El Gobierno paraguayo formalizó el contrabando a pequeña escala con la Argentina al establecer un impuesto a los "paseros", los cientos de personas que a diario atraviesan los pasos fronterizos cargados con productos para su venta en Paraguay.

La medida establece que los "paseros" deberán tributar en las aduanas un 10% sobre el valor de los productos que introducen en Paraguay, cuyo máximo de compra es de u$s2.500 por mes, informó EFE.

Además están obligados a disponer de un documento de autorización expedido por el Despacho de Importaciones Menores y a inscribirse en la Subsecretaria de Estado de Tributación.

Asimismo, se mantiene inalterado el llamado "régimen de pacotilla", que autoriza a importar a cada particular un total de hasta u$s150, sin pagar impuestos, y prohíbe su comercialización.

El Ministerio de Industria y Comercio paraguayo advirtió que la Unidad Interinstitucional para la Prevención, Combate y Represión al Contrabando verificará el cumplimiento de las medidas en los puntos de venta del mercado interno, en su mayoría puestos callejeros.

El nuevo régimen sobre el microcomercio ilícito contó con la aprobación de las asociaciones de "paseros" de Itá Enramada, en la ciudad de Lambaré, cercana a Asunción, desde donde esos comerciantes atraviesan el Río Paraguay para adquirir mercancías en la ciudad argentina de Clorinda.

Esta semana, grupos de "paseros" se enfrentaron con la Policía después de cortar los accesos a Clorinda desde Itá Enramada y desde Puerto Falcón, otro punto aduanero próximo a la capital paraguaya.

Los "paseros" protestaban por el perjuicio económico que les causaba la operación policial y militar "Hendy", impulsada por el presidente paraguayo, el empresario Horacio Cartes, para controlar el transporte fronterizo de mercancías a pequeña escala.

Hasta el 4 de diciembre, el Gobierno del país vecino decomisó productos por valor de 13.000 millones de guaraníes (unos u$s2,9 millones), según las autoridades.

Ese comercio al por menor se compone de productos como café, azúcar, aceite, gasolina o garrafa de gas, con un precio considerablemente inferior en la Argentina, cuya devaluación monetaria abarata sus productos.