El fiscal Gerardo Pollicita concluyó su imputación contra la presidenta Cristina Kirchner y otras personas por supuesto encubrimiento de los iraníes acusados del atentado a la AMIA con un listado de casi 50 medidas de prueba.

Según trascendió, hay varios allanamientos solicitados, declaraciones testimoniales, entrecruzamiento de llamados y un análisis de las celdas de los teléfonos de los imputados para determinar dónde estaban al momento de hablar.

El fiscal es consciente de que la decisión de imputar a la Presidenta traerá consecuencias.

"Sabe que lo van a atacar, ya habló con sus hijos (como lo hizo Nisman) para avisarles lo que se viene", contó ayer un fiscal.

Aunque tomó algunas medidas, no pedirá un refuerzo de su custodia.

Desde el kirchnerismo ya comenzaron a revisar con lupa el desempeño de Pollicita en los últimos años. Los medios oficialistas lo acusaron de tener vínculos con el macrismo y con Raúl Martins, un ex agente de la SIDE acusado por su propia hija de liderar una red de trata.

Luego de impulsar la investigación, Pollicita recibió decenas de llamados de fiscales y jueces. Le preocupa su foto replicada en los medios, pero confía en mantener el bajo perfil. "En una semana se van a olvidar todos de mi cara", dice en su entorno.

Una investigación compleja 

Pollicita entregó el viernes su requerimiento de instrucción ante el juzgado de Daniel Rafecas, que regresará de sus vacaciones antes del miércoles.

Las horas previas fueron agobiantes: dialogó con empleados de la Unidad especial de la AMIA, que ahora podrían pasar a trabajar junto a él si lo autoriza la Procuración, y repasó varias veces unas 80 horas de escuchas telefónicas, de las casi 5.000 que habría en el expediente.

Pollicita también se reunió con su colegas de Comodoro Py para intercambiar opiniones. La mayoría le ofrecieron su firma, como un gesto de respaldo. Prefirió asumir la responsabilidad solo. 

El requerimiento de Pollicita contiene casi 50 medidas de prueba para confirmar datos que se remontan hasta 2011. Los entrecruzamientos telefónicos buscan probar el vínculo entre los imputados. Hasta ahora solo hay escuchas de varios de ellos con Jorge Khalil, referente de la comunidad islámica, según Clarín.

El fiscal quiere saber, por ejemplo, si Luis D'Elía también hablaba con Fernando Esteche o si Larroque pudo haberse comunicado con algunos de los supuestos agentes de inteligencia.

Otro dato importante es el análisis de las celdas de los celulares para saber dónde se encontraban al momento de las comunicaciones. 

Las pruebas más sensibles son los allanamientos. Pollicita reclamó que se instale el secreto de sumario cuanto antes. Solo trascendió que los lugares serán distintos a los que había elegido Nisman porque ya trascendieron públicamente. Uno era el domicilio personal del canciller Héctor Timerman, según Clarín. 

Entre los testigos que citaría el fiscal se destaca el ex canciller Rafael Bielsa, quien ya leyó la denuncia varias veces, según pudo saber Clarín. El ex funcionario coincide en que hubo un cambio brusco en la postura oficial sobre Irán luego de la muerte de Néstor Kirchner, e incluso durante la gestión del ex canciller Jorge Taiana.