Exhausto como nunca, con lágrimas en los ojos, vociferando con el último aliento: Mascherano, el emblema del seleccionado argentino, resumió en un concepto lo que significó volver a jugar una final del Mundo después de 24 años tras eliminar a Holanda. Dijo: "Disfrutemos porque esto pasa una vez en la vida".

A los 45 minutos del segundo tiempo, el partido entre la Argentina y Holanda se iba al alargue, tras un 0 a 0 en los 90. Era una de las últimas. Robben entra al área albiceleste y parece que va a sentenciar el partido. Javier Mascherano saca fuerzas de donde ya no hay y termina cerrando con lo justo al córner. Heroico, como un gol.

Ya pasó mucho más de una hora desde esa acción. La Argentina ya disfruta estar en la final del Mundial. Masche, el león, la figura argentina, cuenta algo que sorprende: "Me abrí el ano y por eso el dolor. No quiero ser grosero". Luego, explica: "Fue virtud mía, Robben me dio una posibilidad más. Me hace ganar un segundo más a mí. Cuando él toca, pierde un segundo y yo lo gano. Lo que hice que yo lo habría hecho cualquiera. Para estar en una final necesitás esa pizca de suerte".

El capitán sin cinta de la Argentina rescató el espíritu de equipo. "Somos los 23 [jugadores], el cuerpo técnico... somos todos. Este equipo nació en Barranquilla [eliminatorias 2012]... hay muchos jugadores que no están pero están en nuestras cabezas. Esto es de ellos también", dijo Mascherano, figura durante los 120 minutos.

En cuanto al partido contra Holanda, el volante central dijo: "Jugamos un partido brillante, no teniendo miedo a nada sabiendo lo que nos jugábamos."

Y completó: "Estamos ante el partido de nuestras vidas. Disfrutemos porque esto pasa una vez en la vida."

¿Objetivo cumplido? Mascherano no quiso anticiparse a la final y destacó: "Ojalá podamos coronarlo el domingo; más allá del resultado, no tengo palabras de lo orgulloso que estoy con la humildad y el sacrificio. El objetivo era estar en la final."