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Los "punguistas", con técnicas cada vez más sofisticadas: qué trucos usan para engañar a nuestro cerebro

El secreto de su éxito no está en la habilidad de sus dedos sino en la capacidad que tienen de controlar a su antojo la mente de la víctima 
21/10/2014 - 10:08hs
Los "punguistas", con técnicas cada vez más sofisticadas: qué trucos usan para engañar a nuestro cerebro

Imagínese que va caminando por la calle y un nene lo detiene para pedirle una moneda. Le da 50 centavos y sigue su camino.

Su día transcurre con normalidad hasta que, cansado, luego de una mañana agotadora decide hacer una pausa en la oficina e ir por su almuerzo. Cuando abre la billetera para pagar, descubre que el billete de $100 que había puesto allí por la mañana ya no está. ¿Pero cómo puede ser?

Repasa cada uno de sus movimiento desde el momento en que se levantó y está seguro de que el único momento en que usó dinero fue más temprano, cuando le dio una moneda a ese nene al que usted triplicaba en edad.

¿Es posible que en una milésima de segundo el chico le haya arrebatado sus $100 sin que usted se de cuenta? Sí. Pero no se sienta mal: según los neurocientíficos, nuestros cerebros están programados para ser engañados por los caprichos de nuestra atención y nuestro sistema perceptivo.

Cómo "hackear el cerebro"De hecho, el requisito clave para ser un carterista exitoso no es tener unos dedos geniales, sino conocer las lagunas de nuestro cerebro.

Algunos son tan buenos que los investigadores están trabajando con ellos para comprender cómo funciona la mente.

La laguna más importante de todas es que nuestro cerebro no está diseñado para realizar varias tareas al mismo tiempo. Eso es algo bueno la mayoría del tiempo, nos permite filtrar la gran cantidad de información proveniente de nuestro alrededor para retener solo los datos más importantes.

Pero la neurocientífica Susana Martínez-Conde, autora del libro "Los engaños de la mente" dice que un buen estafador puede aprovechar eso en nuestra contra.

Martínez-Conde dirige el Laboratorio de Neurociencia Visual de Arizona y ha estudiado cómo el ilusionista Apollo Robbins de Las Vegas realiza sus trucos de "robo" en el escenario.

"Cuando Apollo hace participar a alguien", cuenta, "hace que mire cosas, le habla, le toca el cuerpo, se acerca y genera una respuesta emocional a medida que invade su espacio personal... Es una sobrecarga completa de su atención".

Si bien los juegos de manos ayudan, se trata básicamente de captar la atención de una persona con otros movimientos. Los  "pungas" callejeros también utilizan este efecto para crear una situación que genere una sobrecarga al sistema de alerta.

Un truco clásico utilizado por las pandillas de "punguistas" de todo el mundo incluye a un "bloqueador" que camina frente a la víctima (o 'marca') y frena de repente para hacerla tropezar.

Otro miembro de la pandilla estará lo suficientemente cerca y se tropezará con los dos, y luego comenzará una discusión con el bloqueador.

En el medio de la confusión, uno o ambos robarán lo que puedan y se lo pasarán a alguien más que desaparecerá rápidamente con el botín.

"La gente piensa que se trata de distraer a alguien haciéndolo mirar hacia otra parte, pero en realidad se trata de dirigir la mente hacia algo", dice a BBC Mundo James Brown, un ilusionista e hipnotizador de Reino Unido.

"Si yo quiero que usted deje de mirar algo que está en la mesa, es más fácil para mí darle una buena razón para mirar otra cosa", explica y agrega: "Si le doy dos o tres cosas para enfocarse y lo que yo quiero es que no evite una de ellas, es aún mejor porque ahora tendrá la ilusión de elegir".

Una cuestión de confianzaLos ladrones suelen estar cerca de los carteles que alertan "cuidado con los carteristas", porque lo primero que hace la gente cuando lee el cartel es revisar sus pertenencias, revelando dónde están.

"La principal estratagema utilizada por los "pungas" teatrales y los callejeros es simplemente crear una pantalla de confianza increíblemente seductora", sostiene James Brown. 

En teoría, agrega el experto, el poder de sugestión es suficiente para convencer a la persona más desconfiada para que entregue sus pertenencias.

La prueba de que algunas técnicas son más bien psicológicas, está en un caso que tuvo lugar en 2009 en el que un empleado bancario ruso entregó más de u$s800.000 en efectivo a una mujer que aparentemente lo hipnotizó.

"Si usted tiene un poco de relación con alguien y esa persona confía en usted, entonces es sencillo", argumenta Brown.

Ojos que no ven

Apollo Robbins le dijo a Martinez-Conde cuando empezaron a trabajar juntos que creía que el movimiento de sus manos parecía afectar la manera en la que él podía dirigir la atención de una persona.

Robbins decía que mover sus manos en el aire formando una línea recta entre dos puntos era menos eficaz para mantener la atención de la gente en el punto final, que si movía su mano realizando un movimiento de arco.

Un movimiento de arco hace que la mirada se enfoque en la mano, permaneciendo ahí, mientras que una línea recta hace que los ojos vuelvan al principio de la línea y salten entre los dos puntos.

Efectivamente, los experimentos de seguimiento ocular mostraron que su corazonada era correcta. Pero, ¿por qué? Martinez-Conde asegura que tiene que ver con la forma en que los diferentes movimientos involucran al sistema visual.

Para seguir un arco se utiliza un movimiento ocular llamado "seguimiento lento", en el que el ojo sigue a un objeto de manera continua.

En cambio, una línea recta hace que el ojo se mueva en un "movimiento sacádico" rápido, en el que el ojo va de un punto A hacia un punto B en una fracción de segundo.

"Cuando hacemos un movimiendo ocular sacádico nuestro sistema visual se vuelve ciego, se puede ver el principio y el final pero mientras que el ojo se mueve no se puede ver", explica.

En el seguimiento lento, sin embargo, no hay un período ciego: los ojos siguen al objeto en movimiento de principio a fin.

Una posible explicación es que con una línea recta los ojos vuelven a donde comenzó el movimiento para tratar de llenar lo que el cerebro no pudo ver en el medio.

Cualquiera sea la explicación, puede ser una herramienta muy útil para un ladrón. "Dependiendo de lo que le interese al carterista, él podrá realizar uno u otro tipo de movimiento", afirma.

Para el ilusionista Brown, la mejor forma de protegerse es no distraerse demasiado en público ya que "un ladrón callejero evitará como la peste a las personas que demuestran una conciencia muy explícita del entorno".

"Nadie se acercará a quien mira alrededor de forma consciente en el subte", sostiene. 

Pasajeros "cazapungas""Señores pasajeros, cuiden sus pertenencias porque se han detectado arrebatadores dentro de las formaciones", suelen advertir por los altoparlantes de los vagones. Los pasajeros se miran entre sí con cara de sospecha. Los punguistas son uno de los grandes problemas que afrontan día a día los miles de usuarios que eligen trasladarse bajo tierra.

El subte es tierra de nadie. En 2011, la Policía Federal dejó de estar a cargo de la seguridad y ahora sólo hay algunos efectivos que cumplen adicionales, contratados por el Gobierno porteño. Pero, al igual que antes, suelen estar más atentos a las cajas o a que nadie salte el molinete que a detener punguistas. 

Ante la sensación de desamparo, algunos pasajeros se convirtieron en "cazapungas" y empezaron a escracharlos, perseguirlos, sacarles fotos y subirlas al Internet o a través del Twitter @pungasenelsubte

Este grupo tiene un registro con fotos y datos de un centenar de los 500 descuidistas que, acechan en las líneas subterráneas.

El nodo bajo el Obelisco, donde conectan las líneas B, C y D, es uno de los puntos más peligrosos para los pasajeros. También la estación Catedral de la línea D. Y las líneas B y C están infestadas de pungas. Generalmente, se los reconoce porque usan un morral cruzado y un abrigo enrollado en el brazo. "Siempre miran hacia abajo. Además de los pungas, están los arrebatadores, que se paran cerca de las puertas", dice Osvaldo.

Las tácticas son variadas. A veces uno se ubica delante de la víctima para bloquearle el paso, mientras otro le roba por detrás. Otros vomitan para distraer y mientras que "los mostaceros"- que actúan en la superficie en la zona del Obelisco- ensucian a alguien y, con la excusa de limpiarlo, le roban.

"En el subte hay pungas argentinos, peruanos y colombianos. Pero el 70% son chilenos, del barrio La Bandera de la comuna de San Ramón. Los mejores usan a Buenos Aires de escala para llegar a Europa, donde su meca es Milán. Para hurtar usan técnicas de magia. Practican con un muñeco con campanas, tratando de sacarle algo del saco sin que suenen", cuenta Osvaldo, un abogado "cazapungas" que no da su verdadera identidad.

El año pasado, un informe del canal trasandino Chilevisión detectó a varios "lanzas" que robaban en el metro chileno ‘trabajando' en el subte porteño. Incluso, hablaron con algunos. "A lo que hago no lo llamo robar. Es darse una buena vida con guantes blancos", diferenció uno. 

Protegiendo los "bienes móviles"Se estima que, empleando diferentes técnicas, se roban aproximadamente unos 6.000 celulares por día.

Tener un smartphone implica andar con al menos $3.500 encima, y si se agrega una tableta la suma puede superar los $10.000. Esa realidad agravó, para las familias, el daño al bolsillo que implica sufrir asaltos y arrebatos en la calle. Pero para las empresas de seguros fue toda una oportunidad.

Por eso, con la mira en los "bienes móviles", fueron lanzando "micropólizas" que, por $20 a $ 60 al mes, permiten recuperar sin cargo -o a menor precio- los bienes que se llevaban al momento del robo, como celulares, anteojos y llaves.

"Estos seguros se trajeron de afuera hace tres años, y se vienen desarrollando cada vez más. Hoy la oferta ya es muy amplia a través de las compañías, los productores y los bancos", explicó en diálogo con Clarín Jonathan Lew, director de Seguros Patrimoniales del broker Grupo Absa.

"Cada vez más empresas venden esas pólizas. Y los consumidores, expuestos a mayor riesgo, sienten más necesidad de contratarlas", sumó Leandro Canosa, gerente técnico del broker Gaman Argentina.

"Las más buscadas -añadió- son las que protegen la tecnología portátil". En especial móviles inteligentes, que ya son 50% de los vendidos, según Kantar Worldpanel.

Frente a estos casos, operadores como Movistar o Personal ofrecen a quien compra equipos nuevos coberturas que les permiten reponerlos a bajo costo, a cambio de un cargo fijo mensual.

Las aseguradoras, también sacan provecho de la ola de arrebatos y ofrecen planes para celulares y además cubren laptops, tabletas, reproductores, GPS y cámaras digitales en la vía pública, ya sea por separado o en combos. 

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