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El winemaker dialogó con Bodegas del Uruguay sobre la actualidad y los desafíos que se abren para la vitivinicultura del otro lado del charco
06/08/2014 - 22:14hs

Días atrás, Familia Deicas presentó, junto a su enólogo asesor, Paul Hobbs, los vinos que elaboraron durante la cosecha 2013. 

El flying winemaker está haciendo ruido en Uruguay, polo vitivinícola de gran historia pero que, especialmente en estos últimos años, viene despegando y ganando terreno en la prensa especializada y en los mercados internacionales. 

En este contexto, Hobbs dialogó con Bodegas del Uruguay, sobre el presente y los desafíos que enfrenta la vitivinicultura uruguaya. 

-Usted dijo que muchos hechos cambiaron la industria vitivinícola en Uruguay en los últimos veinte años. ¿Qué fue lo peor que hicimos, y qué fue lo mejor?

-No puedo decir qué fue lo peor que hicieron, eso no lo sé. Pero lo mejor que he visto, aún cuando mi visión es limitada, pues no conozco todo el Uruguay, es el fuerte énfasis que se puso en el desarrollo de los viñedos. Eso es bueno. Muy bueno. Aún cuando no estoy familiarizado con otras bodegas, lo que encontré es unas uvas de óptima calidad, y estoy seguro de que hay una relación directa entre este resultado y el trabajo en las viñas.

-Si comparamos a Uruguay con Nueva Zelanda, esta última alcanzó una enorme proyección internacional. ¿Por qué nosotros aún somos un pequeño país vitivinícola, exótico y desconocido?

-Depende de qué tipo de país quieran ser. Creo que hay varias situaciones para analizar. Uno de los motivos es que Nueva Zelanda creció más rápidamente llegando a producir un fuerte volumen de productos de alta calidad, despegó muy rápido. Eso está sucediendo más gradualmente aquí, eso responde a por qué Uruguay no es conocido. Sin embargo, eso está sucediendo, no de manera expansiva, pero lo que se va conociendo podría convertirse en un boom, es como una represa, que puede explotar. Creo que podríamos estar parados muy cerca de ese momento, y estamos conscientes. Creo que ahora se conoce cuál es el gran potencial, algo que sucedió en Argentina hace 25 años. Está comenzando a suceder con este país, puede ser muy pronto y deberemos estar listos para actuar cuando suceda, porque sucederá.

-¿Cómo se definiría a sí mismo en cuanto a los productos que elabora?

-Básicamente mi objetivo sería que el vino hablara por sí mismo, y que el viñedo se expresara también a través del vino. Yo no quiero lograr un impacto demasiado visible. Así que estaría feliz si después de degustar los vinos que elaboro, dijeras que no sabes qué estilo tienen. Es como si la viña me hubiese hablado a mí, y que yo pudiese traducir y comunicar su mensaje a través del vino.

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