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Los billetes de $100, un problema para todos, menos para el transporte de caudales

La negativa del Gobierno de emitir piezas de mayor denominación crea inconvenientes para los tenedores, pero generan un gran negocio para las firmas
14/04/2014 - 09:23hs
Los billetes de $100, un problema para todos, menos para el transporte de caudales

El sistema está al límite. La frase podría aplicarse al abastecimiento de gas en invierno o también al de electricidad. Pero ahora se lo puede hacer al abastecimiento y circulación de billetes con un gran ganador: las empresas transportadoras de caudales.

La fuerte emisión realizada por el Banco Central en los últimos años y la negativa a crear billetes de nueva denominación (de 200 o 500 pesos) hicieron que se haya llegado a una situación límite, con los riesgos adicionales que genera el traslado de efectivo en la Argentina.

Actualmente hay en circulación 2.430 millones de billetes de 100 pesos. Ese número se incrementó un 20% en 18 meses. La cuestión tiene una arista financiera y otra operativa. En el primer caso, las pérdidas se ocasionan por la desvalorización de las tenencias de efectivo. Los bancos principalmente son los que más sufren, dado que no pueden colocar sus excedentes en el BCRA tras la última reforma de la Carta Orgánica de esta entidad.

"Es como dar un préstamo a tasa cero", confiesa un alto ejecutivo de una de las mayores entidades del país. Así es que en la plaza, quien se queda con el mayor stock de billetes al cabo de la jornada es el gran perdedor.

Pero trastornos no menos relevantes se observan en el aspecto operativo. A nivel individual, no hay billetera que resista si se quiere transportar 2.000 o 3.000 pesos para cancelar una deuda o efectuar determinados consumos. A nivel financiero la situación se potencia a tal punto que el BCRA no recibe en ocasiones más billetes de bancos dado que está colapsado.

Para las empresas transportadoras de caudales, la Argentina es el edén: facturan sus servicios en función de la cantidad de billetes que movilizan. El costo aumentó por un doble efecto: se incrementó la cantidad de insumos a movilizar (el número de billetes, porque no emiten uno de mayor denominación) y también se eleva la tarifa por la inflación. Por ello el manejo de efectivo y los costos de las compañías recaudadoras de caudales se dispararon.

En determinados casos, trepó el costo un 48% en 12 meses y más del 200% desde 2011. El banco que abre suscursales pierde: más se debe pagar por transportar caudales. También sufren los que poseen más cajeros automáticos que deben abastecerse cada vez más con mayor frecuencia (el público retira más billetes para hacer el mismo consumo que hace uno o dos años).

La empresa Prosegur viene mostrando balances al alza de utilidades en España, motorizadas por las ganancias que reporta desde la Argentina. El BCRA no reguló las tarifas de estas compañías transportadoras de caudales. Cada vez que lo se intentó, rápidamente se archivó el proyecto. Ante esta situación hubo bancos que hasta llegaron a analizar la posibilidad de poner un circuito propio de transporte de caudales. No prosperó por el temor a posibles robos y hasta atentados de que podrían ser parte.

En Estados Unidos, dejando de lado obviamente la abismal diferencia en materia de inflación acumulada en los últimos 10 años, se idearon soluciones pragmáticas para reducir los costos del transporte. Por ejemplo, en Disney, donde circula gran cantidad de billetes de dólar, la Reserva Federal dispuso que sean retirados de circulación y destruidos en el parque de diversiones de Orlando para luego reimprimirlos en otros puntos del país. Simple: es más barata la destrucción y posterior reimpresión que el transporte periódico de billetes (incluyendo seguros). Además, en un momento se habilitó el billete de 100.000 dólares sólo para transacciones entre las diferentes reservas federales y no para su circulación entre el público, concluye Ambito.