"Lo único que buscamos es que los trabajadores tengan un respiro", le dijo el titular de la UOCRA a Gerardo Martínez a la presidenta Cristina Kirchner el pasado martes y ella le pidió que se lo dejara pensar.

El gremialista y la mandataria tuvieron esta breve conversación a solas.

Sin embargo, en el discurso ante la Cámara de la Construcción la presidenta se mostró indiferente a la posibilidad de modificar la cuenta.

Pero la dirigencia gremial, incluidas las centrales alternativas, interpretan que la intransigencia oficial remite en verdad a un capricho personal de Cristina, que contrasta con la actitud mucho más comprensiva que dicen percibir en el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, cuando en privado éstos escuchan los rezongos de la corporación sindical.

"Los números de la situación fiscal determinan que el Gobierno bien podría hacer el esfuerzo de desgravar los medio aguinaldos sin resentir sus obligaciones", dijeron a Infobae voceros oficialistas, que ahora se preguntan qué utilidad podría tener una reunión con la Presidenta cuando todo parece dicho.

Los gremios opositores quedaron en otra posición. Protagonizaron una medida de fuerza de corta duración a la que calificaron de casi perfecta, de altísimo acatamiento.

Además de un bono navideño de 4 mil pesos, también reclamaron al Gobierno que librara a los aguinaldos de Ganancias, para que el impuesto no se las fagocite.

No sólo juzgaron exitosa la medida por sus repercusiones: todavía no se creen haber podido compatibilizar una medida que demandó superar las mutuas desconfianzas entre varias de las organizaciones convocantes.