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Desde hace años esta variedad viene ganando más terreno. Sin embargo, este 2014 sin dudas marca un punto de inflexión y el gran despegue de la cepa
09/03/2014 - 10:47hs

Desde hace al menos tres décadas, las bodegas locales vienen haciendo un trabajo fino y muy cuidadoso con el Cabernet Franc.

Fue un "paso a paso", lento, muy lento. Pero esa parsimonia, ese andar pensado, pisando sobre seguro, hoy está rindiendo sus frutos.

Si bien desde los últimos cinco años se viene hablando con más fuerza de la consistencia de esta variedad en la Argentina, al tiempo que las principales revistas del exterior le están dedicando cada vez más espacio, sin dudas fue en este 2014 en el que la variedad se "consagró".

Esto no significa que haya un boom de ventas, una explosión en el ritmo de exportaciones o que el Cabernet Franc con "sello nacional" esté a punto de convertirse en un hit a nivel global, como sí sucedió con el Malbec. Pero no hay dudas de que el mundo está empezando a mirar con más atención y seriedad a la cepa y la excelente adaptación que ha experimentado en la Argentina. 

El punto de inflexión, sin dudas, fue la última edición del Argentina Wine Awards, que se desarrolló a fines de febrero en la Ciudad de Mendoza.

En su octava edición, este evento -que es organizado por Wines of Argentina, el organismo de promoción del vino nacional en el mundo- contó con la participación de algunos de los más renombrados periodistas y críticos de la industria a nivel internacional como Steven Spurrier, del Reino Unido, Bruce Shoenfeld (Estados Unidos) o Nicholas Siu (Hong Kong), entre otros.

Ellos fueron los responsables de catar y puntuar cerca de 700 vinos de exportación de 150 bodegas nacionales. También participaron de un intenso seminario, en el cual todos hicieron lógicamente una referencia al presente del Malbec y los desafíos para la cepa estrella de la Argentina. Pero lo que sin dudas llamó la atención fue que prácticamente todos ellos le dedicaron un párrafo especial al Cabernet Franc.

Pocos pudieron ocultar su fascinación por la excelente adaptación que ha logrado esta cepa en diferentes terroirs de la geografía nacional y el silencioso pero enorme trabajo que vienen realizando las bodegas, con partidas limitadas y de alta gama.

En ediciones anteriores del AWA, el foco de atención había recaído en el Torrontés o la Bonarda.

Sin embargo, hubo un cambio radical: la Bonarda, en las disertaciones de este año, fue nombrada un par de veces y casi al pasar. Como contrapartida, el Cabernet Franc estuvo en boca de todos. 

Y esta fascinación lógicamente se vio reflejada en el medallero: en esta edición 2014, tres Cabernet Franc se alzaron con un Trophy, la máxima distinción que entregan los jurados.

Cabe destacar que el año pasado, sólo una etiqueta de esta variedad había conquistado este galardón, en tanto que en 2012 ninguna muestra de esta variedad había alcanzado el puntaje necesario como para ejercer su supremacía sobre otras.

Al analizar los Oros, también se puede observar la excelente performance que tuvo esta cepa: las dos medallas logradas este año contrastan con la sequía que reinó en 2012 y 2013 (ver infografía).

La contracara es la Bonarda, dado que este año la calidad parece no haber alcanzado para que una etiqueta "promocione" y ascienda del Oro al Trophy, cuando en las dos ediciones anteriores sí había tenido relativo éxito.

Spurrier, quien se desempeña como presidente de los Decanter World Wine Awards y consultor para la revista Decanter, fue uno de los que llevó las voz cantante del gran presente y de las buenas perspectivas que se abren para esta variedad.

"El Cabernet Franc de la Argentina tiene un futuro interesante. Todos los jurados en el panel degustamos diferentes tipos de Cabernet Franc y todos estuvimos de acuerdo en que fueron de los mejores vinos que probamos", fueron las palabras de este referente,  quien dedicó también críticas positivas al Pinot Noir, y no así al Malbec, al que consideró "la variedad emblemática" de la vitivinicultura nacional pero que "debe repensarse como varietal".

Para distintos paladares

Si algo quedó reflejado en esta edición del AWA, es la diversidad que ofrece el Cabernet Franc. 

Uno de los vinos galardonados con un Trophy fue el Númina Cabernet Franc 2011, de Bodegas Salentein, que cuenta con la firma del enólogo José "Pepe" Galante. En este caso, se puede apreciar una fruta roja intensa, como mermeladas y un sutil especiado.

Otro Trophy fue para Andeluna Pasionado Cabernet Franc 2010. Su éxito no es producto de la casualidad: el año pasado, la anterior añada también se llevó el máximo galardón.

En este caso, la variedad muestra una tipicidad arrolladora: una nota de pimiento explosiva en nariz, con una armónica carga frutada.

Si hubiese que establecer un "manual de procedimientos" en viñedo y en bodega para que el Cabernet Franc alcance su máxima expresión, sin dudas debería escribirlo el enólogo de Andeluna Cellars, Manuel González, quien es el gran referente de esta variedad en la Argentina.

Paralelamente, en esta edición también se entregaron Trophies Regionales. Uno de ellos fue para la Patagonia, de la mano del Fin Single Vineyard Cabernet Franc 2010, de Bodega del Fin Del Mundo.

Desde San Patricio del Chañar, Marcelo Miras alumbró un varietal de excelente calidad, con un perfil aromático que mixea frutas, trazos florales, toques de hierbas aromáticas, sobre un fondo mineral.  

Como quedó visto, el Cabernet Franc muestra una plasticidad y una versatilidad que hasta el propio Malbec podría envidiarle.

Presente y futuro

En diálogo con Vinos & Bodegas, Manuel González, destacó que "el ritmo de cultivo de Cabernet Franc en la Argentina es muy lento. Las empresas, por un tema de rentabilidad, vienen plantando principalmente Malbec y después, según las zonas, Bonarda o Cabernet Sauvignon. El Franc viene corriendo un poco por detrás". 

Sin embargo, esto que parecería ser una debilidad, para el enólogo es lo que seguirá permitiendo avanzar con una mejora en la calidad de las uvas y en procesos de elaboración más pensados.

"Lo mejor que puede pasar es que no haya una estampida de la demanda, porque se caería en el riesgo de bastardear la variedad. Todavía tenemos poca superficie y si bien lógicamente con el mayor interés que ha despertado, más bodegas se van a volcar a este cultivo, la Argentina nunca debería apostar por la masividad, porque correríamos el riesgo de bajar los niveles de calidad", disparó González.

"La Argentina tiene que usar al Cabernet Franc como bandera de prestigio, pero nunca pensarlo como si fuese una Bonarda, que se la eligió para que acompañe al Malbec", detalló el enólogo de Andeluna Cellars.

Por su parte, Marcelo Miras, desde Bodega del Fin del Mundo, coincidió en que "en este AWA todos señalaron la altísima calidad que se está logrando con esta uva".

Para el enólogo, que también elabora Franc bajo su propio proyecto personal, "estamos demostrando que no sólo nos destacamos por el Malbec o el Torrontés. Le estamos demostrando al mundo la diversidad de la Argentina".

Cabe destacar que Miras es uno de los pioneros del Franc en la Patagonia. "Puedo decir con cierto orgullo y no vanidad que soy el primer enólogo en elaborar esta variedad de manera comercial", resumió el enólogo.

Más interés, más negocios

Cabe destacar que en la actualidad, según el Instituto Nacional Vitivinícola (INV), hay cerca de 700 hectáreas plantadas con la variedad Cabernet Franc. 

Para tener una noción del pequeño espacio que todavía ocupa en la vitivinicultura nacional, basta mencionar que el Malbec representa casi 34.000 hectáreas, en tanto que la Bonarda se lleva unas 18.600 hectáreas.

Sin embargo, al analizar las cifras de exportación, los datos sorprenden: de la mano de un precio por caja que más que duplica al de la Bonarda, en 2013 las exportaciones de Cabernet Franc embotellado alcanzaron los u$s850.000, un 56% más que en 2010. En tanto que en volúmenes el alza fue del 21%.

¿Qué sucedió con las ventas al mundo de Bonarda en el segmento de vino embotellado? A pesar del gran esfuerzo que realizaron las bodegas en los últimos años, las exportaciones vienen cayendo tanto en volúmenes como en divisas.

En efecto: en 2013, los envíos totalizaron u$s3,9 millones, un 31% menos que en 2011.

Buscando zonas frías

Una de las limitantes para que el Cabernet Franc crezca en superficie, según González, "es que esta variedad demostró que no se adapta bien a las zonas cálidas. Si bien todavía queda mucho por aprender de la variedad, sabemos que los mejores Cabernet Franc son de zonas frías. Esto, de por sí, hace que la variedad no sea tan plástica en cuanto a los diferentes terroirs como sí lo es el Malbec o el Cabernet Sauvignon".

El enólogo de Andeluna Cellars detalló que "en zonas cálidas da como resultado un vino correcto, de buen color, pero con aromas neutros, ya que se pierde toda la pirazina, que es fotosensible, es decir, se destruye con la luz. Y ahí es cuando se pierde el alma del Cabernet Franc".

El experto destacó que al elaborar esta variedad, él siempre busca que se noten "esas pirazinas salvajes, esas notas nítidas de pimientos, que las diferencian del Cabernet Sauvignon, que da notas más especiadas, tipo pimiena".

Así las cosas, el enólogo aseguró que "las mejores zonas son las frías. En Mendoza, el Valle de Uco es excepcional. También se da muy bien en la zona alta de Agrelo, en Luján de Cuyo. Ahí, con un buen manejo de canopia y protegiendo los racimos de la luz, se logran esas pirazinas que marcan la tipicidad de la variedad".

Así las cosas, si bien el Cabernet Franc presentaría ciertas restricciones para crecer en volumen de cara a los próximos años, está claro que el camino a seguir es el de mantener la calidad y seguir posicionando a esta variedad en los segmentos de más alta gama.

© Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]