El calígrafo público nacional Eduardo Casá, que trabajó para el Estado durante 28 años, denunció que fue despedido de su cargo luego de haber cuestionado la operatividad de la empresa Ciccone, por la que está denunciado el vicepresidente Amado Boudou.

Según detalló Casá anoche en el programa PPT de Jorge Lanata, el problema empezó en 2011. "Me llegan consultas de Bolt y Ciccone para una licitación para las patentes de autos y motos. Me preguntan sobre pormenores. Yo vi una falencia. Las chapas de Ciccone no cumplían con las mínimas normas de seguridad", contó y agregó que "eran similares a la de los coches robados".

WA partir de ahí tuve inconvenientes", aseguró.

El calígrafo destacó que desde entonces los inconvenientes fueron mayores: "Se fue el director de ese momento y llegó para reemplazarlo Mariana Avallay, representante de La Cámpora".

"Llego un lunes y tenía la oficina abierta. Seguramente se habían mantenido en mi computadora. Desde 1984 trabajo y nunca me había pasado esto. Un día me dicen que tengo que renunciar".

"Yo respondí que 28 años de mi vida no iba a desperdiciar, Que me sacaran. Y me sacaron", relató.

"Ante mi negativa, diez días después me llevaron a una oficina donde me espera Ernesto Kreplak -tercero en importancia en el Ministerio de Justicia, fue uno de los principales impulsores de la denuncia contra José María Campagnoli y tiene bajo su órbita el Registro del Automotor y la Inspección General de Justicia (IGJ)-, quien nuevamente me dice que mi renuncia es tema decidido y que debo revisar mis dictámenes contra Ciccone y me aclaran que la decisión es de muy arriba", detalló Casá en el programa de Lanata.

"Yo creo que Cristina o Boudou, y la Presidente no anda fijándose en mí, así que entonces era obvio de quién venía", apuntó.

Tras esa reunión, Casá fue desplazado al archivo de la IGJ también manejado por La Cámpora, le hicieron un sumario administrativo por facturarle servicios a una empresa privada y lo echaron.