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La inflación se tiñe de blue: los argentinos pagan más al consumir y empresarios arman su "colchoncito"

A los empresarios no les cierra vender al tipo de cambio oficial y reponer insumos al "conta con liqui", cercano al paralelo. Ante esto, toman sus recaudos
19/10/2014 - 10:13hs
La inflación se tiñe de blue: los argentinos pagan más al consumir y empresarios arman su "colchoncito"

El ministro de Economía, días atrás, volvió a referirse al mercado paralelo como una plaza pequeña, cuyos efectos no repercuten en la economía.

"Nadie sabe cuánto mueve, pero todos los analistas dicen que es insignificante", disparó Axel Kicillof, quien luego recomendó a la gente "que se quede tranquila" ante los movimientos de la divisa informal, ya que "no hay razones ni económicas ni financieras" para que la suba como lo viene haciendo. 

Sin embargo, a medida que se fue ampliando más y más la brecha, hasta llegar a niveles del 80% a 90% y conforme se intensifican las expectativas de devaluación, más empresas van dejando de lado al dólar oficial a la hora de planificar su negocio. 

"El mercado marginal es chico, pero el precio es muy grande, porque pasó a fijar la pauta para corregir toda la estructura de precios", advirtió Dante Sica, director de la consultora Abeceb, para quien "en una economía con fuerte desequilibrio fiscal, sin acuerdo con los holdout, con bajas posibilidades de ingreso de capitales y con un Gobierno que sigue inyectando pesos, es imposible pensar que el dólar pueda bajar". 

Desde la Cámara de Importadores (CIRA), son elocuentes al respecto: aseguran que cerca de un 70% de toda la mercadería que llega desde el exterior tiene como finalidad abastecer a fábricas locales que, a su vez, proveen al mercado doméstico o al negocio de exportación.

De modo que el actual gap y las crecientes expectativas devaluatorias están alterando toda la política de precios, tanto de los proveedores que venden insumos a las empresas nacionales como de los fabricantes de bienes de consumo final. 

"Durante buen tiempo, la industria argentina se había acostumbrado a trabajar con una brecha del 30%. Después, ésta paso a ser del 60% y ahora estamos entre el 80% y el 90%", advirtió Miguel Ponce, gerente de CIRA.

El problema, según la óptica de economistas como Luis Secco, es que la distancia entre ambas cotizaciones todavía puede ampliarse más, en tanto no haya correcciones. De hecho, para este experto no es descabellado pensar en un blue en los $18 hacia fin de año. 

Frente a esto, el gerente de CIRA advirtió que "la brecha y la incertidumbre se traducen en más inflación, porque al no poder elaborarse ninguna política de costos, al no saberse a qué precio se va a tener que reponer un insumo o un producto final, la estrategia es cubrirse y correr los precios hacia arriba". 

"Nadie quiere encontrarse en la situación de perder plata o en la de no poder reponer mercadería", disparó Ponce. 

Desde una bodega que elabora 10 millones de litros al año, su CEO confió a iProfesional, bajo estricto off the record que "en el sector cada vez hay más proveedores que están acortando la cadena de pagos. El año pasado, los plazos llegaban a 120 días y ahora no supera los 30. Incluso, muchos ya nos exigen cancelación al contado y con facturas que muestran aumentos todos los meses".

En este contexto, el consultor Salvador Di Stefano, afirmó que hoy la mejor estrategia de cobertura para muchas compañías es, justamente, comprar insumos y materias primas, hacer hacer stock y "no quedarse con pesos en la mano".

"Si es financiada a través de un crédito, mejor. Es la forma más efectiva de cubrirse contra la inflación y la devaluación", sostuvo.

Claro que las expectativas también están pegando de lleno entre los consumidores.

En este sentido, el presidente de una de las principales cámaras de electrónica ratificó a iProfesional que, en todo lo que es informática y artículos del hogar, se dio una corrección de precios que se ubicó por encima de la pauta inflacionaria.

"El salto del tipo de cambio de enero no convenció a nadie en la industria. Se sabía que en pocos meses se iba a consumir toda la mejora de competitividad y esto fue lo que terminó ocurriendo. Ahora, en el rubro se espera una nueva corrección. Por eso la expectativa de devaluación ya viene cargándose en los precios por lo menos desde hace dos meses", se sinceró el directivo de esta actividad que depende entre un 90% y un 100% de componentes importados.

La trampa del "conta con liqui" 

Un punto central en esta crisis cambiaria es que el alza de precios no es únicamente consecuencia del cálculo a "ojímetro" que aplican los empresarios en base a las proyecciones privadas, que trabajan con una pauta de un dólar oficial incluso por encima de los $10 para fin de año.

Por el contrario, el fogoneo de la inflación también responde a una devaluación de hecho que se vio forzado a convalidar parte del sector industrial ante las férreas limitaciones del Banco Central a la hora de habilitar dólares para el pago de importaciones.

Según confirmaron desde la Cámara de Importadores, hasta antes de que el país entrara en default técnico, la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega habilitaba, de manera automática, cualquier operación que no superara los u$s300.000.

Sin embargo, en las últimas semanas, todo pedido de divisas que exceda los u$s150.000 pasó a tener que contar con autorización previa del BCRA.

"Es un límite bajísimo, que lleva a que no sólo las grandes empresas estén alcanzadas, sino también las medianas, que ahora tienen que tener el permiso del Central para poder conseguir dólares para poder girarlos, por más que ya cuenten con sus debidas Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación", se quejó Ponce.

El directivo recordó que "estas limitaciones son las que llevaron a que la industria automotriz y las terminales electrónicas ubicadas en Tierra del Fuego, hayan acumulado una deuda con sus casas matrices y proveedores del exterior por más de u$s4.000 millones".

Para Ponce, "el insumo más caro para cualquier empresa es el que no se tiene, porque esto implica el riesgo de tener que frenar la producción o perder un contrato de venta".

Por eso, muchas empresas, ante la deseperación por no contar con divisas en los tiempos requeridos, están recurriendo al ´conta con liqui´".

Se trata de una operación que consiste en comprar bonos en la plaza local y venderlos en Nueva York para transformar los pesos en dólares y así pagar a proveedores del exterior.

Claro que operar por esta vía tiene un alto sobrecosto para cualquier empresa: al cierre del viernes pasado, el "conta con liqui" culminó en $14,75, muy por encima del precio que fija el Central, de $8,43.

"El precio de referencia del dólar para operar en Comercio Exterior para algunas compañías pasó a ser de $14,7. Ahora bien, ¿quién "banca" ese gap de más del 70% para poder importar insumos? Cuando las empresas recurren a este mercado se está fogoneando la inflación", advirtió Ponce.

Para Mariano Sardans, CEO de la gerenciadora de fondos FDI, "las operaciones vía ´conta con liqui´ son legales, pero no es menor el sobrecosto que se tiene frente al oficial. Muchas compañías prefieren esta modalidad a no contar con insumos que pueden parar la producción. El problema es que, en productos terminados, operar con este mecanismo implica un traslado directo a precios".

Cabe destacar que las automotrices figuran entre las que más debieron recurrir al dólar de "conta con liqui" dado que la administración K, luego de varias semanas sin habilitarles divisas, les asignó un cupo de apenas u$s110 millones mensuales para la importación de autopartes, una cifra exigua considerando que el año pasado realizaron operaciones por un monto cercano a los u$s700 millones promedio por mes. 

A esto se suman los u$s2.500 millones de deuda por compras ya hechas, que las terminales mantienen con casas matrices y proveedores y para la cual el Central no les ofreció soluciones.

Ante este fuerte desfasaje entre el precio del dólar para importar y lo que el Gobierno les liquida en concepto de exportaciones, las automotrices se vieron obligadas a remarcar los valores de los 0Km.

De hecho, por los sucesivos cambios, desde la Asociación de Concesionarios hace más de 20 días que no actualizan la lista oficial de precios, algo que no había sucedido durante la época en que irrumpió el impuestazo o la devaluación de enero.

Efectos colateralesRespecto de los riesgos sobre la falta de dólares para cubrir importaciones, desde la CIRA advirtieron que esto está llevando a un círculo vicioso que está repercutiendo, paradójicamente, en una menor generación de divisas para el país.

"Para las firmas exportadoras comprar insumos a un dólar de entre $14,00 y $15,00 y que les liquiden sus ventas al exterior al oficial significa una enorme pérdida de competitividad. No sólo para las empresas, también para la Argentina. Va a ser un milagro si después de esto no se pierden mercados", completó el directivo. 

Para el economista Jorge Vasconcelos, a los valores actuales, basta que una empresa "tenga que pagar el 10% de los insumos al tipo de cambio paralelo" para que ésta pierda 4 puntos de competitividad cambiaria. Por ende, el impacto sobre la rentabilidad es muy significativo".

Así las cosas, consideró que "las restricciones para aprovisionarse de insumos pueden llegar a ser tan importantes como para desalojar a empresas locales de mercados externos duramente conquistados". 

Otro "efecto colateral", producto de que más industrias se deban apalancar a través del mercado de valores, para el Di Stefano, es la "retroalimentación" del paralelo.  

"Al haber muchas importaciones paradas y compromisos impagos, más empresarios salen a comprar bonos y empujan a la suba el precio del dólar en la Bolsa, lo que a su vez termina haciendo subir al blue", algo que en, definitiva, amplía más la brecha con el oficial y, en consecuencia, genera una mayor expectativa de devaluación.

El riesgo de fogonear la demanda

Bajo la óptica del economista Roberto Cachanosky, "el déficit fiscal se está financiando con expansión monetaria (vía emisión), con lo cual, sobra moneda local y cada vez faltan más dólares. Encima, los pesos que emite el Central no los quiere nadie porque su poder de compra se derrite rápidamente".

Esta caída del poder adquisitivo, sumado al problema del empeoramiento de las expectativas económicas, está llevando a una fuerte contracción de las ventas, del orden del 8% en lo que va del año, según la CAME. 

Es en este contexto en que el Gobierno lanzó el plan "Ahora 12", el cual, según la propia Presidenta, "es un instrumento más para impulsar el consumo".

Los rubros incluidos en el programa son línea blanca, motos, bicicletas, muebles, indumentaria, calzado, marroquinería y materiales para la construcción, entre otros.

La paradoja, según Ponce, es que "el Ejecutivo está incentivando la demanda en todos estos sectores donde hay muchos problemas de faltantes de insumos importados". 

Sobre este punto, Sica advirtió que "la producción está restringida por la falta de divisas. Y el Gobierno acciona como si estuviera en una economía cerrada: inyecta pesos pero el empresario lo que necesita son billetes verdes para comprar insumos".

El problema, para el economista, es que "con las restricciones para acceder a dólares, el plan Ahora 12 puede incluso generar una mayor presión al alza sobre los precios".

Frente a este complejo cuadro que enfrenta el Gobierno y que padecen las empresas, desde Econviews advirtieron que "la Argentina ha caído en una trampa cambiaria", al tiempo que remarcaron que "lamentablemente, todas las alternativas son costosas". 

En el caso de avanzar con una brusca devaluación para intentar achicar el gap entre el oficial y el blue, desde la consultora que dirige Miguel Kiguel anticiparon que "esto solamente ayudaría a frenar el drenaje de reservas, tal como sucedió tras el salto de enero. Pero, en definitiva, traería más recesión y más inflación". 

La clave, para la consultora, "pasará por lograr en los próximos meses una solución definitiva con los holdouts que destrabe el financiamiento externo. De no ser así, el 2015 será un año muy difícil". 

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