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"Paradoja Moreno": le ganó nuevo round a la inflación pero los analistas dicen que es para preocuparse aún más

La inflación, que en enero fue 26% anual, ahora bajó a 23% y aporta oxígeno a la economía. Pero los analistas advierten que el control de precios se diluye
15/05/2013 - 10:20hs
"Paradoja Moreno": le ganó nuevo round a la inflación pero los analistas dicen que es para preocuparse aún más

El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, debe tener una sensación ambigua: en la misma jornada en la que la Justicia le dio un revés a su intento de sancionar a las consultoras privadas que miden la inflación, esos mismos analistas independientes volvieron a reflejar que, pese a todas las críticas, el método del congelamiento de precios está dando un resultado aceptablemente bueno.

Con el registro de 1,52% en abril -medido por "la inflación del Congreso"- se repite por tercer mes consecutivo que el índice no sólo se mantiene relativamente estable sino que bajó en comparación con el año pasado.

De esta forma, lo que a comienzos de año era una inflación anual del 26,3% y con tendencia a la suba, hoy se transformó en un 23,6% y con camino descendente.

Si se tomaba el índice de enero (2,6%) -el mes previo al congelamiento de precios, y se proyectaba en un año- se obtenía un resultado aterrador: si no se quebraba la tendencia, el año iba a terminar con una inflación de 36%.

En cambio, si se toma el índice de abril y se hace el mismo cálculo, la inflación da 20%. Todo un lujo en comparación con los pronósticos que vienen realizando los economistas, y seguramente también un éxito para el Gobierno.

De hecho, el plan oficial diseñado a comienzos de año era forzar a que precios, salarios y dólar se alinearan en una variación cercana al 20% para 2013, con el objetivo de cortar las expectativas al alza de todas las variables y generar cierta sensación de estabilidad.

Lo cierto es que, por más que los funcionarios la "ninguneen" en sus discursos, la inflación ocupa un lugar central en las preocupaciones del equipo K.

Y como tantas veces, se recurrió a los poco sutiles y para algunos eficaces métodos del controvertido secretario de Comercio Interior.  

Igual que en 2012 -cuando cerró bruscamente las importaciones con tal de lograr un superávit comercial superior a u$s10.000 millones- ahora fomentó cierto enfriamiento del consumo en aras de que las góndolas de los supermercados pudieran mostrar un freno en la escalada de precios.

Como siempre, este movimiento ha sido criticado por muchos analistas y señalado como una medida de poca talla, por ser gestora de un círculo vicioso que deja a la política económica dependiente de este tipo de intervencionismo.

No obstante, a pesar de ser acusada como una iniciativa de poca monta y de escaso fundamento económico, el congelamiento parecería mostrar, al menos en el corto plazo, que aún no se da por vencido.

Tanto que en estos días se está dando forma a la "fase dos" de la iniciativa -que entraría en vigencia a partir de junio- y que implica un control más focalizado sobre 500 productos de la canasta alimenticia, mientras se aflojaría el control sobre el resto de la oferta de las grandes cadenas comerciales.

Claro que no sólo el congelamiento explica el relativo éxito de Moreno en la estabilización inflacionaria, en torno al 1,5% mensual.

Otro factor que ha oxigenado en cierta manera los precios, aunque de manera involuntaria, fue el retraso en las negociaciones paritarias, ya que, al estar en un contexto de "salarios viejos y precios nuevos", la clase media percibe esta situación y se retrotrae a la hora de consumir, enfriando de esta manera la economía y por ende los valores en las góndolas.

Y a esto también se le suma el hecho de que, al no estar establecidos los aumentos de sueldos, las empresas todavía no se han visto en la necesidad de hacer modificaciones significativas en la matriz de precios, que se ven influenciadas por los aumentos en los costos salariales.¿Realidad o ilusión?

Para muchos anlistas, el Gobierno busca mostrar una realidad de enfriamiento y de caída en los precios que no es tal, al tiempo que aseguran de que se trata de una mera ilusión que tarde o temprano se acabará."La realidad es que hay un estancamiento en las compras en supermercados. En febrero, el crecimiento dio por debajo de la inflación, es decir, crecen en valores nominales, pero no en términos reales", explica Jorge Todesca, ex viceministro de Economía.

Las propias cifras del INDEC le dan la razón: reflejan que las ventas en súper tuvieron una suba nominal del 21% que, ajustada por la inflación de 24% -según consultoras privadas-, da una caída en términos reales.

Entre los que creen que el congelamiento es "ciencia ficción" aparece Rodolfo Santangelo, titular de M&S Consultores, quien explica que "la tasa de aumento en supermercados se desaceleró, ya que la canasta iba camino a un alza del 30% y ahora subió un poco menos, aunque esto se da de manera artificial y ficticia".

Y uno de los que sostienen que el congelamiento ya no tiene los bríos que mostró en sus inicios es Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres & Asociados, quien esgrime que "sirvió muy bien en febrero pero se deterioró en marzo; sigue funcionando, pero cada vez más débilmente".

No obstante, el congelamiento vino mostrando su capacidad, aunque los economistas dan a entender que estas medidas son como una adicción, dado que cada vez se requiere de una mayor dosis para generar el mismo efecto.

"En uno o dos meses el Gobierno necesitará de otro congelamiento más severo, ya que si no volverá a la inflación de antes", advierte Spotorno.

Además del deterioro que viene mostrando el congelamiento, hay que sumar el hecho de que algunos gremios ya están cerrando aumentos de salarios, en torno a un promedio del 23%. En la lista aparecen el sindicato aceitero, el docente, Luz y Fuerza y el de los colectiveros, grupo al que hay que sumar a un gremio de peso como es la UOM que llegó a un acuerdo este lunes. 

En este sentido, habrá que ver cómo reaccionarán las empresas a los incrementos. El consenso dice que lo más factible es que incida en precios, por lo que ahí podrían empezar a verse los primeros brotes inflacionarios fuertes.El congelamiento (de la "maquinita" de billetes)

La historia argentina ha probado la hipótesis de que frenar una espiral inflacionaria con un congelamiento sin desacelerar la emisión de billetes lleva a posteriores "tsunamis" de subas de precios.

Según IERAL, entre 1970 y 1988, un período donde emergieron congelamientos, se verificó una inflación anual promedio del 209%.

Frente a esto, algunos barajaban la alternativa de que el Banco Central estaba llevando a cabo un proceso de retiro de pesos del mercado (esterilización), como forma de ayudar a Moreno a combatir los aumentos.

Banco Central se ha tomado una pausa de emisión en el primer cuatrimestre, debido a que compró pocos dólares y, por ende, emitió menos pesos".No obstante, remata que no alcanza como para que se pueda hablar de un cambio de actitud en cuanto al uso de la "maquinita": "Es imposible pensar en un proceso de esterilización, cuando la política monetaria se expande en el orden del 37%".

A fines de 2012, la emisión fue de $31.100 millones, más del doble que la del año anterior.

En enero del 2013, tal como suele hacer a principios de cada año, cuando absorbe gran cantidad de lo emitido en el último bimestre del período anterior, el Banco Central retiró gran parte de esa emisión. No obstante, hubo un problema: el 37% restante, que nunca terminó de aspirarse.

Y, sumado a ese excedente, en febrero y marzo el BCRA volvió a emitir muchos pesos ($3.600 millones y $11.200 millones respectivamente) que fue canalizado en gran parte hacia el circuito paralelo.

En ese sentido, el consenso de mercado sostiene que es necesario sacar pesos de circulación y bajar la inflación mediante una suba de tasas aunque, al menos en la práctica, parece una medida que no se encuentra en los planes del Gobierno.

Y la postura oficial de ignorar este lastre provoca el principal miedo del gremio económico: el aumento considerable en la velocidad de rotación del dinero, que desvaloriza la moneda y presiona los precios al alza aun si se imprimiera menos cantidad de billetes.¿Hay que festejar?

En definitiva, hoy se da una situación aparentemente contradictoria: sin que hayan desaparecido ninguna de las causas de fondo que provocan la inflación, el Gobierno ha tenido un relativo éxito en detener las expectativas de que se espiralice hasta un nivel superior al 30%.

Y la duda es la de siempre: ¿será que, como ha ocurrido en otras de las intervenciones de Moreno, el éxito inmediato tendrá la contracara de un mayor costo a largo plazo?

Los antecedentes del funcionario en temas como la industria cárnica, la de lácteos, la de combustibles y la de certificados de importaciones hacen temer lo peor.

Es lo que lleva a algunos economistas a afirmar que, aunque suene contradictorio, el éxito del congelamiento de Moreno no debe ser celebrado como una buena noticia, porque lo que está ocultando es la profundización de distorsiones en la economía.

Fue explícito al respecto Carlos Melconian, quien se animó a manifestar en público su deseo de que las medidas de Moreno fracasen, convencido de que su éxito puede traer consecuencias peores.

"A esta altura, y por los desacoples que tiene la economía argentina, le viene bien que no funcione el congelamiento, porque cuanto más funcione, mayor va a ser la represión y por lo tanto peor va a ser la salida", argumenta.

Para este economista, la contracara de la relativa estabilidad actual es una inflación reprimida "que va a saltar después si no se hace un programa en serio".

Desde ese punto de vista, no considera una mala noticia el hecho de que su consultora haya empezado a medir un desgaste del congelamiento en los primeros días de mayo.

Según Melconian, el próximo índice volverá a mostrar una variación de precios mayor a la que se había registrado el año pasado.

Es decir, que la inflación que midió el Congreso este mes es el "piso" que puede lograr este modelo.