El Gobierno de la ciudad alemana de Hamburgo advirtió a Uber, un servicio estadounidense cuya aplicación organiza viajes en automóviles apretando un solo botón, que deje de operar en el principal puerto germano, sumándose a la resistencia de reguladores locales y taxistas a los que la compañía enfrenta en grandes ciudades.

Uber Technologies, con sede en San Francisco y valorada en 18.200 millones de dólares solo cuatro años después de su lanzamiento en 2010, tocó un tema delicado al amenazar con abrir un mercado de licencias tradicionalmente muy controlado.

Los clientes de Uber piden y pagan un taxi con la aplicación en sus "smartphones".

En vez de tener a taxis circulando por las calles de la ciudad mientras buscan clientes, Uber permite a los usuarios pedir un coche que esté cerca y pueda tomarlos.

La Oficina de Transporte de Hamburgo envió a Uber un requerimiento el 21 de julio que decía que sus conductores necesitaban licencias especiales para transportar pasajeros, dijo una portavoz de la oficina a Reuters, confirmando la información publicada por la revista alemana mensual Manager.

La revista había dicho que los conductores que continuaran ofreciendo sus servicios a través de la plataforma podrían enfrentarse a multas de 1.000 euros.

Uber dijo que su servicio Uber Pop no era un plan comercial de transporte, sino una plataforma que conecta a dueños de coches privados con gente que necesita el viaje.

Uber encontró resistencia en ciudades de todo el mundo.

En Chicago, San Francisco y Washington D.C., Uber y compañías similares se han enfrentado a demandas de empresas de taxis que buscaban eliminarla como competencia.

En Europa, los conductores de taxis que protestaron en contra de Uber el mes pasado crearon problemas de tráfico en ciudades como Londres y París, mientras que la capital surcoreana Seúl dijo esta semana que quería prohibir la aplicación.