.

Asimismo, la restricción a las importaciones a nivel local cortó de cuajo la actividad económica al frenar la entrada de insumos necesaris para producir. En cambio, según el economista, en Venezuela no fue tan profunda la restricción al ingreso de artículos foráneos.

Similitudes y diferencias. Ambos países con la dolarización del sector privado como telón de fondo y con una elevada inflación.

Apelan a diferentes "técnicas" para intentar resolver esta cuestión, con iniciativas que ya fueron probadas y que -al menos hasta ahora- no han servido para traer atraer capitales, mejorar el clima de inversión o solucionar la situación de cara al largo plazo.