El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) planteó que cualquier cambio que se legisle sobre Ganancias y Bienes Personales “debería contemplar la posibilidad de recalcular el valor de los anticipos para el período fiscal 2014”, que se abonan entre junio de este año y febrero de 2015 en base a los nuevos parámetros, dirigidos a bajar la presión sobre los salarios.

De lo contrario, el alivio financiero para los contribuyentes (y por consiguiente la caída de ingresos fiscales) “recién se comenzaría a experimentar, excepto en lo que respecta a las retenciones de ganancias al personal en relación de dependencia, a partir de abril o mayo de 2015”.

Un trabajo de los economistas Nadin Argañaraz y Andrés Mir, sostiene además que, en un marco de deterioro fiscal como el actual, es clave que lo que el Congreso Nacional llegara a discutir para retrotraer la incidencia del Impuesto a las Ganancias o Bienes Personales a valores de años previos, tenga el financiamiento adecuado, que “básicamente tendría que venir de una disminución equivalente del gasto público”

De lo contrario, opinan los economistas, aumentará el déficit fiscal de la Nación y las provincias, y los desequilibrios generados por la forma en que se lo está financiando, que es básicamente vía emisión de pesos por parte del Banco Central. “El desafío es grande, ya que se han dejado acumular las distorsiones durante muchos años. Habrá que ver la actitud de diputados y senadores en el tratamiento de estos temas”, subrayan.

A los efectos de determinar la cuantía de los ajustes necesarios, opina el Iaraf, debería utilizarse un índice que refleje la evolución nominal que los precios han experimentado desde el 2001 hasta diciembre de 2013. Y, para ejemplificar, el trabajo tomó en cuenta el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos desde diciembre de 2001 a diciembre de 2005 y el IPC de la Provincia de San Luis desde allí hasta diciembre de 2013, lo que se traduce en un ajuste por inflación de aproximadamente el 690 por ciento, porcentaje similar al que registró la variación de la cotización del dólar en el mismo período.

Según los cálculos del instituto, el valor mínimo no imponible para Bienes Personales (hoy está en 305 mil pesos e implica prácticamente a la totalidad de las familias que posean una casa y un auto con menos de cinco años de antigüedad) debería ubicarse en la actualidad en torno de los 810 mil. Eso permitiría que, conforme al espíritu original del tributo, este afecte a quienes poseen un nivel de riqueza medianamente significativo.

Para ejemplificar las graves distorsiones derivadas de la falta de ajuste en la escala de salarios impactados por el Impuesto a las Ganancias, se concluyó que un trabajador que percibía en 2001 10 mil pesos anuales por sobre los mínimos y deducciones vigentes pasó de tributar del nueve al 20,5 por ciento de ese excedente, lo que significa un aumento del 128 por ciento.

Por el contrario, un trabajador que en 2001 percibía ingresos netos anuales 10 veces superiores a los mínimos y deducciones (216.000 pesos) tributaba un impuesto de 62.100, es decir el 28,75 por ciento sobre el excedente. Este trabajador de altos ingresos, que los haya ajustado al ritmo de la inflación, hoy tendría una obligación impositiva en un porcentaje mucho menor: tributaría el 34 por ciento del excedente, esto es un incremento de sólo el 18 por ciento.