iProfesionaliProfesional

Alumnos y docentes valoran la formación online pero extrañan el "cara a cara"

Un informe reveló cuáles son las percepciones sobre el e-learning entre los estudaintes, graduados y docentes argentinos, y los desafíos por resolver
23/08/2014 - 15:30hs
Alumnos y docentes valoran la formación online pero extrañan el "cara a cara"

La mayor parte del público universitario argentino considera que las opciones digitales de educación son una buena adhesión a su formación profesional. Y sin embargo, éstas aun cuentan con una baja adopción de parte del alumnado, así como una oferta reducida desde las entidades académicas, que apuestan sobre todo por los formatos presenciales y las formas de comunicación y evaluación tradicionales. 

Asimismo, algunos elementos digitales como los contenidos accesibles en la nube, las aulas virtuales y los emails, fueron rápidamente incorporados en las metodologías de enseñanza, mientras que otros (como las redes sociales y los celulares) son todavía fuertemente resistidos para su uso en el aula.

No obstante, la percepción general de la población sobre las herramientas educativas online es positiva. Un 65% asegura que optimizan el proceso de aprendizaje. Así lo determinó un estudio realizado por la consultora Oh!Panel, que encuestó a casi 400 personas, entre estudiantes, graduados y profesores de universidades argentinas.

El 45% además, destacó el mejor aprovechamiento de los tiempos y administración de horarios como la principal ventaja de la modalidad virtual por sobre la presencial. Esto último, subrayó Gonzalo Peña, director y co-fundador de la empresa de investigación de mercado, fue más marcado entre los alumnos que para los docentes y egresados.

Los profesores, continuó Peña "resaltaron como ventaja sobre todo la accesibilidad, unida con el concepto de distancia, el tener un dispositivo que permita un acceso más sencillo de todos los alumnos". Este factor fue mencionado por el 20% de los encuestados, mientras que en tercer puesto, con solo 13,5% de las respuestas, se ubicaron los menores costos que suelen implicar las propuestas de cursada por Internet.

Sin embargo, en paralelo subrayaron como la principal debilidad del formato online la ausencia del contacto personal, dato que se repitió en el 55,3% de los casos. Esto último se aplica no solo a la posibilidad de presenciar las clases con el profesor a pocos metros sino también a la conexión física con los propios compañeros.

Esto indica que el contacto "cara a cara" es algo que los estudiantes, y también muchos docentes, no se resignan a perder y lo consideran un valor. Todo esto pese a que en muchas universidades nacionales, la masividad propia de algunas clases puede generar la misma sensación de anonimato que obtienen las personas en la modalidad virtual.

"Hay que ver también qué modelo de educación presencial tiene la gente como referencia. Es cierto que muchas veces el online permite un seguimiento mucho más personalizado de la relación entre el docente y el alumno", reflexionó el director Oh!Panel. De hecho, no por nada el 66,1% de las opiniones relevadas consideraron que la modalidad virtual "facilita que el alumno sea el centro del proceso, acompañando su particular ritmo de aprendizaje".

La dependencia tecnológica y los requerimientos técnicos para el dictado y la cursada de los programas, fueron otros puntos "flojos" considerados por el público universitario. Y un 10% de los encuestados, sobre todo los alumnos (11,3%) y graduados (9,3%) mencionaron las dificultades para articular grupos de estudio y organizar los debates a través de Internet.

Angeles Aiassa, proyect manager de Oh!Panel, consideró "llamativo" este último punto, "cuando en aspectos más cotidianos se utilizan sobre todo dispositivos como los celulares para coordinar grupos con WhatsApp, o cadenas de email, etc."

"Muchas veces estas cosas tienen que ver, en realidad, con las problemas para romper el hábito o la costumbre" y no con imposibilidades reales de la herramienta, reflexionó Peña.

Poca maduración

Excepto por algunas pocas experiencias, la educación online está aún en una etapa germinal en la Argentina. La traducción de los contenidos académicos a este tipo de plataformas a distancia no suele ser un pasaje sencillo, sino que la adecuación, o más aún, la generación de material específico para ser enseñado a distancia, genera otro grupo completamente distinto de desafíos. 

La capacitación de los docentes para utilizar adecuadamente las plataformas, lograr el acostumbramiento de los alumnos que deben, de alguna forma, autogestionar sus tiempos de aprendizaje y cumplir con entregas y exámenes, vencer los prejuicios de quienes aún ven una disminución del valor de la educación si no se adquiere en un aula tradicional, son algunos de los temas que permanecen aún en agenda.

Algunos de los datos relevados por el estudio "Diagnóstico, demandas y perspectivas de la educación universitaria online en la Argentina" que Oh!Panel realizó para la consultora EY y la revista Mercado, demuestran cómo estos preconceptos están afectando el desarrollo de este sector en el país.

Por caso, el email, Internet y los contenidos subidos a la nube son las herramientas más utilizadas en el día a día para actividades de formación. El correo electrónico es empleado por 82,4% de los encuestados.

"Que el email aparezca primero 'cómodo' también da una pauta de que se desconocen las herramientas pertinentes, de que falta todavía una maduración del conocimiento, y hay mucho trabajo por hacer", apuntó Peña.

Por otra parte, un 55,6% usa la Red en clase y en casi la misma medida se accede a materiales a través del "cloud computing". Es decir, docentes y alumnos se sienten más cómodos incorporando a su actividad algunas de las herramientas más comunes y rudimentarias que ofrece la educación online, mientras que otras más específicas, como las aulas virtuales y las tutorías a distancia, sólo fueron utilizadas alguna vez por el 30,7% de los encuestados.

Asimismo, las redes sociales son fuertemente resistidas en las aulas, y sólo se permiten en el 26,3% de los casos. Algo similar sucede con una tecnología de uso diario, el celular, que docentes y alumnos sólo utilizan para comunicarse en el 27,3% de las ocasiones. Una amplia mayoría (84,4%) de los consultados aseguraron que el móvil es un elemento de distracción en las clases.

Queda en evidencia entonces que, pese a su ya basta trayectoria, la educación virtual aparece en la agenda de los argentinos todavía como una "novedad". Así las cosas, a la falta de maduración la acompaña un profundo desconocimiento de la temática.

Esto salió a la luz en algunos pasajes del estudio de OhPanel. Por caso, los encuestados consideraron que las entidades académicas que se encuentran actualmente a la vanguardia del e-learning en la Argentina son la Universidad de Buenos Aires, la Austral y la Tecnológica Nacional (UTN).

Estas organizaciones, de hecho, no tienen una oferta desarrollada sobre plataformas online. Mientras que otras "que fueron netamente online desde su génesis, como la Universidad de Quilmes -pionera en este campo en el país- o la Universidad Siglo XXI, en el ámbito privado, no surgieron entre las primeras 15 entidades mencionadas", agregó Aiassa.

Proyecto a Futuro

Pese a las resistencias y prejuicios, todos los eslabones del público universitario ven en la formación online el principal desafío que atravesará este campo en los próximos años.

Un 87% aseguró que "la educación del siglo XXI no puede pensarse sin Internet". Y un 66,2% consideró que el uso de los dispositivos y herramientas propias del e-learning crecerá en "en todas las áreas" de estudio en los próximos cinco años. "Esto significa que, al menos al nivel de las percepciones, no se avizora que haya un área que se perfile picando en punta sino que el crecimiento va a ser parejo en todas", detalló Peña. 

Con este objetivo en mente, los encuestados consideraron fundamental la inversión en capacitación docente. Un 72,3% lo ubicó al tope de las prioridades para el desarrollo de la educación online.

En un segundo bloque, el estudio de Oh!Panel ubicó como retos más relevantes el rediseño de los planes de estudio (46,2%), la inversión del Estado en educación (45,9%) y el desembolso en redes de comunicación e infraestructura (43,9%).