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Estos son los problemas que ya comienzan a tener los empresarios que comercian con otros paí­ses

En las últimas horas, varias empresas vieron anuladas líneas de crédito para financiar procesos productivos y, en otros casos, se les empezó a exigir cash
21/08/2014 - 14:10hs
Estos son los problemas que ya comienzan a tener los empresarios que comercian con otros paí­ses

Horas después de que la Presidenta anunciara que girará al Congreso un proyecto para cambiar la jurisdicción de pago a los tenedores de bonos reestructurados, el mercado no tardó en mostrar su desconfianza.

Ayer, el dólar en el circuito marginal alcanzó su máximo histórico. A esto se sumó que las acciones de empresas argentinas que cotizan en el exterior se desplomaron hasta 6%, tal como sucedió con los papeles de bancos.

Pero la confirmación de que, de un default técnico y temporario, se está entrando en una fase de cesación de pagos por tiempo indeterminado -que incluso podría ser materia de resolución para el próximo gobierno-, está generando consecuencias que lejos están de quedar encapsuladas en el campo bursátil o cambiario.

Por el contrario, desde la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA), advirtieron a iProfesional que el anuncio del envío al Congreso del nuevo proyecto de ley que reemplaza como agente de pago al Bank of New York por el Nación, agravará la situación de por sí compleja que están atravesando todas las empresas dedicadas al comercio internacional, es decir, tanto importadoras como exportadoras, debido a un fuerte endurecimiento de las condiciones de crédito.

"Estamos muy preocupados. La situación se venía complicando muchísimo para las compañías que realizan negocios con el exterior y esta ratificación de que no hay intensiones de acatar el fallo de la Justicia estadounidense, sin dudas se traducirá en crecientes dificultades de financiamiento", disparó Miguel Ponce, gerente de CIRA.

En diálogo con este medio, el directivo destacó que, conforme se fue enrareciendo el panorama y a medida que el conflicto con los holdouts se extendió en el tiempo, tanto las empresas que importan como las que exportan fueron sufriéndolo en el día a día.

"Primero, el mercado apostaba a que la crisis se iba a resolver y no se iba a caer en default. Luego, confió en que la cesación de pagos iba a durar poco. Después, la expectativa era que todo se solucionaría en enero. Pero tras los dichos de la Presidenta, ahora ni siquiera se puede esperar eso. Esta incertidumbre es la que están pagando las firmas argentinas con un alarmante deterioro de las condiciones para tomar crédito", resumió Ponce.

El empeoramiento para las empresas dedicadas al comercio internacional se está dando de la siguiente manera: 

•Importadores: desde CIRA detallaron que, en este sector, el escenario se complejizó de manera acelerada en las últimas semanas. Según explicaron, hasta antes de que se decretara el "default técnico", las firmas que operan en el país y se abastecen de materiax primax, bienes de capital o productos para consumo final, "en general podían gozar de plazos de financiamiento de sus proveedores de hasta 120 días para la cancelación de sus compras".

Sin embargo, luego del 31 de junio, "dichos plazos se achicaron dramáticamente y quedaron acotados a no más de 30 días".

El empeoramiento de las condiciones no se detuvo allí: según explicaron desde la entidad, "este miércoles tomamos conocimiento de casos de empresas asociadas a la cámara a las que les están exigiendo o que paguen el embarque al contado mediante un giro o, incluso, en casos extremos, por adelantado".

Según Ponce, "esto es muy grave porque afecta la previsibilidad del negocio de las más de 6.000 firmas dedicadas a la importación que operan en la Argentina", dado que agudiza los problemas de competitividad y rentabilidad, en un contexto inflacionario.

•Exportadores: desde la CIRA explicaron que las empresas argentinas, especialmente aquellas con buen historial crediticio e impecable "legajo" conseguían, hasta el 31 de junio, "financiamiento a través de bancos internacionales para apalancar procesos productivos con destino a mercados externos, a tasas de entre el 7 y el 9% anuales, en dólares".

Sin embargo, a partir del día en que la Argentina entró en "default técnico", desde la cámara aseguraron que "las tasas se dispararon y llegaron a ubicarse entre el 30 al 35%, es decir que el costo del crédito se les multiplicó por cuatro".

Pero el panorama se agravó aun más en las últimas horas: "Este miércoles -aseguró Ponce-, algunos exportadores que se venían financiando a través de la banca internacional recibieron instrucciones de que buscaran líneas de crédito en otras entidades porque no podían seguir manteniéndoles las condiciones".

"Sin dudas, el impacto de la decisión que tomó el Gobierno en este litigio con los holdouts está empezando a notarse en el día a día de las empresas", aseguró el directivo.

Este problema que tienen las firmas locales para financiarse en el exterior, ya sea vía bancos o proveedores, se viene agravando desde el momento en que calificadoras como Fitch, Standard & Poor´s, la canadiense DBRS o hasta la china Dagong Global Credit Rating, decidieron rebajarle la nota a la Argentina.

Y si bien el ministro Axel Kicillof intentó restarle importancia a la influencia que tienen estas agencias, al asegurar que perdieron credibilidad tras la crisis subprime, lo cierto es que una mala nota para el país termina "contaminando" el vínculo comercial de una empresa con el mundo y elevando sus costos de financiamiento.  

Al respecto, Salvador Pérsico, subgerente general de Coface Argentina -una de las empresas líderes en seguro de crédito y que gestiona soluciones frente a los problemas de impago en operaciones de comercio exterior-, advirtió que el default "afecta la percepción que se tiene sobre el riesgo argentino y esto deriva en políticas crediticias más cautelosas o restrictivas".

El segundo problema: el tipo de cambioEstá claro que un "default crónico" no pasará inadvertido para la economía doméstica. En este sentido, las proyecciones de las consultoras muestran lo "caro" que le puede salir al país una prolongación de este conflicto. 

El PBI, por ejemplo, podría cerrar 2014 con una caída del 3,5%, casi tres puntos por encima del que se preveía con una negociación con los holdouts llegando a buen puerto.

Con la inflación, las previsiones tampoco son positivas: se estima que la extensión del conflicto redundará en siete puntos más de alza del índice general de precios, que podría superar el techo del 40%. Esto, por la falta de crédito y la necesidad de una mayor emisión para tapar el agujero del gasto público. 

Es en este contexto en el que Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de Fundación ExportAr, prevé un período muy difícil para las compañías dedicadas al comercio internacional: "La caída del financiamiento es la primera consecuencia de una extensión del default. Pero el segundo problema va a ser incluso más grave: el cambiario".

En este sentido, la pérdida del colchón de competitividad -luego de la devaluación de enero- se está constituyendo en un lastre para los exportadores.

Según estimaciones de Econviews, hacia fines de julio se había "evaporado" casi el 75% de la ganancia de principios de año, tras la devaluación. De modo que, hacia fines de agosto, la competitividad ya habrá retrocedido cerca de un 80%, un claro desincentivo para el "Made in Argentina".

Así las cosas, el economista Tomás Bulat anticipó que en noviembre el país se va a encontrar "otra vez en la misma situación económico financiera de enero pasado", cuando el Gobierno se vio obligado a avanzar con una fuerte devaluación del 18%.

En el mercado crece la convicción de que, de un momento a otro, el Gobierno se verá obligado a avanzar con una nueva corrección del dólar. 

"La Argentina necesita financiamiento. Si no lo obtiene tendrá que bajar el gasto público, lo que implicará una fuerte caída de la actividad económica. De lo contrario, lo tendrá que financiar vía emisión monetaria, lo que implicará una mayor inflación y suba del tipo de cambio", sostuvo el consultor Salvador Di Stefano.

Así las cosas, el precio del billete oficial, que se estimaba en no mucho más allá de los $9 para un hipotético diciembre "sin buitres", ahora se lo ubica mucho más cerca de los $11, de la mano de un Banco Central emitiendo "a full" y tratando de no perderle pisada al blue, que podría seguir trepando hasta los $15.

El problema, según Elizondo, es que "las empresas no necesitan sólo un tipo de cambio competitivo, también requieren de uno previsible. Esto es, saber cuál es el costo de producción, a cuánto vender un producto y si van a poder respetar un compromiso a lo largo del tiempo. Y la inestabilidad cambiaria atenta contra esto".

Así las cosas, el experto anticipó que "se van a ver comportamientos más especulativos entre los exportadores, que van a esperar antes de vender, augurando una mejor cotización del dólar, en tanto que los importadores van a tener dificultades para celebrar contratos con proveedores del exterior, más con los antecedentes de un Gobierno que no tiene problemas para restringir divisas".

Para Carolina Schuff, economista de Abeceb, si bien una aceleración del tipo de cambio oficial "en el corto plazo beneficiará a las exportaciones, lo cierto es que la aceleración de los costos rápidamente volverá a licuar dicho beneficio".

A esto sumó que "si se llegara a mantener la brecha con el blue en niveles elevados, esto desincentivará las ventas al mundo, dado que los ingresos de las empresas son al tipo de cambio oficial pero los costos internos muestran una evolución más parecida a la del paralelo".

Para los expertos, toda esta incertidumbre que trae el canje de deuda, no hará otra cosa que meterle más presión al mercado cambiario. 

De la mano de todos estos ingredientes, desde la Cámara de Exportadores prevén un superávit comercial de apenas u$s6.300 millones para este año, lo que implicaría un desplome del 21% respecto de 2013, constituyéndose en el peor resultado en más de una década.

"Esto es muy delicado porque el saldo entre ventas y compras al mundo es la última fuente de divisas que le queda al Gobierno", advirtió Ponce, dejando en claro que los meses que vienen amenazan con convertirse en un campo minado para todas las empresas locales que dependen del comercio internacional.

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