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Se acaba la "magia" de la soja y el Gobierno fija condiciones insólitas para importar productos

Los sojadólares no alcanzan y el cerrojo importador se refuerza. Empresarios ahora confiesan que Moreno les pide un "2x1", en lugar de "1x1"
14/08/2013 - 14:20hs
Se acaba la "magia" de la soja y el Gobierno fija condiciones insólitas para importar productos

Durante la primera parte del año, la "magia" de la soja bendijo a empresarios de un sector que, si por algo se caracterizaron, fue por haber sufrido durante años los constantes embates del Gobierno.  

Se trata de los importadores, quienes constantemente fueron señalados desde la administración K como uno de los "enemigos" del modelo.

Primero, porque su accionar iba en contra del plan de intentar fabricar la mayor cantidad de productos dentro de las fronteras de la Argentina. Segundo, y más cerca en el tiempo, porque le restan al Banco Central parte de los dólares que ingresan a la plaza doméstica.

Sucede que cada centavo que se destina a la compra de un producto en el exterior, es un centavo que no podrá adquirir el BCRA para engrosar sus ahora alicaídas arcas.

Pero la "súper soja" había permitido moderar los ánimos. Y logró, en el arranque de 2013, lo que durante años parecía imposible: una flexibilización en la entrega de permisos de importación.

Si bien no hubo una "zona liberada" para nacionalizar cualquier producto, sí es cierto que la postura del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno -y de los más de diez técnicos que siguen los expedientes de cada una de las empresas-, fue menos caprichosa y beligerante.

Y en esto fue clave la soja. Básicamente, porque le "prometía" al Gobierno una jugosa lluvia de divisas. Las estimaciones respondían a que la cosecha que recién se comenzaba a levantar de los campos era 9 millones de toneladas más elevada que la anterior y a que el precio internacional brillaba coqueteando con el récord

El "yuyito" le estaba entregando una suerte de "pagaré" con varios ceros a la administración K, a cuenta de lo que supuestamente iba a ser una súper campaña.

Así fue como Moreno se "relajó" un poco al calor de los "sojadólares" que estaban próximos a arribar y por eso le abrió en parte las fronteras a los importadores

El ritmo en la entrega de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación -el "papelito" sin el cual no se puede nacionalizar ni un tornillo ni un auto de alta gama-, comenzó a fluir con mayor velocidad. A punto tal que en abril pasado, para sorpresa de muchos empresarios, las importaciones alcanzaron una espectacular tasa de crecimiento del 32%, el nivel más elevado en casi dos años. 

Sin embargo, esa suerte de "pagaré" que la soja le había extendido meses atrás al Gobierno -con la promesa de garantizarle una lluvia de divisas-, se terminó evaporando.

Los productores fueron retaceando parte de su producción y, a medida que se fue enlenteciendo la exportación, paralelamente se dio otro fenómeno que no hizo más que agravar el panorama: el "súper precio" se fue desmoronando, ubicándose hoy en día muy por debajo de la cotización proyectada en el Presupuesto 2013. 

El horizonte que apunta a un dólar más fuerte en el mundo -y que desinfla el valor de las materias primas-, una economía china menos dinámica y una buena producción en Estados Unidos, uno de los tres grandes jugadores -junto con la Argentina y Brasil-, se "confabularon" para dinamitar el precio del "yuyito".

Así las cosas, los importadores, que habían gozado de ese "veranito" inesperado, que duró de enero a mayo, rápidamente sufrieron el cambio de expectativas. Y la Secretaría de Comercio Interior, que se había mostrado permeable a los pedidos para ingresar más productos, volvió a su antiguo rol: el de "garante del cerrojo" a partir de junio. 

"El Gobierno esperaba un mayor ritmo en el ingreso de dólares. Sin embargo, la realidad no colmó las expectativas y, de ser bastante flexibles con los permisos de importación, volvieron a reforzar los controles, con el objetivo de alcanzar una meta de superávit comercial de u$s10.000 millones", aseguró a este medio el economista Mauricio Claverí, de la consultora Abeceb.

Una nueva "listita" de exigencias

Hasta el momento, la liquidación de divisas por exportaciones de granos y subproductos apenas se ubica unos u$s500 millones por encima del nivel del año pasado, un nivel muy pobre en comparación con las expectativas que el Gobierno tenía puestas en el "yuyito".

Y, en un movimiento que muchos empresarios denominan como un "manotazo de ahogado" para intentar componer el alicaído superávit comercial, la orden oficial fue clara y precisa: trabar todo lo posible, más allá de las consecuencias para la industria y el empleo.

En este sentido, la Cámara de Importadores elaboró un completo informe en el que fueron relevados decenas de sectores que actualmente están enfrentando problemas por la falta de suministros. 

En diálogo con este medio, Miguel Ponce, gerente de la entidad, alertó que "hay un enorme abanico de ramas de actividad que no están contando con los insumos necesarios. Las trabas están afectando el normal suministro de piezas y de maquinaria y esto impacta en la producción y en las exportaciones".

El directivo aseguró que prácticamente no hay sector que hoy no esté afectado por las trabas: "Hoy los faltantes complican al sector de la construcción, a la industria automotriz, a la actividad petrolera y hasta a los municipios que, por ejemplo, no cuentan con componentes fundamentales para activar semáforos".

Carlos Restaino, directivo de la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (AADEJA), aportó un dato preocupante: se estima que el Gobierno pasó a autorizar solamente el 15% de los pedidos de importaciones. Es decir que casi 8 de cada 10 solicitudes no estarían obteniendo luz verde.

El presidente de una cámara que nuclea a empresas de productos electrónicos y que pidió estricto off the record, confirmó que "se están dando casos muy insólitos".

Y uno de los recursos a los que está echando mano Moreno es reactivar el llamado plan "1 a 1" pero con una "pequeña" exigencia extra.

Cabe recordar que esta regla fijada por el funcionario en 2011 consiste en que cada empresa funcione como una unidad superavitaria. Es decir, que los dólares que destina a la importación sean luego compensados con ventas al mundo por un monto similar.

Esto llevó a que aquellas firmas sin cultura exportadora y que debían ingresar un producto al país, se vieran obligadas a salir a tejer acuerdos con compañías que sí tuvieran negocios en el exterior para que éstas últimas les cedan mercadería y, en algunos casos, hasta les "presten" sus clientes para así generar un saldo para seguir operando.

En definitiva, por este mecanismo, el producto se termina enviando bajo el CUIT del importador a cambio de un "peaje" que se mueve entre el 5% y el 10% del valor de la mercadería.

Así las cosas, esto generó que automotrices tuvieran que salir a vender al mundo soja, cuero, maní, comida para animales o, incluso, agua mineral. O que supermercados, compañías que comercializan motos o distribuidores de artículos para bebés, optaran por cerrar acuerdos con bodegas para exportar vinos.

Sin embargo, tras el fin de la "súper soja", Moreno ahora le impuso una "cláusula extra" a algunas compañías: la exigencia no es ya compensar cada dólar de importación con uno de exportación, sino que la ecuación se elevó a un "2 por 1".

Es decir que, en algunos casos, como una forma de desalentar la salida de divisas, hay firmas que son obligadas a vender fronteras afuera 2 dólares frente a cada dólar que intenten destinar a la compra de bienes foráneos.

"Con esta exigencia, a muchas empresas directamente les están diciendo ´no traigas nada del exterior´, porque si ya es difícil compensar lo que se importa, duplicar ese valor hace inviable el negocio", se lamentó el directivo.

Por su parte, Claverí confirmó que hay una reevaluación de todos los planes de compensaciones firmados el año pasado.

"Sabemos de empresas que tuvieron que empezar a mostrar superávit en sus cuentas. En tanto, a muchas de las que en 2012 cerraron con un déficit, es decir, que no lograron equilibrar sus balanzas, les informaron que mientras no reviertan ese rojo no podrán seguir importando", acotó el experto.

Sin embargo, cumplir con estas condiciones no garantiza nada en el "mundo Moreno".

En este sentido, Ponce recalcó que "seguir al pie las exigencias del Gobierno es condición necesaria pero no suficiente", dejando en claro que, al fin y al cabo, siempre termina primando la imprevisibilidad.

Restaino coincidió con el directivo y alertó que "operar se ha vuelto muy difícil. Lo más grave es que no hay una ecuación lógica, no hay un parámetro por el cual se esté rigiendo la aprobación de las importaciones".

El representante de AADEJA aseguró que "cada caso es particular. Las negociaciones ya no son por sectores, sino por empresa. Por eso las exigencias y los acuerdos alcanzados entre las partes son de lo más variados".

En este contexto, se dan situaciones insólitas. Según pudo saber iProfesional, recientemente una bodega de Mendoza, que tiene una balanza comercial sumamente favorable -a tal punto que cada año cede parte de su producción a distintas firmas importadoras para que éstas compensen sus números- solicitó permiso para importar una pequeña partida de Sauvignon Blanc de Chile y así complementar su portafolio. 

Se trataba de una operación pequeña, de apenas u$s100.000. Sin embargo, esto no impidió que el propio Moreno intercediera para cancelar cualquier posibilidad de realizar dicha compra en el país vecino. 

No sólo eso, este medio supo que el funcionario se tomó el trabajo de analizar la producción de esta variedad de vino blanco en la Argentina para concluir que no era necesario importar nada desde Chile, aun cuando la bodega, como se señaló, todos los años exporta por varios millones a distintos mercados del mundo.

En otros casos, Moreno está intentando darle un empujoncito al Cedin, que nunca terminó de despegar y que hasta ahora sólo logró captar u$s15 millones, equivalente a menos del 0,5% del número fijado como meta.

"La propuesta que hizo el Gobierno es que habilitaría toda importación contra la entrada de dólares para apalancar a este certificado", afirmó el directivo de la cámara de productos electrónicos.

Cabe recordar que, semanas atrás, el propio Moreno emprendió la tarea de "telefonear" a ejecutivos de empresas para que repatríen fondos y los vuelquen a la adquisición de Cedines o Baade (el bono para inversiones en energía).

En la mira hay firmas de un amplio abanico de sectores, como cerealeras, automotrices y hasta cadenas de retail.

En este escenario hay pocas chances de que cambie la suerte de los importadores.

Para los expertos, a medida que el precio de la soja tienda a la baja, más complejos y duros serán los requerimientos que imponga la administración K.

El problema para estos hombres de negocios es que el "yuyito" actualmente cotiza cerca de los u$s500, un 6% por debajo de lo proyectado en el Presupuesto del 2013. Y hacia adelante, el escenario es más duro aun: los valores futuros no superan los u$s450.

Así las cosas, Restaino anticipó que "las restricciones para la compra de bienes del exterior se mantendrán, fácilmente hasta el primer cuatrimestre del año próximo". Lo que se dice, un largo "invierno" por delante para estos empresarios que volvieron a estar bajo la mira oficial.