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El "canuto" de la clase media: se impone el stockeo y las compras de productos en las cadenas mayoristas

Las actitudes defensivas de los particulares están a la orden del día. Comprar mercadería a mitad de precio respecto a un hipermercado y en cantidad
22/09/2014 - 10:13hs
El "canuto" de la clase media: se impone el stockeo y las compras de productos en las cadenas mayoristas

"Dada la compleja situación económica del país, nuestra actividad está empezando a tener una mayor afluencia de la clase media, similar a la de 2002. Los constantes aumentos de precios están atrayendo cada vez a más compradores de este segmento a nuestros establecimientos. Ya no vendemos sólo a comerciantes minoristas sino que hemos sumado a clientes particulares de todo tipo".

Estas afirmaciones pertenecen a Alberto Guida, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM). Y no hacen otra cosa que poner de manifiesto la expansión de cadenas mayoristas tales como Vital, Makro o Maxiconsumo, entre otras.

Antes eran vistos como centros de compra orientados exclusivamente a abastecer a dueños de pequeños almacenes. Por cierto, le hubiese resultado "incómodo" a un clase media confesarle a sus conocidos que concurría a estos lugares. Ahora esa percepción cambió.

Hasta los propios directivos se sorprenden por la cantidad de personas de poder adquisitivo medio que asisten, ya sea para cubrir los consumos del mes o para stockearse.

"Los supermercados tienen precios muchos más altos y se ofrecen por unidad. En nuestro caso, hay productos que se venden de a uno y otros que vienen en pack de varias unidades", remarcó  Guida a iProfesional.

La inclinación por hacer compras en estos centros mayoristas, en detrimento de cadenas de hipermercados más conocidas -como Jumbo, Coto o Carrefour- se sustenta en la gran diferencia que existe a la hora de pagar el ticket.

La decisión de ampliar el rango de horarios de atención al público, la inclusión de un mayor número de cajas y la posibilidad de que los clientes abonen con tarjeta (antes únicamente era en efectivo) han contribuido a potenciar la afluencia de particulares, principalmente de clase media, hacia estos establecimientos.Una diferencia sustancial respecto de otros momentos radica en que ahora en la mayoría de estos comercios se permite la compra por unidad.

Hasta hace muy pocos meses, la oferta de productos individuales era acotada, pero actualmente las promociones de Vital, Makro, Yaguar, Diarco, entre otros, contemplan esta posibilidad.

Como si esto fuese poco, también vienen aplicando ofertas especiales y rebajas en determinados días de la semana, por lo que hasta en ese punto ya se permiten desafiar a rivales como Coto, Disco o Jumbo.

Un ejemplo de un aviso correspondiente a Vital:

"En los días en los que hay promociones, es notorio cómo aparece público de todo tipo. Desde particulares hasta comerciantes minoristas que luego revenden la mercadería, lo que deja bien en claro las diferencias de precios. Por ejemplo, hay mucha afluencia de supermercadistas chinos", sostuvo Guida a iProfesional.Diferencias que hablan por sí solas

Un relevamiento efectuado por este medio da cuenta de diferencias notables entre estos centros y los híper de renombre. En muchos casos, llegan a valer hasta la mitad de precio. 

La muestra seleccionada incluyó lácteos, harinas, galletitas, snacks, bebidas, mayonesa, yerba, puré de tomate y productos de limpieza (ver cuadro):

Por ejemplo, mientras que el paquete de harina de un kilo marca Favorita en los supermercados cuesta alrededor de $12, en los mayoristas se ofrece a unos centavos por encima de los $5.

Casos como este los hay y de todo tipo, tanto en comestibles como en artículos de limpieza. En esta última categoría, el detergente Magistral se ofrece a unos $17 en las cadenas tradicionales. En estos canales se consigue a $9,6.

Otra muestra por demás elocuente se ubica en los quesos. La horma del tipo cremoso (3,6 kilos) se comercializa en el mayorista a unos $52. En supermercados como Coto el kilo -misma etiqueta- cuesta unos $90.

El paquete de galletitas, como Oreo o Cerealitas, en los comercios tradicionales valen $10 y $11 respectivamente. En el canal mayorista, $5,4 y $6,6.

Una fuente de la industria dio cuenta a iProfesional de mayores detalles acerca de cómo es actualmente la conducta de los particulares.

"Aumentó la afluencia durante los primeros días del mes, mientras que se retrotrajo el consumo a partir de la segunda quincena. Las familias optan por abastecerse apenas cobran el sueldo y de ahí el creciente interés por concurrir a canales mayoristas en los que pueden comprar más barato y hacerse de un stock", aseguró.

Marcos Leonetti, economista y director de Economía Online, reconoció que para una gran cantidad de artículos de primera necesidad "los hipermercados tradicionales cobran hasta un 120% más que las cadenas mayoristas".

"El mecanismo de venta fue cambiando y estos últimos establecimientos comenzaron a ofrecer mercadería en packs de diez, seis y cuatro unidades hasta llegar a este presente, en el que se hizo muy común comprar el producto suelto", reafirmó.

"En artículos como quesos, es más conveniente adquirir la horma y fraccionarla que hacerlo en los supermercados tradicionales", apuntó.La clase media "encanuta"

Un reciente relevamiento de la consultora CCR destacó que sólo durante el mes de julio uno de cada cuatro consumidores argentinos visitó al menos una vez, en el lapso de 30 días, una tienda mayorista. Hace dos años, ese porcentaje no superaba el 15 por ciento.

En CCR destacan que el incremento guarda un vínculo directo con la necesidad de preservar el dinero apelando al stockeo.

En otras palabras, así como las automotrices "encanutan" autos, así como los productores rurales hacen lo propio con la soja y así como los ahorristas se cubren comprando dólares, la clase media potencia sus actitudes defensivas "encanutando" alimentos, además de billetes verdes.

Y todos estos comportamientos tienen una explicación tan simple como peligrosa: la erosión del peso y la búsqueda insistente de los particulares de no quedarse con moneda local.

Esto, a su vez, genera una preocupación aun mayor en términos económicos, de la que vienen dando cuenta los analistas: el incremento en la rotación del dinero, capaz de fogonear por sí solo el alza de precios (más allá de la mayor o menor emisión por parte del Banco Central).

Viejo temor, malos recuerdos

Cualquier argentino de más de 40 años tiene en su memoria el recuerdo imborrable del de finales de los '80, cuando los billetes perdían su valor a una velocidad tan acelerada que la gente hacía lo que fuera por sacárselos de encima.

La conducta típica de los asalariados era comprar la mayor cantidad de productos de almacén posible ni bien cobraban el sueldo, porque sabían que guardar el dinero equivalía a adquirir muchas menos cosas en las semanas siguientes.

Como contrapartida, algunos empresarios o comerciantes preferían no vender, precisamente especulando con que esa mercadería iba a estar más cara al día siguiente y para no llenarse de billetes que se devaluaban.

Quienes tenían capacidad de ahorro, corrían a cambiar moneda nacional por dólares, al precio que fuera.

Lo que inquieta sobremanera a los economistas es que cuando se llega a esa situación -en la que la gente quiere desprenderse rápidamente de los pesos- la inflación se produce aun sin que el Banco Central abuse de "la maquinita" de hacer billetes.

Los precios suben igual, no por el volumen de pesos dando vueltas sino porque éstos pasan más rápido de mano en mano, lo que genera efectos también adversos, porque actúa como un factor multiplicador de la masa monetaria existente.

"Hoy tenemos una cantidad de dinero tal que si la gente decidiera desprenderse generaría una duplicación de la inflación, aun cuando no aumente la emisión", viene advirtiendo desde hace tiempo Javier González Fraga.

Su preocupación es compartida por muchos del gremio de los economistas. Uno de ellos es Federico Muñoz, que ha señalado en oportunidades previas que "se está en presencia de un aumento de la velocidad de circulación".

"Esta aceleración se verifica en un momento en el que prácticamente no quedan anclas que amortigüen las presiones alcistas sobre los precios", agrega, en alusión a que ni el dólar, ni las tarifas, ni una contención salarial parecen ser una solución viable para morigerar la escalada inflacionaria.