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Ataque a la brecha: contrarreloj, Gobierno busca achicar distancias entre dólar blue y oficial

Llegan las vacaciones y el Ejecutivo sabe que un billete paralelo alejado del dólar turista es una invitación a reventar los plásticos en el exterior
02/12/2013 - 07:03hs
Ataque a la brecha: contrarreloj, Gobierno busca achicar distancias entre dólar blue y oficial

Si algo ha quedado en claro desde que Jorge Capitanich y Axel Kicillof se hicieran cargo de la conducción económica es que un objetivo central de esta nueva etapa es achicar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar blue.

A diferencia de lo que ocurre con la inflación, éste es un tema que el Gobierno no ignora ni minimiza. Es más, cada pequeña victoria pasa a ser festejada como un paso más hacia la normalización definitiva del mercado cambiario lo que implicaría, eventualmente, el levantamiento del cepo.

"Lo que tenemos que comentar es que en la semana aumentó el índice Merval, bajó la brecha y la tasa de riesgo país", enumeró Capitanich, quien no dudó sobre cómo interpretar estos hechos: "Significa más confianza de los inversores".

La estrategia consta de dos partes que el Gobierno quiere trabajar en simultáneo: la primera es subir el dólar oficial, la segunda es bajar el paralelo.

Puede parecer algo obvio de enunciar, pero es bastante difícil de llevar a la práctica, ya que uno de los riesgos que los economistas vienen advirtiendo desde la implementación del cepo es que, a cada aceleración del tipo de cambio oficial, podría sobrevenir una suba aun mayor del blue.

De momento, el objetivo parece ir lográndose. Y aunque una brecha de 56% pueda parecer todavía demasiado alta como para justificar un festejo, se entiende que haya cierto entusiasmo en los despachos oficiales si se tiene en cuenta que:

*Hasta hace pocos días, dicha brecha era del 64% y mostraba lo que parecía una imparable tendencia a la suba.

*El "valor teórico" del blue -el que surge de dividir la base monetaria por las reservas del Banco Central- está en $10,66. Es decir que la cotización de $9,57 a la que cerró este viernes implica que el billete del mercado paralelo está un 10,2% por debajo de lo que los analistas pronosticaban.

Para lograr el cometido, las nuevas autoridades, con Juan Carlos Fábrega en el despacho que hasta hace pocos días ocupó Mercedes Marcó del Pont, pisaron el acelerador de la devaluación.

Tanto que en apenas cinco ruedas el dólar avanzó 9 centavos mientras que en las dos semanas previas había aumentado 8 centavos.

Esto implica que la devaluación de noviembre haya sido la mayor del año: 3,8% en el mes. Si este ritmo se mantuviera constante durante un año, implicaría una devaluación del 63%, casi duplicando la tasa de 38% -de por sí alta- que se venía implementando.

La segunda parte es la más difícil: la contención del blue. Y consta de tres herramientas principales:

1. Una relativa moderación en la emisión monetaria, que impidió que hubiera una mayor existencia de pesos en el mercado poniéndole presión al billete informal.

2. Una suba de las tasas de interés, con el objetivo de evitar que los ahorristas se vieran tentados a convertir sus pesos en dólares en el mercado paralelo.

3. Una decidida intervención para bajar la cotización del "contado con liqui", el mecanismo por el cual se pueden comprar títulos en pesos en la plaza local y venderlos en dólares en el exterior.

Sobre este último punto se sabe que, vendiendo títulos en dólares se abarata esta operatoria y -en un efecto en cadena- esto empuja hacia abajo al dólar blue.

La gran pregunta que se hace el mercado es si este mínimo avance logrado en estos días es sostenible o si, más temprano que tarde, empezarán a hacerse visibles las dificultades de la estrategia que, por cierto, no es gratis.

Por lo pronto, lo que está quedando en evidencia es que bajar el "conta con liqui" tiene un costo que se mide en reservas del Banco Central, que cayeron unos u$s1.400 millones desde la llegada de Fábrega.

"Este sacrificio de divisas tiene como objeto aumentar la oferta en el mercado y abastecer a los grandes jugadores", afirma un operador de la city porteña.

El ataque a la brecha también implicó una fuerte venta de bonos por parte del Gobierno. En particular de los Boden 2015 y Bonar X (que vence en 2017), ambos denominados en dólares.

De esta forma, quienes hayan adquirido Boden 2015 ahora están pagando un tipo de cambio de $7,87 por un billete que recibirán dentro de dos años, mientras que quienes optaron por el Bonar X lo habrán hecho por unos $7,30 si bien deberán esperar dos años más respecto del primer título.Borrón y cuenta nueva

La aceleración del dólar oficial trajo consigo la certeza de que difícilmente se implemente un desdoblamiento formal del mercado cambiario, una medida sobre la cual se venía especulando antes de la designación de Kicillof y Fábrega.

Más bien, lo que los inversores interpretan es que el Gobierno diagnosticó que la propia existencia de la brecha cambiaria es lo que se debe combatir.

A fin de cuentas, esta distancia es lo que lleva a que los argentinos sientan que hay un atractivo por viajar al exterior y "reventar" la tarjeta de crédito para pagar en pesos lo que habían comprado en dólares y sentir que disfrutaron de un subsidio.

Y a medida que se acercan las vacaciones, es evidente que esa brecha echa más nafta a la hoguera de la pérdida de reservas del Banco Central.

Pero, además, los turistas necesitan dinero en efectivo para los gastos menores.

Y como el Central no se los vende, se los compran a los "arbolitos" o van a las cuevas. Por este motivo, una de las mayores dudas consiste en si en las próximas semanas, cuando se intensifique la demanda en el mercado informal, el Gobierno será capaz de mantener al blue bajo control.

El ex asesor del Banco Central, Francisco Gismondi, se muestra escéptico respecto al éxito que pueda obtenerse: "La brecha no va a bajar por mucho tiempo. Ahora se está achicando artificialmente, pero no veo que el blue se quede quieto en los $10 y que el oficial lo alcance".

"Todavía mucha gente aprovecha que puede gastar sus pesos en la compra de pasajes turísticos. Pero una vez que esto pase el excedente de moneda local irá directo al blue".

"Además, en diciembre habrá más pesos en circulación, a lo que se suma el 'efecto aguinaldo', cuestiones que meterán más presión alcista al paralelo", agrega Gismondi.

El economista Pedro Rabassa señala que "en diciembre siempre se registra una emisión muy alta de dinero que a su vez impacta en las tasas de interés".

Los expertos consultados por iProfesional remarcan que lo importante para reducir la brecha es atacar las causas de fondo y los problemas aún irresueltos.

Por lo pronto, el Gobierno ha evitado el desdoblamiento, que a ojos de varios analistas hubiese sido un parche temporal que habría contribuido en el corto plazo para mejorar la situación actual.

No obstante, avanzar en este sentido no habría sido bien visto por los organismos internacionales que rechazan este tipo de iniciativas.

Y esto cobra particular relevancia en estos momentos en los que el Gobierno tiene que hacer bien los deberes, si es que apunta a golpear la ventanilla del crédito externo y que alguien le diga "sí" a prestarle los dólares que necesita para atenuar un nivel de reservas que sigue en caída libre.

Las idas y vueltas de la brecha

En lo que va del 2013 la brecha cambiaria se movió con una elevada dosis de volatilidad.

El período de mayor turbulencia fue el primer cuatrimestre del año, cuando la diferencia pasó de un 45% al 100% (a mediados de mayo).

Fue en ese momento cuando los funcionarios del Gobierno lanzaron una batería de medidas para frenar su alza, que incluyó el uso de fuerzas de seguridad por parte del entonces Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

También en aquel momento se había apelado a la venta masiva de bonos y a la ayuda de "entidades amigas" cuya función era la de nutrir al mercado de una mayor oferta.

De este modo, tras la "escalada" de mayo, la presión oficial tuvo éxito, aunque de forma temporal, ya que la brecha retrocedió a niveles similares a los de comienzos de 2013.

Pero la tranquilidad cambiaria duró poco. Una vez agotados algunos de los mecanismos -y sin la confianza suficiente del mercado- el blue tendió naturalmente a subir, mientras que el dólar oficial evolucionó a un ritmo menor.

Así, la brecha comenzó a crecer en vísperas de las elecciones legislativas de octubre hasta alcanzar un nuevo pico del 72 por ciento.

Un ataque en diferentes frentes

En forma paralela a la aceleración del ritmo de devaluación, se registra cierto despegue de la tasa de interés, tanto en los segmentos minorista como mayorista, con la intención de hacer un poco más atractivos los plazos fijos frente a la inflación.

Esta es otra de las estrategias a la que se apela para contener al blue. Hoy los bancos están pagando entre un 19% y 20% para los depósitos mayoristas (tasa Badlar) y hasta un 18,5% para colocaciones menores a un millón de pesos.

Algo que resulta llamativo es que para los plazos menores a 60 días prácticamente se iguala a la tasa que se abona para las grandes transacciones.

Lista de "buena fe"

Los bonos en manos del Gobierno son una de las principales armas con las que cuenta en su ataque a la brecha cambiaria y para su plan de "derribar" el precio del conta con liqui.

Por lo pronto su cotización descendió en pocas ruedas de los $9,15 vigentes al final de la gestión de Marcó del Pont a los $8,50 actuales.

Lo cierto es que ninguna de estas medidas puede extenderse por mucho tiempo sin que se adopten otras que la complementen. Es por ello que en estos días también se está trabajando en morigerar la pérdida de reservas del Banco Central.

El Gobierno sabe que amigarse con el mercado de crédito externo ya no es una opción sino una necesidad.

Pero, antes de prestarle dinero al país, los organismos internacionales exigen que cumpla con una serie de requisitos, entre ellos:

•Cerrar el conflicto con YPF.

•Arreglar con el Club de Paris.

•Establecer un nuevo índice de precios.

•Aceptar que el FMI audite a la Argentina.

•Resolver el litigio con los fondos buitre.

"Todo lo que pueda hacerse para lograr algo de financiamiento externo resulta hoy en día más que necesario. Porque las reservas se agotan y si siguen en baja puede pasarse un umbral a partir del cual se dispare una corrida contra el peso", remarca el analista Agustín Cramo.

En su visión, será necesario amigarse con el mundo, incluso para destrabar a futuro el cepo, que es lo que finalmente hace que no lleguen dólares al país.

Por su parte, el economista Aldo Abram concluye: "Si alguien quiere entrar dólares a través del mercado oficial termina resignando mucho dinero. Por más que haya una mejora marginal de la confianza, si el cepo no se resuelve no pueden esperarse la llegada de grandes inversiones".